En la villa veraniega de San Lorenzo, al noroeste de la ciudad de Salta, hay un complejo de cabañas que esconde algo que encantará a todos los amantes de los fierros. Allí, al fondo del parque, se levanta un salón donde Daniel, dueño del lugar, expone los autos de su colección personal de forma gratuita, para que todo aquél que quiera visitarlo y admirar esas inmaculadas piezas pueda hacerlo sin inconvenientes.

El museo tiene su origen en la pasión de Daniel por los autos antiguos, y el puntapié inicial fue un Valiant V200 que se encontró de casualidad estacionado con una lata arriba del techo. Lo compró y lo restauró, y ese fue el primero de muchos otros. Al ir sumando piezas a su colección personal, Daniel cayó en la cuenta de que los tenía ahí, para él solo, y eso no tenía mucho sentido, por lo que emprendió el proyecto del museo como forma de compartir con el público los resultados de tanta dedicación y trabajo de restauración.

La pieza más curiosa sin dudas es el triciclo que se supone data de fines del 1800, que se trajo desde Entre Ríos y se restauró «imaginando» cómo había sido en su época. Si bien no es una máquina original, sirve como introducción a la historia del automóvil y es un punto ideal para comenzar la recorrida por la exposición. A su lado, el imprescindible Ford T, que por supuesto no podía faltar si de la historia de los autos hablamos.

Pero sin desmerecer los orígenes de los vehículos automotores, la gran figura de la exposición es, sin lugar a dudas y en palabras de Daniel, el Studebaker Presidente de 1924.

La colección no se compone solamente de autos originales, sino que también hay varios hot roads, es decir vehículos antiguos que han sido restaurados sin ser fieles a cómo el modelo salió de fábrica, sino que se los ha personalizado, agregándoles algunos detalles de estética, comodidad o incluso modernizándolos. Un Dodge del año 1931 es un fiel exponente de esto, con unos tapizados verdes que sería un verdadero pecado manchar.

Pero el que es impactante, con esa trompa tan robusta y su enorme motor, además de su señorial color blanco, es el Buick Roadmaster, un auto que parece salido de una película de Hollywood.

La muestra es rematada por una réplica de un viejo taller mecánico, donde se exhiben diferentes herramientas.

Y al lado del taller, un barcito, como para tomarse algo mientras esperamos que el mecánico nos ponga la máquina a punto.

El Museo del Automóvil de Salta está ubicado dentro del predio de las Cabañas San Lorenzo, en la Avenida San Martín 2591, y para saber más podés visitar su web haciendo click aquí.

A solo algunos minutos en auto de la capital provincial, se trata de una excelente opción para quienes pasen por San Lorenzo, o bien para todos los entusiastas de los autos que quieran acercarse a apreciar estas bellezas de antaño.