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Visitando el museo Casa de Lope de Vega, en Madrid.

La ciudad de Madrid tiene una importante cantidad de museos que se pueden visitar, entre los cuales se encuentra la casa en que el famoso escritor Lope de Vega viviera sus últimos 25 años de vida. Al 11 de la calle Cervantes, en pleno Barrio de las Letras, se encuentra esta construcción levantada en 1578, y que hoy se puede visitar de martes a domingo, haciendo la reserva con antelación a los contactos indicados en su página web.

Si bien en esa casa vivió y murio Lope de Vega sólo la parte central de la misma es original. El resto ha sido restaurado siguiendo lo que era una casa de aquella época.

La visita empieza en el jardín, donde las plantas han sido cuidadosamente elegidas en función de su relación con Lope de Vega. Luego, al ingresar al interior de la casa, se pasa por una de las habitaciones más interesantes de la visita: la capilla. Allí mismo Lope de Vega, religioso y convertido en sacerdote, oficiaba misa en sus buenos tiempos; y ya enfermo la presenciaba desde su cama, ubicada estratégicamente en la habitación de enfrente, con una ventana que le permitía ver lo que sucedía en la capilla sin tener que levantarse.

capilla

La capilla está presidida por la imagen de San Isidro, patrono de Madrid.

Allí mismo murió Lope de Vega, lo que imposibilita que la cama sea la original, ya que en aquellas épocas cuando uno fallecía en el lecho la cama solía ser quemada inmediatamente. En ese mismo cuarto se puede ver la vasija que en esos entonces hacía las veces de inodoro, y cuyo contenido se vaciaba por la ventana al grito de «Agua va!». (Lindas épocas, no?)

cuarto

La habitación donde murió Lope de Vega muy austera ya que «el gusto no se encierra en las bordadas camas»

Siguiendo con la visita se llega a la biblioteca cuyas repisas contienen volúmenes originales de aquella época. Esos no eran de propiedad de Lope de Vega sino que están allí simulando lo que se sabe era una gran biblioteca. Los libros expuestos  hoy fueron provistos por la Biblioteca Nacional y se mantienen en cajitas especialmente construidas con PH neutro para su conservación. Los bibliotecarios igualmente pasan regularmente a controlar que todo esté en orden.

biblioteca

En el estudio que alberga la biblioteca está también el escritorio donde Lope de Vega habría escrito sus obras.

Si bien el dueño de casa era sacerdote, esto no le impedía oficiar a la vez de militar, y además ser extremadamente mujeriego, lo cual incluye dos esposas y numerosas amantes con las que tuvo una buena cantidad de hijos, reconocidos y no. No se sabe a ciencia cierta si todos estos hijos sabían leer y escribir, pero sí está comprobado que una de las hijas legítimas era capaz de hacerlo.

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El bracero tiene un marco fijo de madera y la parte metálica móvil, que se sacaba para ir a buscar las brasas.

En el otro extremo de la biblioteca se encuentra la sala de estar destinada a los hombres, con sillas dispuestas alrededor de un bracero con marco de madera fijo, que en aquellos tiempos se utilizaba para calefaccionar. La habitación contigua, por su lado, es la sala de estar femenina, caracterizándose puntualmente por la falta de sillas, ya que las abultadas polleras que vestían las damas las obligaba a usar almohadones. Un detalle importante aquí es el espejo distorsionado, que no se utilizaba por vanidad, sino para reflejar la luz de las velas y amplificar la iluminación durante las noches.

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En la sala de estar, las damas de la época se juntaban a leer libros religiosos o a bordar prendas.

En el primer piso están el comedor y la cocina, donde uno puede darse una idea de cómo era la vida de antaño, y el cuarto de las hijas, donde han dormido tanto reconocidas como ilegítimas.

comedor

El comedor es amplio y luminoso, y contiene candiles tradicionales y alacenas de la época.

Un punto interesante es que esta es una casa de malicia. Resulta que en algún punto de la historia se decretó que todas aquellas casas de más de dos plantas debían ceder la tercera para albergar a un miembro de la corte, lo que implicaba además darle de comer. Los cortesanos simplemente caminaban la ciudad buscando casas de tres pisos donde quedarse, por lo que se comenzó a construir estas casas de malicia, donde el tercer piso está escondido y es sólo accesible desde el interior, mientras que de afuera parecen ser sólo dos plantas. Esto se puede ver con las ventanas del tercer piso, que dan al interior del tejado de la casa, sin vista al exterior.

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La ventana del 3er piso da al interior y queda escondida por el tejado del edificio. Desde afuera parece de 2 plantas.

La visita termina con las habitaciones de los hijos, de la crianza, y la de huéspedes, y habrá que tener cuidado porque producto de la construcción de malicia, la puerta de ingreso da directo a los escalones de la escalera, con lo cual hay un desnivel que hay que mirar bien antes de apoyar el pie para evitar caer hacia abajo.

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La habitación de los hijos de Lope es la más amplia e iluminada de todas.

La Casa de Lope es un buen programa para todo aquél que guste de la literatura, o que simplemente quiera ver con sus propios ojos cómo era la vida en el Madrid del 1500. Espero que la hayas disfrutado, y si te interesó, cuando estés por la capital española no dejes de visitarla!

Hoy el mundo es un poco más pobre.

Casi como si él mismo hubiera elegido la fecha, el 25 de noviembre de 2016 quedará inscripto en la historia como el día en que Fidel Castro Ruz dejó este mundo. El cierre de un ciclo de exactos sesenta años que dio comienzo un día como ayer, pero de 1956, cuando un grupo de idealistas se embarcó en un yate en las costas de México con un proyecto que parecía una utopía, y puso proa hacia la que convertirían en la isla más famosa del mundo.

Dos años después el imposible se había convertido en realidad: Fidel y los suyos hacían su entrada triunfante en La Habana, luego de derrocar la dictadura de Batista.

Lejos estuvo la Revolución Cubana de ser un hito meramente nacional; por el contrario impactó en cada rincón del planeta y torció el curso de la historia. Tengo pleno convencimiento de que nada de esto habría sido posible sin la figura de Fidel Castro liderando la isla caribeña.

Estadista, revolucionario y libertador para unos; déspota, dictador y autoritario para otros, la única realidad que nadie puede negar es que fue un protagonista central del siglo XX y uno de los líderes mundiales con mayor influencia en toda la historia. Con más de 600 intentos de atentado contra su vida, debe ser la persona contra la que más se conspiró en el mundo; y sin embargo falleció por causas naturales, en una fecha emblemática. La mayor potencia del mundo no pudo doblegarlo ni a él, ni al pueblo que lideraba, ya fuera que lo intentaran mediante invasiones militares o con un bloqueo económico que al único que castiga dejándolo en la miseria es al pueblo cubano, y que aún permanece vigente a pesar de los últimos acercamientos con el gobierno de Obama. Ni siquiera la caída de la URSS decretó la desaparición del modelo que Castro lideró por años.

Claramente, se trató de un enorme y muy lúcido político, y un hombre fiel a sus ideales y convicciones, los cuales mantuvo hasta en los momento más difíciles. Mirando hacia adentro, hacia lo que son los políticos de nuestro país, donde de tanto en tanto cambian de partido político como de calzoncillo, no puedo evitar pensar lo mucho que nos hace falta en la Argentina un tipo como Fidel que mantenga una conducta a lo largo de su vida.

También me pregunto qué opinaría Ricardo Balbín, quién con motivo de la muerte de Perón se presentara en el funeral de su más acérrimo enemigo político para declarar “este viejo adversario despide a un amigo” al momento de rendir sus respetos, si pudiera presenciar las celebraciones a la muerte que llevan a cabo los exiliados cubanos en Florida, en una fenomenal muestra de la cantidad y calidad de valores morales que se han perdido.

Soy de los que creen que la riqueza del mundo no puede medirse sólo en metálico. La cultura, la lealtad a las convicciones y los valores son un capital mucho más importante que el dinero que, en definitiva como dice el dicho, va y viene. Fidel Castro fue de los líderes más cultos y completos que se hayan visto, y si bien la historia se encargará finalmente de juzgar sus actos, prima facie pareciera que en este sentido hoy el mundo es un poco más pobre.

Foto: Reunters (tomada de La Nación).