El final de mis vacaciones en el sur argentino en enero pasado lo decretó el vuelo LA4433 a cargo de Lan Argentina, que me trajo de nuevo al calor de Buenos Aires. Para llegar al aeropuerto compartimos un taxi con un amigo que conocimos en El Chaltén, y al que volvimos a encontrar en El Calafate. Llegamos al aeropuerto con una hora de anticipación, y habiendo hecho el check in on line através de la aplicación móbil de Lan, nos dispusimos a entregar nuestro equipaje.

El LV-BHU en la plataforma. Detrás, el Lago Argentino.
El proceso en sí se vio un tanto demorado por la gente que había, y en particular por una pareja que tenía para despachar como equipaje un Smart TV de unas buenas pulgadas. Digamos que la espera estuvo entretenida viendo cómo le decían que no podían aceptárselo, mientras él se quejaba. El punto era que, por ser un aparato frágil (y supongo que muy robable también), Lan no quería asumir el riesgo de despacharlo, y lo querían enviar como carga. El muchacho discutía pidiendo que, si ese era el problema, lo dejaran pasar a pista para supervisar él mismo la carga del televisor en el avión, pedido que por supuesto no tenía la más mínima chance de convertirse en realidad. (Si supiera lo engorro de los trámites para salir a pista, hoy, casi imposible).
Finalmente lo dejaron aguardando a un costado al jefe de turno y siguieron con el chequeo del resto de los pasajeros. Al tocarnos el turno a nosotros quice saber si podía abordar con el boarding digital generado en mi celular por la aplicación, pero la respuesta fue que en el aeropuerto la señal de celular era muy mala, motivo por el cual me imprimían ellos el boarding en papel. Aún hoy no entiendo qué tiene que ver, ya que el documento digital ya estaba accesible en mi celular sin necesitar ningún tipo de conexión, salvo que lo que necesite señal de celular sea la pistola con la escanean el código en el gate. El punto es que terminé con el tradicional boarding pass de papel en la mano.
El paso por seguridad fue bastante ágil, y allí nos encontramos con personal de la PSA de muy buen humor, haciéndose chistes entre ellos y asegurando que «lo bueno viene en frasco chico», moción a la que por supuesto adherí enseguida.
Finalmente estábamos ya en el área de preembarque, con un espléndido ventanal que da a la plataforma y, detrás de la misma, al Lago Argentino. Allí pude fotear un B737 de Aerolíneas Argentinas en pleno despegue, y cómo había algunos minutos de sobra, y nuestro avión ni siquiera había llegado aún, intenté revisar las aplicaciones del celular para ver si había algún vuelo llegando. El personal de Lan tenía razón, la señal era casi nula, y ni siquiera pude llamar por teléfono cuando lo intenté. Servicios de datos: bien, gracias.

El A320 recién aterrizado. El personal de rampa coloca los conos de seguridad apenas estacionado en la posición.
La escena del A320 LV-BHU aterrizando con el impresionante lago de fondo no es parte de este reporte simplemente porque llegó sin previo aviso: las pantallas de información indican únicamente las partidas, y como ya dicho, los celulares no funcionaban. Un momento de distracción en la charla con amigos y el avión ya está estacionándose en el gate.

Momentos después del despegue; virando sobre el impresionante Lago Argentino.
El vuelo despegó a tiempo, a las 5 de la tarde, para lo cual el avión ingresó a la pista por el centro y tuvo un largo rodaje hasta la cabecera 25. Luego de girar en 180° comenzó la carrera de despegue y, una vez ya en el aire, se metió dentro de las nubes, tal como quedó registrado en este video:
El día en particular estaba muy nublado, y luego del despegue el avión se movió mucho, al punto de ser bastante incómodo. Luego se estabilizaría y tendríamos un vuelo agradable.

En vuelo de crucero, sobrevolando la costa atlántica patagónica.
Durante el vuelo intenté utilizar el sistema de entretenimiento LAN Entertainment, que ya tenía descargado en mi celular, pero no funcionaba. Ante la consulta con la TCP, ésta me indicó que habían intentado reparar la falla sin éxito, y que sólo podían hacerlo en Aeroparque, por lo que me quedé sin poder ver ninguna película.

La ciudad de La Plata y sus famosas diagonales, vistas desde el cielo.
La aproximación se hizo por La Plata, permitiéndonos una vista privilegiada del geométrico trazado de la ciudad con sus diagonales, para finalmente aterrizar en el Aeroparque Metropolitano por pista 31.

En final corta pudimos apreciar las dársenas del Puerto de Buenos Aires desde el aire.
Una vez desembarcados, fuimos en busca del equipaje. Aún cuando el personal de Lan en El Calafate no nos había dado bolsas para cubrir las mochilas, tal como pasó a la ida en Aeroparque, nuestro equipaje iba a ser fácilmente reconocible del resto. Pero claro, más reconocible fue uno de los primero bultos en aparecer por la cinta: la tele. Finalmente la habían despachado como equipaje.

Touch down en Aeroparque, frenando por pista 31.
De esta forma se terminaban las vacaciones veraniegas, pero en Ahicito Nomás aún falta mucho para que finalicen, porque en ese viaje recopilé mucho material que iré publicando sobre Ushuaia, El Chaltén y El Calafate, tres destinos sureños dignos de ser visitados por todos los argentinos.
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Fe de Erratas: En el subtítulo del video figura que es el vuelo FTE – USH, pero eso es un error. El vuelo era FTE – AEP en realidad.