Como todos los años, durante el pasado fin de semana la Experimental Aircraft Asociation organizó la 38° edición de este tradicional evento que convoca a pilotos, técnicos y entusiastas de la aviación.
La cita se dio en el Aeródromo Ildefonso Durana de General Rodriguez, en el oeste de la Provincia de Buenos Aires, durante sábado y domingo. Este último día, con un sol pleno que lo hizo ideal para ir a ver aviones con la familia, nos acercamos hasta la sede de la EAA para pasar una hermosa jornada.
Constituida en 1982, la EAA Argentina es una asociación sin fines de lucro que tiene entre sus objetivos el promover y fomentar la aviación deportiva y amateur; y la investigación y desarrollo de la misma. Es por eso que en este aeródromo (y en este evento anual en particular) pueden verse tantos prototipos y aeronaves diferentes, en lo que hace a la aviación experimental. En esta ocasión, para ilustrarlo conté con la colaboración de uno de mis sobrinos que foteó un modelo experimental en un impecable primer plano.
Pero por supuesto, una de las partes más esperadas de estos eventos son las piruetas que se mandan en el cielo esos locos del aire que se animan a subirse y andar patas arriba.
También están los que te dejan el avión suspendido en el aire, como esperando para que los spotters le saquemos la foto, y luego lo dejan caer al vacío para recuperarlo mágicamente.
Cuanto más humo, mejor!
Aunque también están los momentos en los que dan vuelas por el aire sin tanto espamento, como se lo pudo ver a este hermoso ejemplar llegado de épocas de la Segunda Guerra, y que estaba probando su destreza en los cielos bonaerenses.
A todos, verlos a absolutamente todos es de lo más lindo!
Pero no solo de aviones están hechas las Convenciones en Vuelo de la EAA. En uno de los hangares había una banda sonando en vivo, mientras que a un costado se lucían estos hermosos autos de épocas pasadas.
Y por supuesto, unos invitados infaltables en estas ocasiones son esos pájaros de metal que pueden suspenderse en el aire por sí solos.
Así aparecía el piloto de pruebas de Cicaré por sobre el público.
Y así hacía flamear la bandera argentina.
Pero esta jornada tuvo dos protagonistas especiales. Uno de ellos fue el B-25 Mitchell «Huaira Bajo» que ya luce espléndido. Se trata de un bombardero bimotor que estuviera presente en la Segunda Guerra Mundial y que desde hace varios años se va restaurando en el aeródromo de General Rodriguez bajo la conducción de Gustavo Passano.
Está hermoso, como recién salido de la década del ’40, y ojalá pueda volver a volar pronto otra vez. Para los interesados, el Proyecto B-25 Mitchell (Huaira Bajo) tiene su página de Facebook a la que pueden acceder en el link.
El otro protagonista especial es este hermoso DC-3 que se ve en la foto de arriba, y al que se puede seguir en su página de instagram haciendo click en este link. También construido en la década del ’40, este ejemplar fue adquirido en Chile y sus actuales dueños lo trajeron volando desde el otro lado de la cordillera. Ahora siguen los trabajos de restauración en General Rodriguez y durante la Convención el público tuvo la oportunidad de visitarlo por dentro. Obviamente que aprovechamos para conocer el cockpit!
Un momento clave fue cuando intentaron encender el motor izquierdo. Las lluvias de la semana anterior complicaron las cosas en un principio pero luego de varios intentos fallidos finalmente el fiel DC-3 respondió y arrancó. El público detrás del ala lo festejó con gritos y aplausos, mientras hacían lo posible por no volarse ellos mismos.
Fue una hermosa jornada de sol, familia y aviones. Tanto modelos que de tan nuevos aún no están certificados para volar, como ejemplares históricos que ahora luchan por volver a hacerlo.
La EAA organiza la Convención de Vuelo en forma anual, así que quienes se hayan quedado con las ganas esta vuelta, siempre podrán tener revancha el año próximo. Para enterarse de los eventos, nada mejor que seguir el Facebook oficial de la EAA.