La excursión de la Ruta del Queso y del Vino la contratamos en el Hotel Madero de Querétaro y tiene su primer parada en la Finca Vai, para luego visitar los pueblos de Tequisquiapan y San Sebastián Bernal, de quienes ya hablamos en los respectivos posts. Por último, la última parada para emprender el regreso es en la Finca Sala Vive, donde cerramos la tarde con una buena degustación de espumantes.
Este cronograma no es casual sino que responde a una razón puntual: En la Finca Vai la visita se cierra como corresponde con una degustación de sus productos, y es recomendable probarlos antes de «contaminar» nuestras bocas con otros gustos. Al menos así nos lo explican durante la visita, que arranca caminando el enorme parque del establecimiento.
La primer parada, luego de pasar por un viejo tractor estacionado y por el estanque con gallinas y patos, es el establo de la vaca. Vai se vanagloria de elaborar sus productos con leche 100% fresca y para ello cuentan con sus propios animales proveedores.
Así la empresa tiene total control de la cantidad y calidad de alimento que las vacas ingieren, y por supuesto de cómo se las ordeña.
Algo similar pasa con las ovejas, que tienen su lugar especial. A un costado del parque se ve una larga hilera de corrales de cemento. Al asomarnos nos encontramos con una gran cantidad de lanudos, de diferentes colores, pelajes, tamaños y obviamente, edades.
Luego de conocer cómo crían y cuidan a estos animales que producen la materia prima de sus productos llega el turno de aprender cómo se elaboran los mismos. Esto no se realiza en la actual línea de producción, a la que no tenemos acceso, sino que la guía nos lleva hasta la construcción del frente, señalizada como la «Fábrica Antigua VAI». De hecho, no es ni más ni menos que eso: el lugar donde antiguamente la empresa fabricaba sus quesos.
Y fijensé si será antigua la fábrica, que los Quesos Vai nacieron allá por los años ’20, aunque claro, no era este el lugar ya que al principio estaban instalados en la Ciudad de México. Eran épocas en las que todo se hacía a pulmón, al punto que los clientes llegaban hasta la cocina donde los empleados interrumpían su trabajo de elaboración para atenderlos y concretar la venta. Elaboración a la vista, que le dicen ahora, y más fresco imposible!
Allí la guía nos explicó en detalle el proceso de elaboración de quesos, e incluso alguno de los visitantes tuvo la posibilidad de agarrar la gran pala de madera y revolver el preparado dentro del tacho.
Luego pasamos a conocer lo que seguramente es el lugar más interesante de la finca: el sótano. Allí es donde los quesos se maduran. Apenas se abre la puerta hay dos cosas que se perciben con claridad y que van intensificándose a medida que se ingresa. La primera es la temperatura, claramente diferente a la del exterior. La segunda, por supuesto, es el inconfundible aroma a queso, que se siente concentrado, y te hace agua la boca.
Por último, el momento más esperado de la visita. Para la degustación cada uno de los visitantes tendrá su platito lleno de diferentes variedades de queso. En cuanto al orden es importante ir siguiendo las instrucciones de la guía, de forma que el sabor del primero no invada y arruine el del segundo. La elección de cuál es el mejor, se las dejo a ustedes!
Si te interesa visitar la Finca Vai por tu cuenta, lo mejor será chequear los datos actualizados en su página web, a la que accedés acciendo click acá. Y listo, luego volvés al blog y nos contás cuál es el queso que más te gustó!