Hace unas semanas atrás hablábamos de la increíble Ciudad Prehispánica de Teotihuacan y sus misterioras e imponentes pirámides, que por supuesto son una visita obligada para todo aquél que pase por CDMX. De hecho, cientos de personas pasan por este lugar cada fin de semana y eso dio lugar a un montón de registros gráficos que vienen a parar a este post fotográfico.
Porque claro, ya lo sabemos, estos enormes edificios de piedra son imponentes… ¡Mirá qué grande!
A pesar del tamaño (del de las pirámides y del de los tremendos escalones de las escalinatas) están los que se atreven a subir.
Y claro, es lógico, la vista desde acá arriba vale la pena.
Hay enamorados que contemplan el paisaje desde arriba, y también están los que caminan de la mano, pero abajo…
A veces en la cima sale selfie; otras veces hay quién nos tome la foto. Lo que es seguro que siempre se buscará la mejor pose, aunque no creo que el 4 haga falta: si llegaste hasta acá sin rodar por la escalinata es porque el 0,5 de alcohol no lo superás!
Igualmente el personal de seguridad está siempre atento para evitar locuras, y para hacer respetar al pie de la letra toda norma e indicación que haya.
Bueno, en alguna que otra igual a ellos los agarran in fragantti…
Cambiando de tema, a los que se suele agarrar así en Teotihuacán es a estos locos colgados del poste más alto. Se trata de los Voladores de Paplanta, quienes en descenso boca abajo van danzando al ritmo de la música ritual.
La danza, interpretada por cuatro danzantes que equivalen a los puntos cardinales, tiene un origen religioso y sagrado. Mientras que parado sobre el poste el quinto hombre toca la música y coordina el ritual, el descenso de los cuatro hombres-pájaro representa la lluvia cayendo. Cada uno de ellos realiza 13 giros alrededor del poste central, por lo que considerando a los cuatro danzantes eso da un total de 52 vueltas, número equivalente a los años que tanto los mexicas como los mayas creían que tenía cada ciclo solar.
Increíble, no amigo? Realmente un espectáculo maravilloso, aunque hoy en día la tradición y lo sagrado han cedido ante la vistosidad necesaria en todo entretenimiento.
Lo que no ha cedido absolutamente nada son las ruinas de Teotihuacán, por eso hay que cuidarlas y por eso pedimos por favor «no tocar». Y ahí sí, te pusimos un guardia atento a que no metas la mano donde no se debe!
Sin dudas, se trata de una excursión para toda la familia. De la mano y con cuidado por favor, que hay muchas escaleras.
Pero por supuesto que si querés ir vos solo, también podés!
Después de todo, si hay algo que te puedo asegurar es que en Teotihuacán, por más que vayas solo, solo no vas a estar. ¡Mirá todos los que somos!
Recomendado ir con zapatillas cómodas y gorro para el sol, y a disfrutar! No se lo vayan a peder.