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Acerca de Ahicito Nomás Blog

Profesional en comercio internacional especializado en logística aérea, amante de las letras, la historia, los aviones y los viajes. Proyecto de fotógrafo amateur. Ahora también bloggero.

El Parque Nacional Iguazú: Las Cataratas del lado argentino.

Conocidas mundialmente, las Cataratas del Iguazú son uno de los atractivos turísticos más visitados de la República Argentina. Y no es para menos, ya que son tan hermosas como imponentes. Se trata de 275 cascadas y las más altas llegan a tener impresionantes saltos de hasta 82 metros de altura. La fuerza y cantidad de agua, como así también la cantidad de saltos, hacen que sean un espectáculo fascinante.

Visitarlas es una de esas cosas que se deben hacer aunque sea una vez en la vida. No solo son reconocidas en Argentina, sino que la UNESCO las declaró patrimonio mundial de la humanidad en 1984, y más recientemente fueron reconocidas como una de las 7 maravillas naturales del mundo. El lado argentino tiene un atractivo interesante ya que allí se encuentra el 80% de los saltos, y el recorrido nos acerca mucho más a las caidas de agua que del lado brasileño. Sin embargo, el país vecino se lleva las mejores vistas panorámicas.

El Parque Nacional Iguazú tiene 3 recorridos para observar las cataratas, además de un sendero de trekking para los más aventureros.

El Circuito Inferior es el que más nos acerca a las caídas de agua (y el que más nos moja) ya que se las observa desde abajo. Además, se interna en la selva, por lo que es ideal para el avistamiento de flora y fauna, en especial monos y pájaros. El recorrido dura unos 90 minutos y tiene mucho desnivel, con escaleras que suben y bajan constantemente, por lo que no se lo recomienda para personas con movilidad reducida, ni para ir con cochecitos de bebé.

Lo bueno de este circuito, además de sentirte muy cerca de las cataratas, es que en muchos tramos estás a la sombra, así que el recorrerlo te da un respiro cuando el sol está fuerte.

El Circuito Superior recorre los saltos por arriba, antes de que todos esos litros de agua se precipiten en caida libre. Presenta vistas más panorámicas que el inferior, y una perpectiva totalmente diferente al ver el agua antes de que caiga. Son 1500 metros aproximadamente y las pasarelas están a nivel, por lo que pueden recorrerse sin dificultades. Apto para todo público, pero a no olvidar gorro y protector solar.

Y la frutilla del postre es La Garganta del Diablo que tiene un circuito propio y exclusivo. Personalmente recomiendo hacerlo al final, porque es sin lugar a dudas el punto más impresionante del parque. Para llegar se toma el tren ecológico del parque hasta la última estación y luego se recorren unos 1200 metros. Son largas pasarelas a nivel que, luego de atravesar tramos realmente anchos del río, nos harán desembocar justo frente al más imponente y famoso de los saltos.

Se trata del más alto (82 metros) y cuenta con 150 metros de ancho y unos 700 metros de largo. El caudal de agua allí es infernal, y cuando la visitamos nosotros, con el Iguazú crecido, era algo realmente impactante.

Recorrer este circuito lleva aproximadamente 1 hora y media, y cualquier persona puede hacerlo sin dificultad. En la plataforma junto a la Garganta es probable que te mojes, aunque todo dependerá del viento. El ticket del tren indica el horario de regreso, pero esto no es a rajatabla, así que perfectamente podés volverte en un tren con horario diferente al que te habían asignado.

Para comer podés llevarte tu vianda o comprar algo en el parque, que cuenta con varios puntos de expendio, tanto al ingreso como en las estaciones de tren y sus cercanías. Hay tanto restaurantes como kioskos donde podés comprar algo al paso. Eso sí, los precios son algo elevados. En ciertas zonas tenés jaulas donde las mesas están dispuestas adentro, para evitar que los animales te molesten y se apoderen de tu comida (especialmente coatíes y monos).

Algunas recomendaciones para visitar el parque:

  • Ir con ropa liviana y clara, especialmente en verano porque hace mucho calor.
  • Calzado cómodo y que se pueda mojar porque vas a caminar un montón.
  • Si no querés mojarte podés llevarte un piloto, o comprar uno descartable a la entrada. Pero tené en cuenta que igual, lo más normal es que la ropa se te seque enseguida.
  • No olvidar gorro, lentes para el sol, protector solar ni repelente.
  • A la hora de comer, ojo con los coaties, que ya se acostumbraron a la gente y son muy atrevidos. Se acercan y te roban la comida, y al hacerlo pueden lastimar con sus uñas y transmitir enfermedades, así que hay que evitar alimentarlos.
  • Si comprás la entrada online, tenés un 15% de descuento con respecto a si la comprás en ventanilla.
  • Pero si pensas hacer la visita en 2 días (en mi opinión recomendado, para no estar a las corridas y disfrutar las vistas impresionantes todo el tiempo que quieras) lo mejor es comprarlas en ventanilla. Esto se debe a que, de esta forma, sobre la entrada del segundo día, tenés un 50% de descuento. Esto siempre que la segunda visita la hagas dentro de las 72 horas de haber hecho la primera.
  • En el parque alquilan cochecitos de bebé, sin embargo, si llevás el tuyo vas a poder andar tranquilo por el Circuito Superior y el de la Garganta del Diablo. Para el Circuito Inferior, lo mejor es ir con los brazo libres y upa.

Las entradas las podés comprar por web en argentina.gob.ar o en boletería.

Para llegar hasta el parque no hace falta que tomes un taxi. Los colectivos de Río Uruguay tienen buena frecuencia y tarifa económica. Su vas en auto, tené en cuenta que el estacionamiento es abona aparte.

El Museo Histórico de Villa General Belgrano: La Capillita

Muy cerca del casco céntrico Villa General Belgrano tiene un centro cultural y museo histórico donde el visitante puede enterarse de algunos detalles sobre la formación de la villa y de cómo era la vida en los comienzos. Amante de la historia, especial interés me generó, por supuesto, el impacto del hundimiento del Graf Spee en este pueblo cordobés.

Al llegar nos recibió Fede, un genio que tiene una voz espectacular, así que si te lo cruzás pedile que se cante algo. La visita guiada nos la hizo Marga, que muy amablemente contestó todas nuestras inquietudes.

El museo consiste en una pequeña muestra de 2 salas, donde te cuentan cómo avanzó la villa con la llegada de los primeros cofundadores alemanes escapados de la Segunda Guerra Mundial. En la primer sala destaca la enorme central telefónica Siemens, que aún funciona tal como Marga nos mostró. Verla funcionar es como trasladarte en el tiempo hacia décadas atrás.

También se puede ver el proyector que se utilizaba en El Munich, la actual tradicional cervecería que en los albores del pueblo funcionaba como cine. Allí funcionaban 2 proyectores en simultáneo ya que las cintas duraban 15 minutos y cada película consistía en varias de ellas, por lo que se necesitaba alternar entre una y otra máquina para pasarla completa.

La segunda sala me fascinó porque se centra en la historia del Graf Spee, cuyos marineros, luego de ser hundido el buque por su capitán frente a las costas de Montevideo, son llevados furtivamente a la Argentina donde son considerados internos. De esta forma, evitaban la condición de prisioneros de guerra que les habrían dado en Uruguay, aunque en nuestro país también terminarían siéndolo luego de un vaivén político. La tripulación fue distribuida en diferentes colonias donde se hablaba alemán, y 130 de ellos llegaron a Villa General Belgrano cuando aún el pueblo no se llamaba así. Estos hombres fueron fundamentales para el desarrollo de la villa y sus alrededores.

Pero claro, Villa General Belgrano es famosa por su Fiesta de la Cerveza, y la Oktoberfest por supuesto tiene su lugar en el museo. Allí se exponen trajes típicos y uno se entera que la tradicional celebración comenzó como una fiesta privada que, al volverse popular con el tiempo, el municipio termina haciéndose cargo de su organización.

Un dato para quién le interese: en la recepción exhiben y tienen en venta varios libros, en general referidos a la historia de la villa. Yo aproveché a comprar uno con el testimonio de uno de los tripulantes del Graf Spee, escrito por su hijo. Son cosas que no vas a encontrar en una librería de Buenos Aires, así que vale la pena revisar si hay algo interesante.

En el momento de nuestra visita, en marzo del 2022, la entrada costaba $150 por persona. A continuación, los datos para llegar o contactarse:

Dirección: Uruguay 105, Villa General Belgrano.
Días de atención: De martes a sábados. Domingos y lunes, cerrado.
Teléfono: 03546-463507
Email: fundacionlacapillita@gmail.com
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