El 8 de marzo pasado el despertador sonó más temprano que de costumbre, sobre todo teniendo en cuenta que era un domingo. En plena madrugada ya estaba despierto para llegar a tiempo a Aeroparque y tomarme el vuelo LA 4240 que salía a las 6:40 hs. con destino al Aeropuerto Internacional de Mendoza.
Minutos antes de las 5 de la mañana ya estaba en la zona de check in de Lan, que desde diciembre del año pasado está ubicada en la Terminal B del aeropuerto, donde había tres mostradores «atendiendo» el vuelo, y va entre comillas porque en realidad a esa hora de la mañana estaba todo muy tranquilo y las chicas podían tomarse un respiro matutino y dedicarse de lleno a la charla. Al cabo de unos minutos una me hace señas y paso a despachar el equipaje, una mochila de 80 litros que tuve que envolver en una bolsa de nylon que ella misma me proporcionó, a fin de que las tiras no traben la cinta que transporta el equipaje de un lado al otro del aeropuerto.
Ya con boarding pass impreso en papel y la mochila despachada me dirigí al área de preembarque con idea de tratar de spottear un poco, pero la muy poca luz en plataforma hizo que fuera imposible sacar una foto sin el «efecto espejo» causado por el reflejo de los locales de la terminal. Para las fotos de aviones tendría que esperar a embarcar (a Lan en AEP siempre le asignan posición remota así que el salir a la plataforma estaba casi garantizado) con lo cual maté el tiempo con café de por medio, hasta que Intercargo nos trasladó hasta el LV-BFO que nos llevaría hacia la coordillera y pude aprovechar a sacar algunas fotos a sus pies
A continuación les dejo el video del despegue (sin frenar siquiera en cabecera; y con viraje sobre el río para ganar altitud y tomar la ruta asignada).
El trato de la tripulación de cabina fue muy cordial, como así también el comandante Albarracín que se dirigió un par de veces a los pasajeros para darnos información sobre el vuelo y el estado del tiempo en Mendoza.
El desayuno consistió en la ya clásica y famosa cajita infeliz conteniendo un mini alfajor de chocolate, un paquete de galletitas saladas y una galletita con relleno de fruta, que en este caso fue de naranja, todo proporcionado por la gente de Havanna, como ya hace varios años en los vuelos de Lan.
El vuelo fue muy tranquilo, y el aterrizaje un verdadero lujo: muy suave, apenas se notó cuando el A320 tocó el suelo. Si bien no está filmado, sí hay fotos del proceso de frenado del avión, el cual se produjo a las 8:15, unos 20 minutos antes de lo estipulado.
En Mendoza también nos tocó desembarcar en posición remota aunque no recuerdo que las mangas estuvieran ocupadas. Igualmente quedé muy agradecido al respecto porque nuevamente pude realizar varias fotos al pie del avión, esta vez con el cielo cubierto de nubes que parecen pintadas.
El recupero del equipaje se demoró bastante, algo difícil de entender realmente, considerando que no había otra nave que los servicios de rampa tuvieran que atender en ese momento. Pero de las deficiencias del aeropuerto de Mendoza ya hablaremos más adelante en el reporte del vuelo de vuelta.
Ya con el equipaje en mi poder me dispuse a buscar un taxi. En este sentido el sistema es mucho más ordenado y transparente que el que se ve en Aeroparque o en Ezeiza. Lo más interesante es la tarifa fija que, además, está publicada en un cartel adosado al asiento del acompañante del auto. Así te puedo decir que el taxi desde el aeropuerto hasta el centro de Mendoza cuesta $100 de día, y $120 si hacés el recorrido de noche , pero por si querés ir a otro punto diferente acá tenés las tarifas válidas a marzo 2015.
Ahora sí, bienvenidos a Mendoza. Fue un viaje de dos semanas que dejó mucho material para compartir con ustedes. En los próximos posts lo iremos descubriendo.