Ubicada en la zona céntrica, a apenas 3 cuadras de la plaza principal de Belén, Las Cardas Posada y Spa es el lugar que elegimos para alojarnos durante nuestra visita a esta hermosa ciudad catamarqueña.
Se trata de un complejo de 5 habitaciones con ambiente familiar, una al lado de la otra a lo largo del camino de acceso que desemboca en el estacionamiento techado con capacidad para varios vehículos, un detalle prácticamente fundamental si se tiene en cuenta que Belén funciona como punto de partida para las excursiones a la increíble puna catamarqueña (de la que ya hablaremos largo y tendido), que en general son de al menos 2 días, por lo que se necesita dónde dejar el auto a resguardo.
Las habitaciones son sumamente simples, pero a la vez confortables. A las mismas se ingresa por el pequeño porche al frente, donde una mesita de jardín invita a relajarse con unos buenos mates al atardecer. En lugar de ventanas corrientes, un enorme ventanal de vidrio abarca casi la totalidad del frente y la privacidad se consigue a través de delicadas cortinas que impiden la visión desde el exterior.
En el interior la ambientación es cálida y tiene toques regionales que le dan distinción, como las delicadas pictografías que cubren la pared, o los muebles fabricados con madera obtenida de los árboles de la zona. Por lo que pudimos ver, cada habitación tiene decoración que, aunque de estilo similar, es diferente. Quizá el detalle más llamativo sea la original forma en que se identifican las habitaciones, ya que Las Cardas no utiliza la clásica numeración que se acostumbra en los hoteles, sino que cada una lleva el nombre de una planta de la zona. Así a nosotros nos tocó dormir en la habitación «Retama».
El baño es amplio y la ducha, un lujo. La limpieza, tanto de la habitación como del salón común donde se sirve el desayuno, es excelente. El servicio de alojamiento incluye la TV por cable, una pequeña heladera privada en la habitación y wifi que funciona realmente bien, además del aire acondicionado. Si hace calor y el día está lindo se puede aprovechar la piscina al aire libre. Y el spa, cuyo servicio se abona aparte, incluye reflexología, Shiatzu y tratamientos con piedras volcánicas, entre otros.
El desayuno también está incluido en el precio del alojamiento y es muy completo. Se sirve en el salón que está justo al ingreso del complejo y cuenta con café e infusiones, leche, chocolate y hasta mate cocido, todo dispuesto prolijamente para que uno se sirva. A la mesa luego el personal de la posada te alcanza medialunas, magdalenas, tostadas y fiambre, junto con queso crema, manteca y mermeladas.
Y una vez desayunado uno ya está listo para subirse a las 4×4 y comenzar alguna de las excursiones que pueden contratarse allí mismo, o bien salir a caminar y conocer la ciudad. Las Cardas es un lugar excelente para descansar, relajarse y recuperar fuerzas para emprender la próxima aventura. Quienes estén interesados pueden contactarse con la administración a través de su página web, o de su perfil de Facebook.