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Choco-Story: El Museo del Chocolate de Brujas.

Es bien sabido que el chocolate belga está catalogado como el mejor del mundo, así que cuando uno visita este pequeño país europeo está casi obligado a probar los bombones que con manos expertas allí se preparan, y seguramente querrá también llevarse algunas piezas a casa, para compartir con familiares y amigos. Pero quienes estén interesados en saber más y quieran ir un poco más allá, tienen la excelente opción de visitar Choco-Story.

El Museo del Chocolate de Brujas está ubicado en la esquina de Wijnzakstraat y Sint-Jansstraat. Allí se levanta un edificio histórico que data del año 1480, época en que era una taberna de vinos, para luego pasar a ser una pastelería. Este es el lugar en el que hoy en día uno puede introducirse de lleno en el mundo de una de las sustancias más ricas que el mundo conoce desde tiempos inmemoriales: el chocolate.

Y eso es justamente lo primero que queda claro en Choco-Story, porque la muestra comienza, como debe ser, desde el principio. Es que la tradición de beber cacao se remonta a las culturas americanas, hace más de 5000 años atrás, cuando tanto Mayas como Aztecas la utilizaban en sus ritos religiosos como ofrendas a los dioses, y en su comercio diario como moneda de intercambio. De hecho, la palabra misma «cacao» viene ni más ni menos que del vocablo olmeca (antecesores incluso a los mayas) «ka-kaw».

Con la llegada de los españoles a América el cacao se traslada a Europa, donde comienza a hacerse cada vez más común su consumo en las cortes reales.

Pero la muestra del museo no es sólo histórica sino que se sumerge también en cómo se produce el chocolate. Es normal escuchar que el chocolate negro es el más sano, mientras que el chocolate blanco no es chocolate, pero en Brujas queda bien claro por qué. Tan sólo hay que mirar en detalle este panel que muestra los diferentes porcentajes de cada ingrediente, en cada variedad de chocolate. Vean nomás los niveles de azúcar, y cómo la pasta de cacao es nula en el chocolate blanco.

Estando en una de las ciudades más turísticas de Bélgica, la exposición aborda también un tema central: ¿Por qué el chocolate belga es el mejor del mundo? Bueno, según ellos hay dos razones principales:

En primer lugar, es realmente delicioso. Y eso tiene que ver con las regulaciones para su producción, que se remontan a 1884 cuando se estableció que todos los productos que quisieran llamarse «chocolate» debían tener un mínimo de 35% de cacao puro. Por otro lado, la molienda de los granos de cacao (que son seleccionados para utilizar los de máxima calidad) se realiza hasta obtener un resultado de entre 15 y 18 micrones, lo que evita sentir un gusto granulado en la boca.

El segundo motivo tiene más que ver con el marketing. El praliné belga inventado por Neuhaus en 1912 es un producto rico y fácil de comer, y que logró darle identidad al chocolate producido en el país. El mismo Neuhaus fue el que inventó un packaging que hizo que el chocolate fuera fácil de transportar. Y finalmente, hasta la actualidad, la industria exportadora de encargó de diseminar el chocolate belga y hacerlo conocido en todo el mundo.

La muestra finaliza con una vista de la cocina donde el visitante puede ver con sus propios ojos cómo se fabrica el chocolate. Y el precio de la entrada, por supuesto, incluye un pequeño ejemplar como para degustar de qué se trata.

Aunque para sentir sabores fabulosos no es necesario llegar a este punto. A lo largo de la muestra hay diferentes dispensers donde el visitante puede servirse pequeños trozos de diferentes variedades de chocolate. Se puede comer tanto como uno quiera, pero no está permitido agarrar para llevarse.

Y toda una curiosidad son las figuras gigantes hechas de chocolate, en particular el enorme huevo de 120 kilos que es toda una tentación. Ideal para tener en casa una de estas Pascuas, y no sobrevivirla…

El Museo del Chocolate de Brujas está abierto todos los días de 10 a 17 hs y el costo del ticket es de EUR 9.50 para los adultos y EUR 5.50 para niños de hasta 11 años, mientras que los menores de 6 entran gratis. Igualmente uno puede combinar el ticket con otras atracciones, así que a los interesados les aconsejo visitar la web de Choco-Story para ver si alguna promoción les sirve.

Y ahora sí. A disfrutar del mejor chocolate del mundo, pero sin empacharse!

Viajar en transporte público por Bélgica.

Cuando uno viaja en plan turístico a Europa lo más normal es aprovechar el pasaje transatlántico para conocer varios países. Lo mismo vale para cuando uno está en alguno de estos países, y en este caso en particular, en Bélgica: aunque seguramente hagas base en la capital Bruselas, muy probablemente quieras descubrir algún otro rincón del territorio belga. Para hacerlo, lo mejor será aprender a utilizar de modo efectivo su red de transporte público.

En la ciudad capital de Bruselas vamos a necesitar usar el metro o los tranvías, con seguridad. En nuestro caso usamos mucho el metro, cuya red cuenta con 6 líneas diferentes, y que tiene la particularidad de que diferentes ramales paran en el mismo andén, razón por la cual habrá que estar atento a la cartelería que, en general, es bastante clara.

Una característica del metro de Bruselas: Vía única y andén de ambos lados del tren.

Comparado con otras ciudades europeas (como Londres, por ejemplo) el costo del ticket en Bruselas resulta bastante económico, y el viaje simple sale EUR 2.10 y tiene validez por 24 horas desde el momento en que se lo valida (insertándolo en los molinetes o en las máquinas a bordo de los tranvías). El mismo ticket es válido tanto para el metro, como para el tranvía o incluso el autobus. Dependiendo de cuánto vayas a viajar en el día es conveniente que averigües por los abonos de 24 hs. porque quizá te resulte más económico. Eso sí, tené en cuenta que la validez del abono vence a las 24 hs. del día en que se validó, es decir que mientras más temprano lo hagas, mayor provecho le sacarás.

Los tickets se pueden comprar en las máquinas expendedoras con tarjeta o en la ventanilla de la estación.

Para viajar fuera de la ciudad el tren será una gran opción. Como sucede en Europa en general, la red ferroviaria belga es amplia, y cada andén es compartido también por varios ramales que difieren en destinos y en horarios. Por eso es muy importante chequear no solo el destino y estaciones intermedias de la formación a la que nos queremos subir, sino también el circuito que realizará: hay ocasiones en donde dos trenes paran en la estación que necesitamos, pero por la ruta que toman puede pasar que el primero en salir tarde más en llegar a nuestro destino que el que viene atrás. Utilizar Google Maps será de mucha ayuda para elegir la mejor opción y para llegar al andén correcto a la hora precisa: en general, el sistema es muy puntual y la información de la aplicación es de fiar.

El tren de larga distancia es de dos pisos. El número al lado de la puerta indica la clase de vagon: primera o segunda.

Si se tienen planeados varios viajes en tren (incluyendo también a varios pasajeros) puede ser conveniente comprar el Rail Pass en lugar de pagar por cada viaje por separado. El Pass tiene una validez de un año y sirve para realizar hasta 10 viajes en ese período. Es solo cuestión de anotar la fecha del viaje, la estación de origen y la de destino (y hacerlo antes de abordar o apenas haberlo hecho, ya que los guardas pasan constantemente y si te encuentran viajando sin haber anotado el viaje que estás realizando, seguro no te salvás de la multa). Un detalle importante: cada línea anotada te sirve para bajar y subir en todas las estaciones intermedias que haya, siempre y cuando lo hagas en la fecha declarada. Por lo tanto, si pensas visitar Brujas y Gante en un mismo día, por ejemplo, solo hace falta que declares Bruselas como origen y Brujas como destino, y ese mismo viaje te sirve para bajar en la intermedia Gante y volver encaramarte luego en la misma dirección.

Importante revisar el itinerario de cada tren para decidir cuál es el más conveniente.

Ni en Brujas ni en Amberes necesitamos de medios de transporte para recorrer la ciudad, pero diferente es el tema en Gante, donde la estación queda bastante alejada de la zona turística que rodea al castillo. Allí utilizamos el tranvía, lo cual resultó francamente complicado. En primer lugar, buscando dónde comprar los tickets, nos enviaron a una oficina que se encuentra fuera de la estación de ferrocarril, y que resultó bastante difícil de encontrar porque más que una oficina se trataba de un puesto callejero, así que la realidad no se acercaba en nada a lo que nos imaginábamos.

La oficina de venta de tickets para el tranvía de Gante está fuera de la estación de ferrocarril, sobre la avenida.

En segundo lugar, en esta oficina se atienden reclamos y problemas de toda clase, así que la cola es larga y la rapidez con la que avanza depende del trámite que hayan ido a hacer todos los que tenés adelante. Lo único positivo de la experiencia de espera fue el asesoramiento de los empleados que recorren la fila consultando el motivo por el que estás esperando, y que aprovechan esa demora para explicarte cómo funciona el sistema y qué es lo que más te conviene. Ese día en particular que habíamos decidido visitar Gante, el Daypass estaba en promoción de EUR 4 en lugar de los EUR 6 habituales, y por eso nos era más económico que comprar los tickets sencillos para ir y venir.

Los trenes belgas son modernos y limpios, las pantallas indican la estación actual y la próxima, entre otras cosas.

El tranvía tiene la ventaja de que uno puede tomarlo como parte del paseo, observando los barrios y calles por los que avanza, pero tiene la desventaja de no contar con estaciones definidas, sino que sus paradas se asemejan a las de nuestros colectivos. Es decir que ubicarte puede resultar complicado, así que será fundamental tener un plano de la ciudad para ir siguiendo el recorrido del tranvía o, mucho mejor, tener datos en el celular y utilizar el GPS del Google Maps (u otra aplicación similar) que te permita bajar en la parada correcta.

La estación central de Amberes es de una belleza impresionante tal, que amerita una visita en sí misma.

Recomendado, investigar un poco el sistema de transporte público antes de salir, en base al itinerario que se tenga planeado, así se evitarán idas y venidas innecesarias y perder tiempo que podríamos aprovechar haciendo algo más interesante. Y ahora sí, es hora de salir del hotel y disfrutar