Archivo por meses: octubre 2019

La Ruta del Queso y del Vino en México: Probamos los quesos de la Finca Vai.

La excursión de la Ruta del Queso y del Vino la contratamos en el Hotel Madero de Querétaro y tiene su primer parada en la Finca Vai, para luego visitar los pueblos de Tequisquiapan y San Sebastián Bernal, de quienes ya hablamos en los respectivos posts. Por último, la última parada para emprender el regreso es en la Finca Sala Vive, donde cerramos la tarde con una buena degustación de espumantes.

Este cronograma no es casual sino que responde a una razón puntual: En la Finca Vai la visita se cierra como corresponde con una degustación de sus productos, y es recomendable probarlos antes de «contaminar» nuestras bocas con otros gustos. Al menos así nos lo explican durante la visita, que arranca caminando el enorme parque del establecimiento.

La primer parada, luego de pasar por un viejo tractor estacionado y por el estanque con gallinas y patos, es el establo de la vaca. Vai se vanagloria de elaborar sus productos con leche 100% fresca y para ello cuentan con sus propios animales proveedores.

Así la empresa tiene total control de la cantidad y calidad de alimento que las vacas ingieren, y por supuesto de cómo se las ordeña.

Algo similar pasa con las ovejas, que tienen su lugar especial. A un costado del parque se ve una larga hilera de corrales de cemento. Al asomarnos nos encontramos con una gran cantidad de lanudos, de diferentes colores, pelajes, tamaños y obviamente, edades.

Luego de conocer cómo crían y cuidan a estos animales que producen la materia prima de sus productos llega el turno de aprender cómo se elaboran los mismos. Esto no se realiza en la actual línea de producción, a la que no tenemos acceso, sino que la guía nos lleva hasta la construcción del frente, señalizada como la «Fábrica Antigua VAI». De hecho, no es ni más ni menos que eso: el lugar donde antiguamente la empresa fabricaba sus quesos.

Y fijensé si será antigua la fábrica, que los Quesos Vai nacieron allá por los años ’20, aunque claro, no era este el lugar ya que al principio estaban instalados en la Ciudad de México. Eran épocas en las que todo se hacía a pulmón, al punto que los clientes llegaban hasta la cocina donde los empleados interrumpían su trabajo de elaboración para atenderlos y concretar la venta. Elaboración a la vista, que le dicen ahora, y más fresco imposible!

Allí la guía nos explicó en detalle el proceso de elaboración de quesos, e incluso alguno de los visitantes tuvo la posibilidad de agarrar la gran pala de madera y revolver el preparado dentro del tacho.

Luego pasamos a conocer lo que seguramente es el lugar más interesante de la finca: el sótano. Allí es donde los quesos se maduran. Apenas se abre la puerta hay dos cosas que se perciben con claridad y que van intensificándose a medida que se ingresa. La primera es la temperatura, claramente diferente a la del exterior. La segunda, por supuesto, es el inconfundible aroma a queso, que se siente concentrado, y te hace agua la boca.

Por último, el momento más esperado de la visita. Para la degustación cada uno de los visitantes tendrá su platito lleno de diferentes variedades de queso. En cuanto al orden es importante ir siguiendo las instrucciones de la guía, de forma que el sabor del primero no invada y arruine el del segundo. La elección de cuál es el mejor, se las dejo a ustedes!

Si te interesa visitar la Finca Vai por tu cuenta, lo mejor será chequear los datos actualizados en su página web, a la que accedés acciendo click acá. Y listo, luego volvés al blog y nos contás cuál es el queso que más te gustó!

Probamos el servicio low cost de Norwegian a Londres: Reporte del Vuelo DI7506 con destino Gatwick

Este reporte de vuelo tiene un doble condimento especial ya que no solo fue la primera vez que volé con Norwegian, sino que además fue mi primer experiencia con una low cost de larga distancia. La cita era a las 11 hs. en la Terminal A para cruzar el Atlántico y llegar a Gatwick, en las cercanías de Londres.

Así llegamos hasta los primeros mostradores de la terminal A donde Norwegian hace el checkin. Llevábamos los boarding pass ya impresos (ya que siempre es aconsejable realizar el web checkin con anticipación pero cuando se viaja con una low cost es prácticamente mandatorio) y con las etiquetas de equipaje que habíamos impreso en las máquinas de autoservicio que están distribuidas por el hall de la terminal.

 

El proceso de entrega de equipaje fue bastante lento, supongo que por la modalidad de viaje y la necesidad de explicarle a la gente qué había comprado con el ticket, controlar el peso y cobrar los extras de aquellos artículos que se excedieran. Allí mismo se pesa el equipaje de mano que no puede pasarse de los 10 kg. El paso por migraciones también fue bastante lento por la gran cantidad de gente que se junt. Tanto los puestos manuales como las máquinas de Migraciones Express tenían largas colas que derivaron en que, habiendo llegado al aeropuerto más de dos horas y media antes del despegue, cuando logramos llegar al gate el embarque ya había comenzado.

 

Norwegian opera su vuelo desde Buenos Aires con un moderno Boeing 787 en perfectas condiciones, que hace el viaje un poco más cómodo, nada para despreciar considerando las 13 horas de tránsito que tiene el non stop a Inglaterra. Los asientos cuentan con pantalla individual con sistema de entretenimiento que incluye películas y juegos. No hay música ni tampoco te dan auriculares, que debes llevar vos o bien comprar a bordo. Lo que sí hay es USB para cargar el celular.

En cuanto se apaga la señal de «abrochar cinturones» se habilita el snack bar, al que se accede también a través de la pantalla del asiento. Allí podés navegar por las diferentes opciones y comprar lo que gustes. Para darles una idea de los precios en las fotos ven algunos de los vigentes a septiembre 2019.

Una vez seleccionados los artículos los paga uno mismo deslizando la tarjeta de crédito por la ranura de la pantalla, y el comprobante llega por correo electrónico al mail que ingresemos. Minutos luego llegará el TCP buscando el asiento desde el que se hizo la compra para entregarnos el pedido, que en mi caso se veía así.

Igualmente como el vuelo es realmente largo ya habíamos previsto incluir la comida al momento de comprar el pasaje. La tripulación tiene estos detalles registrados y llegado el momento se acercan con el almuerzo, para el cual se podía elegir entre pollo con espinaca o carne con arroz. Las bebidas disponibles son tan variadas como en cualquier otra línea aérea, salvo que no volverán a pasar ofreciéndote más, así que lo que quieras tomar lo tenes que pedir en ese momento. El resto, habrá que pagarlo extra.

El vuelo fue muy sereno, pero siendo diurno se hace realmente largo. Importante tener algo para matar el tiempo, cosa que por supuesto habrá de sobra como para investigar a fondo el sistema de entretenimiento, que dispone de varias alternativas para seguir el viaje incluyendo la vista del cockpit.

Un detalle importante e interesante es que el B787 está equipado con wifi y que al mismo se puede acceder gratis, aunque por supuesto también está la versión premium que por USD 15 te deja navegar a alta velocidad por 3 horas, al punto de poder ver películas on line. La versión sin costo alguno es bastante lenta y funciona de forma más bien aleatoria. Igualmente fue suficiente para usar el Whatsapp y hasta compartir fotos, aunque acceder a redes sociales fue casi una misión imposible. Quizá para eso esté la versión intermedia, llamada justamente «Social» que cuesta USD 6.

 

Una muy grata sorpresa fue el snack de mitad de camino que repartieron los TCP, consistente en un sandwich de queso acompañado de café, té o agua. Algo que no estoy acostumbrado a ver en las líneas full service con las que vuelo, y que tampoco tuvo lugar en el vuelo de regreso de la misma Norwegian, como veremos la semana que viene en el reporte del vuelo con destino Buenos Aires.

Unas horas antes de llegar a Gatwick se comienza a repartir la última comida del vuelo, que a estas alturas ya no estamos seguros si se trata de la cena o el desayuno. Consistía en huevos revueltos, salchicha, ensalada de frutas y un sacramento. Como pueden ver, al menos en el vuelo de ida hambre no pasé.

Un detalle importante de la comida es el vasito de cartón que te entregan con el postre dentro. A no confundirse, que no un recipiente donde abrir y comer el postre, sino que es la taza que tendrás que usar cuando pasen ofreciendo té o café. Los TCP pasan únicamente con las jarras en la mano, y te sirven en ese vaso.

 

Finalmente, luego de un larguísimo vuelo sin escalas llegamos a Gatwick, donde siguiendo los carteles de «Other Passports» llegamos al puesto de migraciones correcto. A esa hora de la madrugada había muy poca gente y el control fue bastante ágil. Las preguntas no pasaron de lo usual: cuántos días íbamos a pasar en el Reino Unido, a dónde íbamos después y qué pensábamos hacer. Por las dudas tenía impreso el certificado de cobertura médica y llevaba a mano las tarjetas de crédito, además de tener en mente la cantidad de efectivo que llevaba encima, pero nada de eso hizo falta.

Enseguida nos sellaron los pasaportes, y la Reina nos daba la bienvenida a Inglaterra mientras íbamos en busca de nuestras valijas. Algo muy particular, las figuras están hechas combinando perfectamente pequeñas fotografías de personas. Una verdadera obra de arte, como puede apreciarse aquí en la nariz y boca.

Próximamente hablaremos del aeropuerto de Gatwick y cómo viajar hasta el centro de Londres, que realmente no es nada difícil a pesar de estar alejado. Por lo pronto la experiencia de volar «long haul low cost» con Norwegian ha sido muy buena y económica. La semana que viene completaremos con el reporte del vuelo de regreso, y vayan preparándose para los posts sobre la gira europea, porque hay mucho material para compartir con todos ustedes!