Pertencientes al partido de Olavarría, aunque muy cercanas a la ciudad de Azul, hay tres particulares colonias alemanas tal como lo indicaba el mapa dibujado con tiza en el pizarrón de Chacras de Azcona, alojamiento del que podés leer más haciendo click aquí.
Estas tres colonias tienen historia en sí mismas porque sus habitantes no son alemanes (o más bien sus descendientes) cualquiera. Se trata de alemanes del Volga, es decir, comunidades germanas que habitaban aquella región de Rusia, donde mantenían sus costumbres, idioma, tradiciones y cultura.
Durante el siglo XVII una gran cantidad de olas migratorias alemanas se establecieron en la zona del Volga, en Rusia, donde contaba con la bendición y privilegios que les dio la emperatriz Catalina La Grande, que en realidad era de origen germano también. Sin embargo las promesas nunca se materializaron del todo, ya que venían acompañadas de fuertes exigencias, y con el correr del tiempo los privilegios se fueron incluso diluyendo, razón por la cual una parte de esta población rusa que hablaba alemán comenzó a migrar hacia América a fines del siglo siguiente.
En la región sur los inmigrantes habían sido atraídos primeramente por Brasil, pero pronto notaron que la Argentina tenía mejores condiciones para el desarrollo de la agricultura. A esto se sumaba la política del entonces presidente Nicolás Avellaneda que propiciaba la llegada de los colonos, y tras los acuerdos pertinentes, las primeras familias comenzaron llegar a la Provincia de Buenos Aires.
La primer colonia que se fundó en estas tierras es la así llamada Colonia Hinojo, con 8 familias y 3 solteros que arribaron hasta Azul trasladados por el Ferrocarril del Sud, y en carros tirados por bueyes desde ese punto hasta la colonia en sí. Hoy en día esta localidad ha crecido mucho y llega a mezclarse (y por supuesto confundirse porque se llaman prácticamente igual) con Hinojo, pueblo lindero que además de su correspondiente iglesia tiene también una ex estación de tren, que hoy alberga el museo municipal que visitamos y, obviamente, tendrá su post exclusivo más adelante.
La primera en aparecer sobre la Ruta 51 cuando uno viene desde Azul, sin embargo, es Colonia Nievas, un pequeño caserío muy tranquilo en donde nos sorprendieron algunos implementos históricos como ser el cañón arrumbado en el jardín de una de las casas del poblado.
Por último, metida hacia adentro y detrás de las fotogénicas Sierras Bayas, está la Colonia San Miguel, que no por ser pequeña se priva de tener un pintoresco lugar donde comer o tomarse un café, como es la Casa de Piedra, o incluso un balneario propio que debe estar muy lindo para visitar en un caluroso día de verano.
Entre las tres, conforman un lindo y muy tranquilo paseo que puede hacerse estando tanto en Azul como en Olavarría. Pueblos ideales para cargar el termo en el auto, e ir a pasar una tarde a puro mate en sus plazas, disfrutando de la calma y el aire de campo que se respira en aquellos pagos. Como hace esta madre alemana con su hijo.