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Galería fotográfica del Volcán Malacara.

Al sur de Malargüe podés visiar el Volcán Malacara, que debe su nombre al caballo homónimo que tiene la cara manchada de dos colores, y caminar por las coladas de lava hasta su interior, lo que lo convierte en una experiencia única en el mundo.

En este post tenés todas las fotos de esa caminata.

Por la colada

Mónica nos guiaba, aunque no nos dijo si  hay fotomulta para que el dobla en dirección equivocada…

Direccion Obligatoria

De a poco nos vamos metiendo entre paredes, y finalmente, al volcán directamente.

Entrada al volcan

Si mirás para atrás notás claramente la frontera entre «adentro» y «afuera».

De adentro para afuera

En el recorrido se presentan formas extrañas…

Formas en la montaña

Hay huecos por dónde meterse…

Huecos del volcan

Y hasta un puente de roca, por el que lamentablemente no se puede cruzar.

Puenta de Roca

Por momentos las paredes parecen tener rostros que te miran.

rostros en la pared

Bien adentro del volcán, las paredes son realmente altas.

Paredes altas

Y finalmente cuando mirás hacia arriba ves por dónde entra la luz del sol: el cráter.

El crater

Para llegar hasta allí, habrá que hacer algo de esfuerzo físico.

Trepando dentro del volcan

Para salir habrá que hacerse chiquito también….

Saliendo de las entrañas

Y finalmente luego de sortear rocas y más rocas, se llega nuevamente al exterior.

Saliendo del volcan

¡Ahora te quiero ver, porque la cosa empieza hacia arriba! Desde la cima se llega a ver la Salinidad de Llancanelo.

Salinidad al fondo

Pero por las dudas, mejor no te asomes mucho….

Riesgo de Caida

Con tranquilidad, emprendemos el regreso.

En bajada

Así pasó la galería fotográfica del Volcán Malacara, una excursión que tenés que hacer si pasás por Malargüe, y cuyos detalles ya te conté en este post de acá. Ahora sí, es hora de seguir viaje, y contártelo en el próximo post de Ahicito.

Sombras

¡Nos vemos la semana que viene!

Paseo por las entrañas del Volcán Malacara.

Aunque caminar por adentro de un volcán debe ser una experiencia poco habitual hasta para un geólogo, es una de las cosas que podés hacer cuando visitas Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza. De hecho, me animo a decir que directamente es uno de los imperdibles de Malargüe, especialmente si consideramos que el Malacara es un volcán único en el mundo.

Zig Zag

Las coladas de lava hoy funcionan como caminos que guían a los turistas hacia dentro del volcán.

Se trata, al igual que el resto de los volcanes de la Reserva La Payunia, cuyo post podés visitar acá, de un volcán de retroarco, es decir que se formó por la acción de la lava que busca por dónde salir y no por el choque de las placas tectónicas, pero además tiene la particularidad de ser un volcán hidromagmático, significando esto que durante el proceso la lava se encuentra con ríos subterráneos y se fusiona con el agua, provocando una reacción mucho más violenta que lo normal. Así es como el Malacara erupcionó no sólo hacia arriba, sino también hacia todos los costados, creando los túneles por los que hoy podés caminar hasta su mismísimo centro.

Caminando la colada

La guía nos va marcando el paso mientras el sol pega fuerte. Importante llevarse gorro y protección solar.

Igualmente, no es por su condición de hidromagmático que digo que se trata de un volcán único, sino porque no hay otro que se pueda visitar. Sólo tiene un posible competidor en Canadá con condiciones similares, pero es un volcán que aún está activo, por lo que visitarlo se hace un tanto complicado.

Vista desde dentro del volcan

Las altísimas paredes desde adentro del volcán.

Para visitar el Malacara, y al igual que con la excursión a la Caverna de las Brujas, hay que sacar turno, pero la diferencia es que en este caso el mismo se obtiene en la Agencia Aires, que está sobre la avenida principal de Malargüe, al lado del casino. Allí, en marzo pasado, pagamos $130 por el turno, y $30 la guiada, todo por persona. Por supuesto que si no contás con vehículo para acercarte por tu cuenta hasta el volcán tenés la opción de contratar la excursión en alguna de las agencias de turismo, aunque no sea la que a mi más me guste por el tema del altísimo costo sin agregar gran valor a lo que se ve y se hace.

Por la colada

Las líneas en las rocas de las paredes marcan el paso del tiempo y las erupciones.

En nuestro caso el tema del turno se complicó un poco ya que, emergencia hídrica provincial mediante, durante los días de nuestra estadía no había agua en el volcán, y por lo tanto no funcionaban los baños y las excursiones estaban «suspendidas». La verdad es que, si bien la excursión dura algunas horas, siendo algo previsor no hay necesidad de visitar el baño, así que salvo alguna emergencia poco oportuna, no te pierdas la caminata por este ínfimo detalle. Si les indicás en la agencia que lo del baño no importa, sacás el turno igual.

Contrastes

Contrastes entre las sombras del interior y la luz solar que raja el suelo en el exterior.

Para llegar hasta el volcán se sale de la ciudad por la Ruta 40 hacia el sur unos 22 kilómetros, y luego se empalma con la ruta 186 por la que se deberán recorrer otros 20 kilómetros más, pero de ripio. Una recomendación es salir con tiempo para no andar con lo justo. Desde el punto de encuentro con el guía habrá que seguir camino en los vehículos, por lo que es importante no llegar tarde, y si bien el ripio de la 186 está en bastante buen estado, si en el apuro levantás la velocidad las piedras empiezan a golpear y podés romper algo.

Saliendo de las entrañas

Estás literamente dentro del volcán. Pero en algún momento hay que salir de sus entrañas.

La excursión en sí consta de caminar por las coladas de lava abiertas por las erupciones que salieron hacia los costados, y que se convirtieron en verdaderos caminos hacia el centro de la montaña. Es como un sueño de Julio Verne hecho realidad. Ir caminando entre las enormes paredes del volcán es algo impresionante, pero llegar al punto donde mirás para arriba y ves el cráter desde adentro es increíble.

El crater

Uno de los momentos memorables de la visita: la visión de uno de los cráteres desde el interior.

Luego, cuando salís al exterior nuevamente y parece que la visita ya se terminó, comenzás a subir por la ladera hasta la cima para apreciar el paisaje de alrededor desde allí arriba. Ese es el punto de mayor esfuerzo físico, pero nuestra guía Mónica fue muy hábil haciéndonos parar a mitad de camino para darnos algunas explicaciones extra, y por supuesto, para tomar algunas fotos (y aire). Una vez arriba se puede ver, por ejemplo, la Laguna de Llancanelo.

Salinidad al fondo

A lo lejos se divisa la Laguna de Llancanelo, en medio de un paisaje de belleza indescriptible.

La visita al volcán Malacara es uno de mis recomendados para cuando vayas a Malargüe. De verdad, no te la podés perder. Pero si con todo esto aún no te convencí, pasate por acá mismo el jueves que viene y mirá la galería de fotos. ¡Hasta entonces!