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Un buque hundido en Playa Paraná: El Pesquero Folias.

Si bien la ciudad de Puerto Madryn es famosa por los avistamientos de ballena franca austral, durante la época estival en la patagonia argentina hace un calor que invita a meterse en el mar. Para ello uno puede acercarse hasta la costanera de la ciudad y acceder fácilmente a la arena, pero también está la opción de agarrar el auto y alejarse unos pocos kilómetros hasta alguna de las playas cercanas.

A mi entender, la más interesante de ellas será siempre Playa Paraná. Ubicada al sur de la ciudad se puede acceder a ella desde una ruta de ripio que parte desde la zona de las cuevas históricas (sobre la que te conté en este post). Se trata de una amplia extensión de arena que tiene un encanto especial: desde la orilla uno puede divisar claramente los restos de un buque hundido que, como siempre pasa en estos casos, esconde una historia detrás. Imposible no estacionar el auto y tomarse unos largos minutos para gatillar la cámara, al tiempo que nos preguntamos cómo habrá terminado ese barco a escasos 300 metros de la costa.

Se trata del buque pesquero Folias, de bandera argentina y según algunas fuentes propiedad del grupo Perez Compaq, mientras que otras lo atribuyen a la empresa pesquera Santa Margarita. Lo que sí está confirmado es que, habiendo sido construído en España, llegó hasta estas latitudes para ejercer su oficio en los mares patagónicos, donde un incendio lo sorprendió en diciembre de 1980.

El pesquero Lapataia fue el encargado de remolcarlo hasta Puerto Madryn, donde las autoridades portuarias le impidieron atracar en el muelle de la ciudad por razones de seguridad. El buque quedó entonces en las inmediaciones de la Playa Paraná, donde el mar y el viento se encargaron de hacerlo encallar.

Hoy en día el buque constituye un atractivo adicional para esta playa chubutense, tanto que según leí en algunas publicaciones en algún momento la inconsciencia de la gente lo convirtió en punto de aventuras, acercándose a nado o en gomones para trepar las chapas oxidadas y tomar sol sobre ellas, incluiso con niños que aprovechaban para explorar los restos poniendo sus vidas en riesgo.

Afortunadamente cuando fuimos nosotros los únicos dedicados a explorar el naufragio eran los pájaros del lugar. Aunque no fue el caso, también podríamos habernos cruzado algún bote en los alrededores, ya que el Folias es utilizado como centro de entrenamiento de buceo, excursión que uno puede contratar con alguna de las empresas especializadas de Puerto Madryn.

Nuestra parada en Playa Paraná fue breve, pero sin lugar a dudas es un buen lugar para visitar durante un día soleado en el verano patagónico. Si estás de vacaciones por el sur, un buen punto para tener en cuenta.

Galería de Imágenes de la Península Valdés.

Hace algunos días atrás les mostraba la excursión que realizamos a Península Valdés, donde tuvimos la oportunidad de avistar buena cantidad y variedad de fauna patagónica, incluyendo las temibles orcas que hicieron una aparición sorpresiva, tal como les conté en este post que pueden ver haciendo click aquí.

Fueron muchas las fotos que tomamos en ese paseo; tantas que no entraron en un sólo post, y por eso les presento esta recorrida en imágenes por la Península, que por supuesto comienza en el Centro de Visitantes, y como no podía ser de otra forma, con la maqueta del terreno a recorrer.

Claro que por más bien hecho que esté, un pedazo de plástico no tiene punto de comparación con ver la realidad con tus propios ojos. Por eso no nos demoramos mucho ahí adentro y enseguida subimos al mirador para observar lo que el camino nos deparaba.

Habría que sortear la rotonda para seguir camino rumbo a alguna de las dos opciones: por un lado, la Isla de los Pájaros.

O sino seguir camino hacia lo más profundo de la península, donde nos cruzaríamos con algún que otro choique (o quizá el se nos cruce a nosotros).

Ni se molesta, así que luego de la sesión de fotos, lo dejamos atrás y seguimos camino.

En medio de la inmensidad, la soledad de esta casa aislada del resto del mundo.

Será quizá el hogar de alguno de estos?

De estos no creo. Para qué iban a ir a encerrarse entre cuatro paredes si se ve que en la playa la pasan bastante bien?

La primer parada fue la pingüinera, y se ve que tienen régimen militar porque hasta montan guardia…

Obvio, como en todos lados, siempre hay algún perezoso que sólo se rasca…

A lo lejos se ve que hay otros especímenes que descansan de verdad.

Pero les convendría estar atentos, porque quizá pronto reciban visitas inesperadas…

Por suerte para ellos estas cuatro orcas vienen tranquilas, y hasta se anuncian!

Más adelante encontramos un sendero que nos acerca a la playa.

La vista desde allí es fenomenal.

La familia orca, en un casi primer plano.

Y también en primer plano los optimistas de siempre que no le dan bola…

Así pasamos por la hermosa y enorme Península Valdés. Es hora ya de comenzar a emprender el regreso.

¡Los espero en el próximo post de Ahicito Nomás!