Archivo por meses: diciembre 2019

Comienza un nuevo año: Llega el 2020.

Una vez más llegamos al final del año, momento de hacer el balance de lo que pasó y de pensar en cómo seguir en el futuro. Como proyecto personal el blog no escapa a la regla así que hoy me salgo un momento de la dinámica habitual para mirar hacia atrás y recorrer un poco estos últimos doce meses que pasaron.

La primer reflexión es que Ahicito Nomás sigue siendo una gran satisfacción personal. Como ya he contado en otras oportunidades, mi trabajo no tiene más relación con el blog que su cercanía con los aviones y la oportunidad de conocer lugares nuevos a través de viajes laborales; así que cada línea que escribo y cada foto que edito surge de mi tiempo privado. Por eso mismo es muy reconfortante ver que durante 2019 el blog ha vuelto a crecer, acumulando un 46% más de visitas que el año pasado, y lo que es más importante aún, un 40% más de visitantes. Todo esto con prácticamente la misma cantidad de posts, ya que he logrado mantener la frecuencia en 2 publicaciones semanales, cada lunes y jueves.

No solo la preparación y publicación de los posts en forma regular son un desafío que requiere que a veces uno duerma menos, sino que también lo es la búsqueda de material sobre el cual hablar. Como comentaba en el párrafo anterior, tengo la suerte de tener un trabajo que me hace viajar, y eso es algo que siempre aprovecho para conseguir nuevas cosas que compartir con todos ustedes. Eso, y cada vacación o viaje personal que hago.

En ese sentido este 2019 que se nos va ha sido un año particularmente productivo. En cuanto al trabajo tuve la suerte de participar en un programa de capacitación que me llevó a Guatemala a principios de año, y a Canadá en junio, dos países que no estaban en mi lista de prioridades para conocer, y que me sorprendieron muy gratamente. También por trabajo tuve la oportunidad de volar por primera vez en un ATR-72 unas semanas antes de que Avian dejara de operar. En cuanto a lo personal, además de las clásicas salidas de fin de semana por los pueblos de Buenos Aires hubo vacaciones en San Luis y luna de miel de Europa. Así que aunque ya a esta altura me parezca que pasó mucho tiempo, lo cierto es que este año viajé bastante. De todo eso algo ya se contó en el blog y otro tanto está aún pendiente, así que durante 2020 seguirán los posts.

En cuanto al año que se nos viene, el 2020 plantea la problemática de seguir haciendo crecer el blog invirtiendo el menor tiempo extra posible. Sin margen para aumentar la frecuencia actual de posteos, intentaré dinamizarlos para que, sin perder su costado informativo, las publicaciones tengan algún valor agregado para el lector. Otro objetivo que me he impuesto será el de mantener presencia en las redes sociales, principalmente Instagram y Twitter (pueden acceder a mis perfiles en cada una a través de estos links) para promocionar el blog y llegar a una mayor audiencia. Y por supuesto, mantener la calidad de los contenidos o incluso mejorarla cada vez que me sea posible.

Pero al final del día, hay solamente una verdad. Es cierto que disfruto mucho de hacer el blog, de pensar cada foto en función de un post, de vivir cada visita ideando qué voy a contarles sobre ella, y por supuesto de escribir cada publicación. Es algo que me gusta y es mi cable a tierra. Pero todo eso podría hacerlo sin rigurosidad ni frecuencia, simplemente cuando me pinte. La única razón para seguir escribiendo estas páginas cada semana, durante los últimos 5 años y medio, es saber que ahí, del otro lado están ustedes. Sin lectores no habría razón para canalizar mis pasiones en una página web, así que les agradezco enormemente el tiempo que se toman en sentarse a leer y comentar. Sepan que ustedes son mi mayor motivación para seguir adelante con este proyecto personal.

Les deseo a todos que mañana tengan un excelente cierre de año, con sus familias y amigos. Y que el 2020 les traiga salud, alegría y muchos más posts para leer en Ahicito Nomás.

Salud! Y feliz año nuevo!

Maimará, Jujuy: Un hermoso pueblo «escondido» en la Quebrada de Humahuaca.

«Los turistas pasan por la ruta desde Purmamarca hasta Tilcara y no se detienen» era la queja constante que se podía escuchar en Maimará durante mi primer visita al NOA. Los habitantes del pueblo cuyo nombre en lengua indígena significa «estrella que cae» tenían razón: Por la RN9 que recorre la Quebrada de Humahuaca en aquella zona del país, los autos pasaban por el costado del pueblo a gran velocidad, en dirección hacia la vecina (y super promocionada) Tilcara, a sólo 7 km de distancia; o quizá hacia la también hiper conocida Humahuaca, sin prestar ninguna atención al desvío que se abre hacia la derecha.

La verdad es que yo tampoco hubiera reparado en esta localidad de no ser por una eventualidad de aquél viaje, en el que terminé intoxicado durante mi estadía en Purmamarca, pueblo que apenas cuenta con una sala de primeros auxilios. Hubo que agarrar el auto y trasladarme varios kilómetros hasta Maimará, donde se encuentra el hospital público que da servicios en la zona y que, hay que decirlo, al menos en aquellos tiempos tenía una atención excelente. Así descubrí este lugar que me sorprendió no sólo por su excelente centro de salud, sino por la belleza que escondía. Era claro que tendría que volver.

Maimará es un pueblo que no goza de los beneficios del marketing que tienen sus vecinos pero que bien merece una visita. Es opción para pasar unas horas conociendo el pueblo y quizá realizando alguna caminata, pero también puede ser una alternativa para alojarse con precios más económicos que en Tilcara, como hicimos nosotros. Eso sí, en ese caso hay que tener en cuenta que, si bien tiene fuertes aspiraciones, aún no es una localidad turística en sí misma, y que todavía depende de su vecina en cuanto a infraestructura: desde llevar la ropa a la lavandería hasta salir a comer afuera requerirán agarrar el auto y salir a la ruta.

Sin embargo, dejando estos detalles de lado, Maimará es un punto ideal para todo aquél que quiera algo de paz. Es un pueblo tranquilo y muy silencioso, donde todo parece darse en cámara lenta, y que invita a recorrerlo a pie para admirar su arquitectura colonial, y por supuesto, los asombrosos colores de la montaña que tiene justo en frente.

El mirador del Monolito, al que se accede desde la ruta 9 en las afueras del pueblo, es un punto ideal desde el que se puede apreciar la «Paleta del Pintor», como se le llama localmente a este tramo de la ladera que parece pintado a mano. Pero la belleza de estos colores también puede apreciarse desde la vieja ruta (que hoy es la avenida principal del pueblo) y es el mayor atractivo del lugar.

Quienes quieran algo de aventura podrán realizar una caminata por los alrededores hasta llegar al Puente Natural, una formación geológica con forma de puente creada por años de erosión. O bien si se animan a cruzar al Río Grande podrán tener una hermosa imagen panorámica del pueblo.

Un atractivo diferente se levanta al costado de uno de los tres accesos al pueblo, rodeando un cerro. Se trata ni más ni menos que del cementerio de Maimará, que llama la atención incluso desde la ruta por sus bóvedas y su curiosa arquitectura de comienzos del siglo XX. Según dicen, es una de las necrópolis más interesantes de la Quebrada, donde destacan también las coloridas flores que le pelean al paso del tiempo y parecen siempre nuevas gracias a un proceso de desecación.

Un pueblo pequeño y sereno, rodeado de unos paisajes impresionantes, que bien vale la pena para realizar una parada en nuestro recorrido por la majestuosa Quebrada de Humahuaca.