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El Año Nuevo más esperado: Bienvenido 2021!

Casi 365 después, no recuerdo qué fue lo que me impulsó a elegir la imagen de portada para el post de balance del año pasado. Seguramente me pareció original el 2020 formado por líneas que se asemejaban a un electrocardiograma, una buena alternativa para evadirme de la tradicional (y aburrida) imagen con adornos navideños y fuegos artificiales en el fondo. No me había percatado hasta ahora, que me siento a escribir el post de fin de año, de lo significativo de esa imagen, y lo adecuada que resultó ser finalmente para un período en el que, sin lugar a dudas, todo giró en torno a la salud.

¡Qué año!

Podría enumerar lo duro que fue, todas las complicaciones que trajo, cómo trastornó mi vida y la de quienes me rodean, cómo me quitó de un tirón la motivación que tenía para llevar adelante este blog, y todo lo malo que trajo este 2020 consigo. Pero eso seguramente no se aleje mucho de lo que cada uno de ustedes experimentó en carne propia en estos 12 meses que nos cambiaron la vida a todos los que habitamos este planeta, y por tanto, poco podría sumar a la ecuación final.

Por eso elijo encarar este post desde otra perspectiva, porque cuando me senté frente a la computadora pensé que este año que nos deja fue para el olvido, y ahora mientras reflexiono sobre todo lo que pasó, me digo a mi mismo que quizá no tanto.

En resumen, de tan complejo que fue, el 2020 terminó siendo un año con muchísimas enseñanzas. Fue un año en el que tuvimos que aprender nuevas conductas e incorporarlas, en todos los ámbitos de la vida.

En lo laboral, no hubo tiempo para frenarse a pensar demasiado. El comercio exterior fue un rubro esencial desde el primer momento, y en particular la carga aérea resultó fundamental para equipar al sistema de salud y a la industria alimenticia de insumos, y para hacer llegar al país los test del COVID-19 lo más pronto posible. De un día para el otro hubo que adaptarse y pasar a trabajar remotamente desde la casa, pero con una parte del equipo aún en el aeropuerto, ya que hay tareas que sí o sí son presenciales. Todo un desafío, en el que fui aprendiendo día a día, y que con errores y aciertos se pudo superar. Creo que lo más rico de este año, estuvo en esos errores: haberlos identificado y comenzar a buscar alternativas para enmendarlos.

En cuanto al blog, también hubo que reinventarse. Con cuarentena, museos cerrados y viajes suspendidos (tanto personales como laborales), buscar nuevo material se volvió complicado. Al mismo tiempo, en ese contexto a nadie le interesaba leer sobre viajes y lugares para visitar, así que las visitas al blog se caían en picada. No había presión económica de por medio, ya que esta web es mi cable a tierra y no una fuente de ingresos, pero aún así,  veía cómo el proyecto personal en el que tanto venía trabajando de buenas a primeras se desmoronaba.

Sin embargo, dentro de todo ese mal panorama, el cierre de fronteras disparó el interés de la gente por la aviación, la conversión de aviones de pasajeros a cargueros, y a lo relativo al transporte de insumos médicos y vacunas. Temas en los que me podía explayar, y así, fusionando un poco mi mundo laboral con el blog, las publicaciones sobre carga aérea y aviación se hicieron más frecuentes, y fueron el puntapié inicial para volver a crecer.

Sin embargo el giro en la temática de las publicaciones no fue suficiente, también hubo que buscar nuevas formas de difusión. Y en esto no estuve solo: mi mujer, quién apoya desde siempre este proyecto y en cada vacación que planificamos piensa qué lugares visitar para luego tener un post al respecto, fue la impulsora de estas innovaciones y la artífice de que, finalmente en octubre, el blog volviera a tener niveles de visita pre-pandemia.

Mucho esfuerzo y empeño se vieron recompensados. Hoy termino el 2020 con algunas visitas más que en 2018. Lejos del récord alcanzado en 2019, lo sé, pero con una tendencia muy clara, ya que desde ese punto de quiebre en octubre, Ahicito Nomás crece sostenidamente, y actualmente tiene el promedio de visitas diarias más alto en la historia del blog. Un logro que habrá que trabajar para mantener, pero que augura un 2021 de crecimiento.

Esos momentos duros quedaron atrás, y ahora puedo decir que con el apoyo de muchos, hemos salido de la tormenta fortalecidos. No me queda más que agradecerles por haberlo hecho posible. A mi mujer, que está detrás de cada línea que escribo, a toda mi familia que también me da su apoyo, a mis amigos, muchos de los cuales son fieles seguidores del blog, y por supuesto a todos y cada uno de ustedes, los lectores, porque sin ustedes de aquél lado, nada de esto tendría sentido.

Mañana comienza un nuevo año. Es un camino con muchas incertidumbres aún, que no sabemos bien a dónde nos llevará. Se ve allá a lo lejos la ciudad que nos espera, pero no tenemos idea de qué nos espera en ella. Sin embargo, ya aprendimos muchas cosas, y hay algo que el 2020 nos dejó claro. Tenemos la capacidad de reinventarnos y seguir adelante, por más dificultades que se nos presenten.

Con seguridad, el 2021 será también un año lleno de nuevas enseñanzas, aunque espero que asimilarlas no sea tan difícil como lo fue en el 2020. También llega repleto de expectativas. Somos únicamente nosotros los que podemos hacerlas realidad.

¡Feliz 2021! ¡Y manos a la obra!

 

 

 

La Seguridad Aeroportuaria del futuro: Tomografía Computada.

El mes pasado Delta Airlines anunció que la TSA (Transportation Security Administration), o sea el organismo norteamericano responsable por la seguridad en el transporte, estaba logrando acelerar los tiempos de control de pasajeros en los aeropuertos, y puntualmente mencionaba a su hub en Atlanta.

Según los cálculos realizados por la aerolínea, sus pasajeros han logrado pasar por los puntos de seguridad un 20% más rápido utilizando la nueva tecnología de tomografía computada.

Según surge de la propia TSA, el CT es el más moderno equipo de escaneo por rayos X y logra mejorar las capacidades de control sobre el contenido del equipaje de mano. Es una tecnología similar a la que se utiliza en las tomografías computadas de la medicina, y a diferencia de los scanners actuales que permiten ver imágenes 2D, estos nuevos equipos trabajan con un sofisticado algoritmo que crea imágenes 3D que, además, se pueden girar 360 grados.

Esta imagen clara del equipaje y su contenido le permite a los agentes de la TSA detectar cualquier amenaza que haya dentro de ellos, y que la computadora identifique instantáneamente cualquier explosivo, incluidos los líquidos. Esto es un cambio radical en los procesos de control aeroportuario, ya que en un futuro no muy lejano permitirá que los viajeros no tengan que sacar su laptop del equipaje para escanearlo de forma exclusiva, como se hace hasta ahora, procedimiento que genera gran parte de las demoras. Lo mismo con los líquidos permitidos, que podrán mantenerse dentro de las valijas.

Y cuando digo «futuro no muy lejano» me refiero a que ya es una realidad, y que sólo falta que se implementen estos tomógrafos en todos los aeropuertos del mundo, para gozar de los beneficios que hoy ya tienen los pasajeros que viajan por el Aeropuerto de Atlanta.

En el actual contexto de pandemia esta innovación tiene además una importante ventaja: al tener que manipular menos el equipaje se reducen los puntos de contacto, y además al agilizar el proceso se ayuda a minimizar el aglomeramiento de gente, algo tan mal visto en tiempos de necesario distanciamiento social.

Un importantísimo cambio que nos facilitará la vida a todos los viajeros cuando estemos por abordar el avión, un momento que de por sí ya genera stress. Por supuesto que es una mejora que requiere de fuerte inversión, y que tardará en extenderse por el mundo. Quién sabe cuándo veremos el primero de estos tomógrafos computados funcionando en Ezeiza! Pero lo que es seguro es que, si las pruebas demuestran que funciona bien, es seguro y ágil, se trata de una mejora que habrá llegado para quedarse, y que será el futuro de todo aeropuerto del mundo.

Es sólo cuestión de esperar…

Fotos: Delta Airlines.