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Almuerzo en los Valles Calchaquíes: Paramos en Angastaco.

Seguíamos avanzando hacia el norte por la mítica Ruta Nacional 40 para cubrir el tramo entre Cafayate y Molinos, donde haríamos noche antes de seguir viaje hacia Cachi, y en un momento nos agarró el mediodía y con él, empezamos a tener hambre. Era hora hacer un alto en el próximo pueblo y buscar algo para almorzar.

Así conocimos, aunque sea por unas horas, la tranquila localidad de Angastaco, un lugar donde bajo el rayo del sol se respira una tranquilidad bucólica, y que a pesar de ser muy pequeño cuenta con un difícil entramado de calles que giran, van y vienen de forma totalmente irregular, siguiendo los caprichos del terreno.

Lo primero que llama la atención es la enorme Hostería homónima, una hermosa edificación a la que se ve muy cómoda y bien cuidada, y que hasta cuenta con piscina que, en ese momento por ser invierno, no tenía una gota de agua. Pero eso lo hace pensar a uno que este pueblo en medio de los Valles Calchaquíes bien puede ser un destino turístico a visitar por algunos días, y la verdad que eso no llama la atención si consideramos los imponentes escenarios naturales que hay alrededor. Mismo sin salirse siquiera de la ruta, uno encuentra la impresionante Quebrada de las Flechas, donde las rocas de las montañas parecen cortar el aire con filo propio.

E investigando un poco descubrimos que a pocos kilómetros de allí se encuentra también una formación llamada Los Colorados, que es un anfiteatro natural que me hubiera gustado poder visitar, y está también el Ventisquero, cuyo acceso encontramos sobre la RN 40 pero no ingresamos porque veníamos algo justos de tiempo. Por los carteles de advertencia se trata de un sendero que debe tener unas vistas hermosas del paisaje salteño, pero que seguramente sea de cornisa, así que el que se anime que vaya con cuidado. ¡Y por supuesto que pase por el blog y deje su comentario!

Allí almorzamos unas ricas empanadas salteñas, en un muy simple pero también lindo y limpio restaurante, mientras mirábamos gol tras gol un partido del mundial 2018. Para nuestra sorpresa, en el cajero automático de ese pequeño pueblo (que hasta museo de arqueología tiene) pudimos retirar efectivo; algo que incluso en Salta capital se veía complicado por las largas colas que había que hacer.

Pero lo que por ningún motivo podíamos dejar de visitar era la iglesia, frente a la plaza. Resulta que Angastaco tiene dos iglesias, y esta es la nueva, construida en los años ’70 sobre una explanada a la que se accede por una vistosa escalinata que le da un toque de distinción. Se dice que desde lo alto, la iglesia protege al pueblo. La vieja iglesia, en cambio, data de 1945 y se levantó con adobe, con techo de caña y pisos de ladrillo. Lamentablemente no la pudimos conocer, ya que está ubicada alejada, hacia adentro del pueblo, y por falta de tiempo no nos aventuramos a tanto.

Pero quienes estén por la zona o planeen un viaje por estos pagos, ya saben. Lejos del bullicio de las ciudades, Angastaco puede llegar a ser un muy buen lugar para hacer noche recorriendo la Ruta 40, y de paso, conocer un poco más de su historia y alrededores.

Cititour Querétaro, Parada I: El histórico Cerro de las Campanas.

A unos 240 kilómetros al noroeste de la capital mexicana, la ciudad de Santiago de Querétaro es un importante polo industrial plagado de historia que además atrae muchísimo turismo. Cuando uno la visita es casi obligatorio realizar el cititour para conocerla un poco más profundamente, y en nuestro caso lo contratamos en el mismo hotel donde nos alojábamos, con un excelente resultado. La excursión, a cargo del extraordinario guía Luis Molina no tiene desperdicio alguno y consta de tres paradas.

Hacia el oeste de la ciudad se encuentra el Cerro de las Campanas, primera parada del paseo que como su nombre lo indica se trata de una pequeña colina en la que pasaron grandes cosas. Prolijamente parquizado, a la cumbre del cerro se accede a través de una serie de escalinatas que hacen el ascenso un poco más fácil. La denominación del lugar proviene de las piedras diseminadas por el parque, que tienen la particularidad de emitir sonidos metálicos similares al de una campana, al ser golpeadas con otras rocas. Escucharlo es realmente sorprendente.

Cuando uno camina por los senderos del parque poco puede imaginarse de los hechos que se dieron en aquél lugar hace siglos atrás. Por suerte allí está con nosotros Luis para contarnos con detalle cómo es que Querétaro concentra una parte importante de historia mexicana y cómo el cerro en sí es el epicentro de tal concentración. Y es que en ese momento estamos pisando el punto exacto donde cae definitivamente el absolutismo en México y nace la Segunda República, hechos históricos que marcaron al país entero.

Acorralado por las fuerzas comandadas por el general Mariano Escobedo (cuya estatua ecuestre se levanta frente a la entrada del parque), y luego de perder el apoyo militar de Napoleón que de repente se vio envuelto en una guerra europea, el Emperador Maximiliano de Absburgo se rindió en este mismo cerro luego de haber soportado el intenso sitio a la ciudad que habían impuesto las tropas republicanas. Tanto él como sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron puestos prisioneros y juzgados en el Teatro de la República, donde fueron condenados a muerte por fusilamiento.

La sentencia se concretó el 19 de junio de 1867, también en el Cerro de las Campanas, más puntualmente en donde hoy en día se levanta una capilla. En aquella época había allí un paredón de fusilamiento donde estas tres figuras históricas fueron ejecutadas por un pelotón de 18 soldados, y el punto exacto donde estuvo parado cada uno de los sentenciados al momento de morir fue marcado con una cruz, que luego fue remplazada por una pequeña columna rectangular. Es por eso que antiguamente el lugar era conocido como «El Cerro de las Tres Cruces».

Una vez restablecidas las relaciones con Austria luego del conflicto bélico, el país europeo pidió permiso para construir la capilla que hoy en día se levanta allí en honor a Maximiliano. Al fondo, en el retablo, se puede apreciar una réplica de «La Piedad», donde según se dice, la figura de Jesús ha sido reemplazada por la del emperador ejecutado, estando aquí esta obra de arte por donación de su madre, la Archiduquesa Sofía. Por otro lado la cruz en lo alto es la misma que tenía la fragata en la que Maximiliano y su esposa llegaron a tierras mexicanas, que sería luego el mismo navío que transportaría su cuerpo ya sin vida de vuelta a Europa.

Cien años después del fusilamiento el Cerro de las Campanas fue coronado con una gigantesca estatua del presidente Benito Juarez, gran ganador de la gesta acaecida en el siglo anterior. Como para que no queden dudas de quién fue el vencedor, la mole de piedra está varios metros por encima de la capilla en honor a Maximiliano.  Si uno logra quitarle la vista de encima podrá tener una hermosa panorámica de la ciudad de Querétaro desde la cima del cerro.

Aquí se encuentra también el Museo del Cerro de las Campanas, antiguamente llamado «Museo de la Magia del Pasado», pero como nosotros fuimos un lunes (único día de la semana que permanece cerrado) no pudimos visitarlo. Sin embargo, la temática del museo es básicamente la historia, y a juzgar por el tenor de los acontecimientos que tuvieron lugar en esta colina, supongo que bien vale la pena visitarlo.

Como bien vale la pena el esfuerzo de subir las escalinatas para descubrir este hermoso lugar. Sin dudas, uno de los imperdibles de Santiago de Querétaro.