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El Premier Inn del Aeropuerto de Gatwick: Buen hotel de paso.

En general no acostumbro ni aconsejo quedarse a dormir en el aeropuerto por una cuestión lógica: cuando estoy en una ciudad me gusta salir a caminarla, conocerla y aprovecharla lo máximo posible. En general, estando en un aeropuerto o sus cercanías, eso se complica o encarece, por una cuestión de lejanía. Sin embargo, en ocasión de viaje de trabajo, o bien incluso de vacaciones cuando se trata únicamente de pasar la noche para tomar un vuelo del día siguiente, dormir dentro de los límites del aeropuerto puede ser ventajoso.

En mi caso, buscando minimizar el traslado de las pesadas valijas, en mi último viaje opté por dormir en el Premier Inn del aeropuerto de Gatwick, situado al sur de Londres, y en el que hace base Norwegian, una línea aérea que no se sabe si volverá a operar en Argentina luego de la pandemia. Además de la comodidad era la excusa perfecta para poder mostrarles en el blog un alojamiento diferente al que estoy acostumbrado, y en una de esas tener buenas vistas para spottear un rato.

Los ascensores te dan acceso a todos los pisos, pero al área de habitaciones solo accedés con la tarjeta-llave.

Del Premier Inn les puedo decir entonces que está ubicado en la Terminal Norte del aeropuerto, y que siguiendo la cartelería se puede llegar fácilmente caminando. Es muy moderno, al punto de dar un poquito de miedo: al entrar uno se encuentra con un hall totalmente vacío, a excepción de los ascensores que hay que tomar para llegar al primer piso donde está la recepción en la que únicamente hay máquinas de autogestión.

La recepción es diferente a lo habitual, pero el personal es muy amable y te ayuda con las máquinas de autogestión

A pesar de no tener un mostrador de recepción como estamos acostumbrados, los empleados del hotel (fácilmente identificables por sus chombas violetas que hacen juego con los colores corporativos de la empresa) están muy atentos y enseguida se acercan a darte la bienvenida… y una mano con las maquinitas. De hecho, una vez que busqué mi reserva (puede ser con el número de reserva o con tu apellido), fue el muchacho el que operó la máquina ágilmente para asignarme la habitación y cobrármela a través de la tarjeta de crédito (porque al momento de reservar por internet la única opción que tenés disponible es pagar en el hotel). Una vez hecho el pago la máquina imprime el recibo, el ticket y una tarjeta llave por huésped.

La cama es amplia y cómoda, ideal para pasar una noche de descanso antes de un vuelo largo.

Con el ascensor subimos entonces hasta el octavo piso donde teníamos la habitación. Al bajar en él nos encontramos con una puerta de vidrio que cerraba el acceso a las habitaciones. Para abrirla, necesitás la tarjeta llave impresa, de modo que quien no es huésped no puede acceder más allá del ascensor.

El cuarto en sí era pequeño, pero cómodo. Para pasar una noche a la espera del vuelo de conexión está más que bien. Casi no hay espacio para guardar ropa, pero se entiende ya que aquí todo el mundo está de paso y nadie va a desarmar la valija y esparcir sus cosas por el mobiliario. Con un par de estantes y perchas disponibles es suficiente. Lo que sí hay en abundancia son toma corrientes, y la verdad que se agradece, porque cuando uno viaja por trabajo vive conectado, tanto por razones laborales como para estar comunicado con la familia. El pequeño escritorio estaba lleno de tomas y además había uno más en la mesita de luz que tiene la particularidad de ser extremadamente liviana por lo que uno puede trasladarla a cualquier punto de la habitación.

El mobiliario es escueto, pero correcto. El escritorio es pequeño, pero para trabajar unas horas en la laptop está bien.

En cuanto a entretenimiento se refiere el Premier Inn Gatwick cuenta con TV por cable y wifi totalmente gratis y sin clave de acceso. Además de una ventana que da al estacionamiento y, un poco más allá, deja ver la pista de aterrizaje. Con un buen teleobjetivo vas a poder pasarte un rato fotografiando aviones que van o que llegan.

La vista por la ventana de nuestra habitación no era la mejor, pero al menos al fondo se veía la pista.

El baño es pequeño, pero está bien pensado para aprovechar todos los espacios. El inodoro como saliendo de adentro del mueble es un tanto extraño y casi que da la sensación de estar en el baño del avión, pero te permite manejarte bien y, por sobre todas las cosas, la limpieza es excelente.

El baño es extraño, pero hay que reconocerle que está bien pensado, y termina siendo funcional y cómodo.

Dentro de las comodidades ofrecidas por el hotel está la pava eléctrica donde podés prepararte café instantáneo o té, que tenés disponible en sobrecitos. Eso sí, no hay agua de cortesía, así que habrá que salir a comprar por el aeropuerto, cuestión de la que ya hablaremos en otro post. Si bien el hotel cuenta con comedor en el primer piso, nosotros no lo utilizamos en tan breve estadía, así que si alguno tuvo el placer lo invito a dejar su comentario contando la experiencia.

En líneas generales, el Premier Inn me resultó una muy buena opción para hacer noche en espera de mi vuelo de regreso hacia Buenos Aires.

Plaza Premium Lounge USA Transborder: El Salón VIP del Aeropuerto de Toronto.

Cuando llegué al Aeropuerto Internacional Lester B. Pearson de Toronto tenía varias horas por delante antes de poder abordar mi vuelo hacia Miami, con lo cual opté por hacer uso del servicio de Priority Pass y acceder al salón Vip Plaza Premium Lounge ubicado entre las puertas F53 y F55 de la Terminal 1. Presentando únicamente la tarjeta fue suficiente para entrar al vip (no hizo falta ni el boarding pass, ni documento alguno) y el ingreso fue totalmente sin cargo.

Lo primero que uno nota al entrar es que se trata de una sala bastente pequeña. De formato angosto y alargado, apenas uno ingresa se encuentra de frente con la barra donde se puede pedir alguna bebida ya sea para consumir allí mismo, como para llevársela a otra área de la sala. Lo segundo que noté en ese momento es que el vip estaba bastante concurrido, por no decir prácticamente lleno.

Detrás de la barra y hacia la derecha (en el mismo sentido en que entramos) hay un pequeño mostrador con panificados para servirse uno mismo, y hacia un costado está la cocina, donde se pueden pedir platos calientes que el personal prepara y sirve allí mismo.

Más allá de la cocina hay un rincón con una máquina expendedora de gaseosas. Frente a todo este espacio alargado hay un salón angosto donde se disponen varias mesas para degustar todas estas cosas. Al extremo del salón están los baños.

Si vamos hacia el otro lado de la barra (es decir si al ingresar encaramos hacia la izquierda y pasamos más allá de la barra) nos encontramos con otra sala separada, donde en lugar de mesas hay dispuestos unos cubículos individuales con sillones mucho más cómodos, aunque en algún punto te hacen sentir algo encerrado.

Estos cubículos simulan un asiento de avión de Business Class y cuentan con una pequeña mesa al mejor estilo pupitre, tomas corrientes normales y con conexión USB y un gancho de donde colgar el saco o abrigo. Espacio dónde dejar el equipaje de mano no hay, así que habrá que ingeniarselas como para no molestar al de al lado, o al que pasa en caso de que no estemos en uno de los extremos de la hilera. Apoyar un vaso de algo y trabajar en una laptop a la vez será realmente una tarea de cuidado (no sea cosa que en un mal movimiento tiremos el vaso sin querer, o pero aun, la computadora termine estrellada en el suelo).

Todos los servicios dentro del VIP son gratis con el acceso de Priority Pass, incluido el wifi, aunque el servicio de free wifi del aeropuerto es tan pero tan bueno que tomarse el trabajo de loguearse en el del Plaza Premium no tiene mucho sentido.

Mi idea era aprovechar el tiempo muerto en el aeropuerto para trabajar un poco y preparar lo que tendría que presentar en las reuniones de Miami, pero siendo sincero la idea de entrar al vip era hacerlo con comodidad. Esto funcionó en cuanto a la tranquilidad del lugar y a poder disfrutar de una cerveza fria sin pagar un peso (ok, un dólar canadiense), pero el espacio es muy reducido y hay que maniobrar con cuidado e incluso así se corre riesgo de patear a algún vecino sin querer, así que lo que se dice comodidad, no es un fuerte de esta sala.