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Qué visitar en Amberes, Bélgica.

A orillas del Río Escalda, Amberes es la capital de la provincia homónima y la segunda ciudad más grande de Bélgica, por detrás de Bruselas. Si bien no es tan turísticamente famosa como Brujas, se trata de una localidad de gran importancia económica y cultural,  y tiene mucho para ofrecer al turista.

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Para una visita rápida será suficiente un solo día, aunque los que quieran recorrerla con más tranquilidad y conocerla un poco más en profundidad deberían pensar en hacer al menos una noche en esta ciudad. Considerando los lugares que hay para visitar, entre iglesias, museos y, por supuesto, el castillo, quien quiera pasar por varios de ellos sin andar corriendo necesitará más que una jornada.

A los que vayan a pasar el día, les recomiendo arrancar con un free walking tour como el que hice, del cual pueden leer clickeando en el link. Luego les quedará algo de tiempo para visitar algunas de las sugerencias que surjan en el tour, tomar algo o, tal vez, solo caminar y disfrutar de la ciudad. Caminen guiados o por cuenta propia, les dejo aquí un listado de 10 lugares que, en mi opinión, merecen ser visitados en Amberes.

  • La Estación Central.

A los que lleguen por primera vez a Amberes por tren, les puedo asegurar que tan solo con bajar del vagón quedarán maravillados. Construida entre 1895 y 1905 la estación central de ferrocarril es una verdadera obra de arte. Desde las columnas y los techos vidriados hasta las imponentes escalinatas, pasando por la gran cantidad de detalles en dorado donde destaca el reloj, la arquitectura de este majestuoso edificio es algo que te quita el aliento. Difícil caer en la cuenta que se está en una estación de tren. Sin lugar a dudas, la más linda que vi en mi vida, y casi con seguridad, una de las más bellas del mundo.

Si bien no es de mi agrado personal, para quienes gusten de visitar zoológicos, el Zoo de Amberes se encuentra justamente detrás de la estación central.

  • El Barrio de los Diamantes

La ciudad de Amberes es el mayor centro de producción de diamantes del mundo. A metros de la estación central se concentran gran cantidad de tiendas dedicadas al tallado de estas piedras preciosas. Nuestra fugaz visita no nos dio tiempo suficiente, pero quienes vayan un poco más tranquilos quizá estén interesados en descubrir este singular barrio. También se puede visitar DIVA, el museo del diamante, aunque no está ubicado en el barrio, sino más bien hacia el centro histórico.

  • La Grote Markt

La plaza central, frente al ayuntamiento, supo ser el centro neurálgico de la ciudad y hoy suele ser el punto de partida de los cititours. De por sí la arquitectura de las construcciones que la rodean desde hace siglos, es muy pintoresca. En el centro de la plaza resalta la estatua de Silvio Bravo, considerado el fundador de la ciudad, y cuya leyenda les conté en el post del free walking tour. Históricamente, en los alrededores de la plaza se ubicaron los distintos sindicatos, y aún hoy si uno mira con atención las fachadas de los edificios, notará los relieves que dan cuanta de las actividades que desarrollaban sus representados.

  • La Catedral de Amberes

A metros de la Grote Markt se levanta, imponente, la magestuosa catedral de Amberes. Se trata de un enorme edificio de estilo gótico que, a causa de los constantes conflictos se tardó 160 años en terminar. Con sus 123 metros de altura, la torre la convierte en el edificio más alto de la ciudad, con la particularidad de que por ley, ningún otro edificio puede ganarle. En el interior de la iglesia se exponen 3 de las mñas famosas obras de Rubens, entre las que se cuenta el «Descendimiento de la Cruz», aunque para verlas se cobra una entrada.

  • La Casa de Rubens

Peter Paul Rubens es uno de los más famosos pintores de todos los tiempos. Con una enorme cantidad de obras (muchas de las cuales eran mayormente pintadas por sus discípulos, aunque él les ponía el toque definitivo), Rubens trabajó por encargo de reyes, nobles y religiosos europeos. Su casa, y contigua a la misma, su taller, hoy son un museo y pueden ser visitados para conocer más en profundidad sobre su vida y obra. En la web de La Casa de Rubens encontrarán toda la información necesaria.

  • La calle Meier

Quizá la calle más concurrida por los turistas, la Calle Meier es la peatonal que une la zona de la estación central con el casco histórico de la ciudad. Llena de tiendas y galerías, son varios los puntos interesantes para visitar a medida que se avanza por su asfalto.

Seguramente el más importante sea el Palacio Real, que supo ser habitado por Napoleón y por el rey Guillermo I. Ahora alberga a una de las chocolaterías más famosas de Bélgica: Line. Comprar un bombón en este lugar puede ser un tanto caro para un bolsillo ordinario como el nuestro, pero al menos vale la pena pasar, ver y oler. Y lo digo en todos los sentidos, porque es en este lugar donde, a pedido de Mick Jagger, se inventó el aparatito que sirve para «disparar» chocolate sobre la nariz, y así poder aspirarlo. Es más, el «lanza-chocolate» no solo está ahí expuesto, sino que incluso podés comprar el tuyo.

Otro lugar que transpira lujo es la Stadsfeestzaal, la antigua sala de fiestas de la ciudad, hoy convertida en una fina galería de compras. Y más allá, donde termina la calle Meier, se divisa claramente la Boerentoren, que en su momento supo ser el rascacielos más alto de Europa.

  • Het Steen

El edificio más antiguo de la ciudad es el Castillo Steen, ubicado a orillas del Escalda, muy cerca del muelle desde donde los ferries zarpan para cruzar el río hasta la costa opuesta. Sus orígenes datan del siglo XI, y hasta 1823 funcionó como cárcel. Luego de varias otras funciones, en 1862 se convirtió en museo. Lamentablemente cuando estuvimos por la ciudad el castillo estaba en refacciones, y los planes de renovación llegaban hasta el 2020. Sin embargo, para cuando vuelva a abrir sus puestas, el Het Steen sin lugar a dudas volverá a ser uno de los puntos obligados de la ciudad.

  • Museo Plantin Moretus

Sin lugar a dudas, el Museo Plantin Moretus es uno de los imperdibles de Amberes, aunque claro, como todo museo, los lunes permanece cerrado. (Adivinen qué día de la semana fui a visitar la ciudad…)

En 1555 el francés Christophe Plantin fundó aquí la primer imprenta del mundo, empresa que tuvo tal éxito que pronto se extendió a otros puntos de Europa, y que funcionó durante unos 300 años, a manos de los sucesores de Plantin, la familia Moretus. Las primeras obras en serio del mundo vieron la luz en este edificio, donde hoy se exponen las prensas más antiguas, entre otros objetos de colección.

Para visitarlo, lo mejor será navegar su web oficial para planificarlo todo.

  • Museo de Bellas Artes

Si hablamos de museos y de la ciudad de Amberes, cuyo ciudadano más célebre sea quizá el genial Rubens, entonces no podemos dejar de lado en esta lista de actividades al KMSKA, el Museo Real de Bellas Artes en el cual se exponen obras de Rubens como de otros grandes artistas.

En su web oficial encontrarás los detalles necesarios para organizar la visita, como así también información sobre las colecciones que se están exponiendo.

  • Tunel de Santa Ana

Una curiosa y divertida actividad que es totalmente gratuita, es la de cruzar el Escalda por el Túnel de Santa Ana, bajando por debajo de la superficie por unas pintorescas escaleras mecánicas de madera, que se supone son las más antiguas de Europa. En este link podés leer el post con nuestra travesía a través del río, pero bajo tierra.

Choco-Story: El Museo del Chocolate de Brujas.

Es bien sabido que el chocolate belga está catalogado como el mejor del mundo, así que cuando uno visita este pequeño país europeo está casi obligado a probar los bombones que con manos expertas allí se preparan, y seguramente querrá también llevarse algunas piezas a casa, para compartir con familiares y amigos. Pero quienes estén interesados en saber más y quieran ir un poco más allá, tienen la excelente opción de visitar Choco-Story.

El Museo del Chocolate de Brujas está ubicado en la esquina de Wijnzakstraat y Sint-Jansstraat. Allí se levanta un edificio histórico que data del año 1480, época en que era una taberna de vinos, para luego pasar a ser una pastelería. Este es el lugar en el que hoy en día uno puede introducirse de lleno en el mundo de una de las sustancias más ricas que el mundo conoce desde tiempos inmemoriales: el chocolate.

Y eso es justamente lo primero que queda claro en Choco-Story, porque la muestra comienza, como debe ser, desde el principio. Es que la tradición de beber cacao se remonta a las culturas americanas, hace más de 5000 años atrás, cuando tanto Mayas como Aztecas la utilizaban en sus ritos religiosos como ofrendas a los dioses, y en su comercio diario como moneda de intercambio. De hecho, la palabra misma «cacao» viene ni más ni menos que del vocablo olmeca (antecesores incluso a los mayas) «ka-kaw».

Con la llegada de los españoles a América el cacao se traslada a Europa, donde comienza a hacerse cada vez más común su consumo en las cortes reales.

Pero la muestra del museo no es sólo histórica sino que se sumerge también en cómo se produce el chocolate. Es normal escuchar que el chocolate negro es el más sano, mientras que el chocolate blanco no es chocolate, pero en Brujas queda bien claro por qué. Tan sólo hay que mirar en detalle este panel que muestra los diferentes porcentajes de cada ingrediente, en cada variedad de chocolate. Vean nomás los niveles de azúcar, y cómo la pasta de cacao es nula en el chocolate blanco.

Estando en una de las ciudades más turísticas de Bélgica, la exposición aborda también un tema central: ¿Por qué el chocolate belga es el mejor del mundo? Bueno, según ellos hay dos razones principales:

En primer lugar, es realmente delicioso. Y eso tiene que ver con las regulaciones para su producción, que se remontan a 1884 cuando se estableció que todos los productos que quisieran llamarse «chocolate» debían tener un mínimo de 35% de cacao puro. Por otro lado, la molienda de los granos de cacao (que son seleccionados para utilizar los de máxima calidad) se realiza hasta obtener un resultado de entre 15 y 18 micrones, lo que evita sentir un gusto granulado en la boca.

El segundo motivo tiene más que ver con el marketing. El praliné belga inventado por Neuhaus en 1912 es un producto rico y fácil de comer, y que logró darle identidad al chocolate producido en el país. El mismo Neuhaus fue el que inventó un packaging que hizo que el chocolate fuera fácil de transportar. Y finalmente, hasta la actualidad, la industria exportadora de encargó de diseminar el chocolate belga y hacerlo conocido en todo el mundo.

La muestra finaliza con una vista de la cocina donde el visitante puede ver con sus propios ojos cómo se fabrica el chocolate. Y el precio de la entrada, por supuesto, incluye un pequeño ejemplar como para degustar de qué se trata.

Aunque para sentir sabores fabulosos no es necesario llegar a este punto. A lo largo de la muestra hay diferentes dispensers donde el visitante puede servirse pequeños trozos de diferentes variedades de chocolate. Se puede comer tanto como uno quiera, pero no está permitido agarrar para llevarse.

Y toda una curiosidad son las figuras gigantes hechas de chocolate, en particular el enorme huevo de 120 kilos que es toda una tentación. Ideal para tener en casa una de estas Pascuas, y no sobrevivirla…

El Museo del Chocolate de Brujas está abierto todos los días de 10 a 17 hs y el costo del ticket es de EUR 9.50 para los adultos y EUR 5.50 para niños de hasta 11 años, mientras que los menores de 6 entran gratis. Igualmente uno puede combinar el ticket con otras atracciones, así que a los interesados les aconsejo visitar la web de Choco-Story para ver si alguna promoción les sirve.

Y ahora sí. A disfrutar del mejor chocolate del mundo, pero sin empacharse!