A principios de septiembre nos escapamos unos días de la ciudad para respirar un poco de aire de campo. El objetivo estaba claro: quería pasar unas mini vacaciones fuera del centro urbano y que el bebé tuviera un primer contacto con la naturaleza y, en particular, con los animales de granja que hasta ahora sólo conocía por dibujos en los libros.

Después de buscar opciones de alojamiento que aceptaran niños y que no estuvieran a más de una hora de viaje, elegimos Pampas del Sur, en Cañuelas.

Pampas del Sur ofrece alojamiento de miércoles a domingo en unas cabañas construidas en bloques de a cuatro. Son rústicas, con poco mobiliario y en el interior predomina la madera, especialmente en la gran barra que hace las veces de respaldo de la cama y que nos fue de gran utilidad.

Detrás de la cama (que hay que decirlo, era super cómoda y amplia), y en un pequeño desnivel de 2 escalones, está el placard empotrado y, en el extremo, una tabla de madera que funciona como escritorio. Hacia el otro lado, el baño, cómodo también y equipado con bañera (fundamental para bañar al bebé) y, detalle no menor para el invierno, con calefacción.

Al nivel de la cama la habitación está equipada con una amplia mesa baja, algunos puffs, una pequeña heladera, TV, y, por supuesto, la practicuna que habíamos pedido especialmente al momento de hacer la reserva. La calefacción es con al aire acondicionado frío / calor y un caloventor eléctrico empotrado, que sinceramente a mi me generaba algunas dudas al reservar, pero que la verdad funcionó muy bien. Más considerando que el fin de semana que fuimos fue de lluvia y frío.

Cuando entrás la habitación está en perfectas condiciones de limpieza. Luego, el protocolo Covid marca que no hay servicio de mucama, salvo que vos lo pidas específicamente. También podés pedir simplemente el recambio de toallas diario.

El predio de Pampas del Sur es enorme, y tiene de todo para aprovechar el campo al máximo. De hecho, no hace falta que vayas a alojarte, también tienen la opción de ir a pasar el día y realizar diferentes actividades. Pero si te alojás tendrás más tiempo para recorrer los espacios verdes, visitar la granja o aprovechar la pileta (en verano).

La climatizada, de hecho, es para uso exclusivo de los huéspedes alojados. El protocolo Covid marca turnos de 40 minutos por burbuja familiar, pero nosotros llegamos un jueves y no había nadie alojado, así que pudimos aprovechar del agua todo el tiempo que quisimos.

Los días de semana te podés alojar con media pensión, que solo incluye el desayuno. Durante los fines de semana, en cambio, la única modalidad que ofrecen es pensión completa, y durante el almuerzo podés degustar un muy buen asado estilo parrilla libre, que el día que fuimos nosotros era super tierno. Las mozas van bandejeando los diferentes cortes a medida que salen y vos elegís con qué querés seguir. Postre, una bebida, e infusiones están incluidos también. Para la cena, el menú varía según el día.

Pero algo realmente destacable (porque no pasa en todos lados, por muy buenos y de categoría que sean) fue la amabilidad del personal y el sentido de servicio al cliente que tienen. Todos están siempre listos para ayudarte con lo que necesites, y siempre con la mejor onda. Cuando hacés el check in te agendás el Whatsapp de la recepción, y por ese medio estás constantemente comunicado. Por la noche, cuando el personal del hotel ya no está, también te queda el Whastapp del casero por cualquier emergencia que surja.

Cuando contratás pension completa, por Whatsapp te avisan de las opciones del menú para que elijas cada día. En nuestro caso, hasta nos ofrecieron prepararle algo al bebé. Y como por la noche se duerme temprano y el horario de la cena es a las 21, los chicos de Pampas del Sur nos hicieron una excepción y nos acercaban la comida a la habitación. Como les decía, siempre están atentos a resolverte los problemas, y a que pases una excelente estadía.

Para aquellos que vayan a pasar un día de campo, las actividades incluyen caminata por el campo, paseo en tractor y visita a la granja. Todo depende, por supuesto, del clima.

Pampas del Sur resultó una excelente opción para pasar unos días de tranquilidad, y a apenas una hora de capital federal. Está muy cerca también de Uribelarrea, un pueblito de tinte culinario que vale la pena visitar (del que ya hablamos algunas veces en el blog), y sobre el que también nos explayaremos en otros posts.