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Carlos Keen: Pueblo gastronómico de un abogado que nunca lo conoció.

Domingo, 10 de la mañana. Mientras calentás el agua para el mate abrís la ventana y te encontrás con un sol espléndido. Es uno de esos días que invitan a preparar un buen asado pero además, estás con ganas de aires de campo. ¡Listo, no lo pienses más! Es el momento de visitar Carlos Keen.

Estacion Carlos Keen

La estación de tren, hoy sede de la feria de artesanos.

Llegar es fácil y rápido. Tan solo basta con agarrar el auto y recorrer el Acceso Oeste (Ruta Nacional #7) hasta el kilómetro 72. A la altura de Luján está la bajada y tomando la ruta hacia la derecha ya no te podés perder porque ese camino, luego de curvas y lomos de burro pero sin bifurcación alguna, desemboca directamente en la estación de tren del pueblo.

Calles de Keen

Construcciones muy antiguas alrededor de la estación.

El surgimiento de la localidad se dio como fue común en los pueblos de Buenos Aires, de la mano del desarrollo del ferrocarril, cuando en 1875 se proyectó la prolongación del ramal y se construyó el tramo Luján – Pergamino, lo que determinó la instalación de un tanque de agua para aprovisionar a las locomotoras y, al ir creciendo el poblado, la necesidad de una estación.

Vias de Keen

Las vías abandonadas que llevas hasta Keen.

Lo que sí resulta curioso es el nombre que se le dio a la estación en 1881, y con esto, al pueblo en sí. Carlos Keen fue un abogado nacido en Flores en 1840 que se alistó en el ejército, luchó en la guerra contra Paraguay y murió durante le epidemia de fiebre amarilla en 1871. No sabría decir si fue por sus méritos en el campo de batalla o por su amistad con el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Dardo Rocha, pero lo cierto es que la administración del ferrocarril decide bautizar la estación del Km. 16 con su nombre, siendo que nunca había estado en ella ni tuvo relación alguna con su construcción.

Estacionamiento

Después del almuerzo la estación se llena de gente.

Hasta la década del ’30 el pueblo vivió su apogeo de la mano del ferrocarril que traía tránsito y actividad económica, incluyendo un molino harinero y producción cerealera y lechera que se transportaba por vía férrea.

Arte en Carlos Keen

Obras de arte en la estación de Keen.

Esto se revirtió principalmente cuando el trazado de la nueva ruta nacional 7 (hoy Autopista del Oeste) a 10 Km del pueblo hizo desaparecer el tránsito hacia San Antonio de Areco, y con ello desaparecieron también los alojamientos, los surtidores de nafta y demás comercios que vivían principalmente de ese flujo de gente. Tampoco ayudó la baja de las frecuencias en los trenes de pasajeros que se empezó a dar en 1935. De a poco, la actividad del pueblo decrecía y mucha gente comenzó a buscar oportunidades en otros lugares.

Fabrica de Fideos

La fábrica de fideos San Carlos 308 todavía funciona.

Las cosas mejoran un poco en la década siguiente con la instalación en el pueblo de la fábrica de dulces Gusi y más adelante, en 1958, de la fábrica de fideos San Carlos 308, que aún en la actualidad funciona. Sin embargo el gran éxito que determina el resurgimiento de Carlos Keen se da en las últimas décadas cuando se convierte en uno de los primeros pueblos en desarrollar el turismo gastronómico en las cercanías de la capital federal.

Iglesia

La Iglesia San Carlos Borromeo contra el cielo.

Hoy los establecimientos gastronómicos son numerosos y los hay de diferentes estilos, desde los clásicos restaurants y parrillas alrededor de la estación hasta estancias que te ofrecen, ademas de un buen asado que en general es en modalidad de tenedor libre, la experiencia de pasar un «día de campo» almorzando al aire libre rodeado de mucho verde, algo que para quienes viven en un departamento en pleno centro seguramente sea más que valorable.

Iglesia completa

Por su parte, la estación sigue siendo el centro neurálgico del pueblo, por no decir que es el pueblo mismo. Ya en desuso desde los años ’70, ahora aloja a los artesanos que ofrecen productos variados a los visitantes.

Feria de artesanos

Hoy la estación aloja una feria de artesanos.

En el interior del edificio, bien preparado para pasar el invierno con una vieja estufa a leña que pareciera seguir funcionando como el primer día, se puede apreciar una muestra de cuadros con temática campestre. Alrededor de la estación, a falta de una plaza principal (otra de las particularidades de Carlos Keen) se levanta el pueblo, incluyendo por supuesto a la infaltable iglesia en honor al patrono San Carlos Borromeo.

Estufa

La estufa dentro de la estación.

Lo que sí no resulta tan fácil es volver desde Carlos Keen, ya que el Acceso Oeste no tiene subida hacia capital en ese punto, por lo que tendrás que pasar por debajo de la autopista y tomar la primer bifurcación hacia la izquierda, en dirección a Luján. A la entrada de la cuidad recién está el acceso a la autopista, pero en este momento la rotonda está en construcción, y como suele suceder en nuestro país, la señalización es pésima. ¡Así no hay GPS que aguante! En el video siguiente (con modificación obligatoria del audio por motivos de copyright) se ve la salida correcta de la rotonda hacia la autopista.

En breve volveremos a tomar la ruta 7 hacia Carlos Keen para hacernos de más datos sobre su actividad gastronómica y pasarte algunos consejos.

De pasada por la Basílica de Luján.

Pasado el mediodía durante nuestra visita a Olivera, de la que te podés interiorizar haciendo click aquí,    el hambre nos encontró sin nada a mano más que las facturas que habían sobrado del desayuno rutero, así que volvimos sobre nuestros pasos por la RN5 y nos acercamos a la ciudad de Luján, con intenciones de hacer una escala técnico-alimenticia. Sin embargo, y como suele suceder los planes cambiaron, porque estando tan cerca de la imponente Basílica resultó totalmente imposible no hacer una parada fotográfica que se suponía sería de unos minutos, pero por supuesto terminó siendo de tarde completa.

Vista completa de la plaza Belgrano con la basílica de fondo

 

Frente a la iglesia, la Plaza Belgrano es un espacio amplio donde un domingo por la tarde se llena de puestos de venta ambulante, desde carritos de garrapiñadas hasta puestitos que te ofrecen imágenes de la virgen en todas sus variedades. En días de peregrinación, semejante lugar no alcanza para albergar a la enorme cantidad de fieles que llegan caminando. El centro de la plaza está custodiado por el monumento al General Belgrano, el primero que se instalara en el país.

Monumento al General Belgrano.

El monumento está estratégicamente ubicado y parecería que para centrarlo hubiesen utilizado la propia iglesia, valiéndose de sus dos torres.

Belgrano pareceria custodiar la basílica día y noche.

La Basílica, como ya dicho, es imponente. Tiene algo más de 106 metros de alto, y ocupa una superficie de 104 x 68 metros. Es de estilo neogótico, aunque yo no sepa explicarte con exactitud qué quiere decir esto, por lo que tendremos que preguntar más detalles al respecto a algún arquitecto amigo, o si alguno lee esta entrada lo invitamos a dejarnos un comentario esclarecedor. Lo que sí puedo decirte, es que tamaña obra de arquitectura no se construyó de la noche a la mañana, sino que llevó apenas 48 años, habiéndose iniciado la obra el 15 de mayo de 1887 con la colocación de la piedra fundamental, extendiéndose hasta el año 1935 en el que finalmente se culmina.

Vista desde el pie de la escalinata.

Fue el Padre Salvaire quién dio el primer impulso a la obra y se abocó a conseguir todo lo necesario, incluida una cantera de piedra caliza que compró en Entre Ríos, lo que le aseguraría todo el material necesario para concluir la obra. Claro que garantizarse su disponibilidad es una cosa, y tenerlo en el lugar de la obra es otra. Allá por finales del 1800 el material era transportado por vía fluvial desde Colón hasta Buenos Aires desde donde transbordaba en tren hasta Luján, algo que resultaría muy raro en nuestros días donde de seguro se movería por camión colapsando aún más las rutas y costando verdaderas fortunas. El tramo final representó por años un desafío, hasta que en el año 1900 se habilitó la Estación Basílica, facilitando sobremanera las cosas.

Las dos cruces: la virgen y su monograma.

La historia de la Basílica está íntimamente ligada a la de la Ciudad de Luján y al milagro de la carreta. En algún próximo post ahondaremos en estos hechos que marcaron para siempre a una de las ciudades más importantes de nuestra provincia de Buenos Aires. Sin embargo es imperioso destacar que antes de obtener la categoría que ostenta hoy en día, se trataba de un santuario mucho más humilde, hasta que el 3 de diciembre de 1871, en agradecimiento a Dios por el fin de la epidemia de fiebre amarilla, se organizó una peregrinación cuya magnitud determinó la necesidad de una mayor estructura en aquellos pagos. La obra comenzaría y se extendería por largos años, y recién en noviembre de 1930 el entonces papa Pio XI le otorgaría el título de basílica, aún antes de haber sido finalizada la obra.

La estructura está elevada del nivel del suelo sobre una escalinata de 15 escalones de mármol que vienen a simbolizar el acceso de los ancianos a un lugar superior. Desde esa superioridad, la perspectiva de la plaza cambia y te encontrás casi a la misma altura que el General Belgrano, lo que te permite una vista del prócer cabalgando sobre el cielo celeste y blanco, colores de la bandera que creó.

Vista del monumento desde la entrada de la basílica.

Al entrar, lo primero que capta la atención es el altar mayor, y a mi en particular, las dos impresionantes arañas que cuelgan de la nave central sobre el pasillo. Las misas allí están presididas por la imagen de la Virgen de Luján, patrona de la Provincia de Buenos Aires desde 1900, y de Argentina, Uruguay y Paraguay desde 1930.

Interior de la iglesia.

El interior está cargado de imágenes y esculturas a más no poder. Los vitrales fueron traídos en 1896 desde Burdeos, Francia; el altar de San Antonio de Padua llegó desde Genova, Italia; mientras que las estatuas del altar mayor son de mármol de Carrara.

Imagen dentro de la basílica.

La luminosidad interior de la Basílica durante el día es muy particular e invita a jugar con la cámara.

Jugando con la cámara. Capítulo I.

Jugando con la cámara. Capítulo II

Durante los largos años de historia la Basílica seguro tuvo gran cantidad de sucesos destacados, pero sin lugar a dudas, el más relevante no solo para el mundo católico sino para todos los argentinos, fue la visita del Papa Juan Pablo II en junio de 1982, dentro del marco de su gira por Gran Bretaña y Argentina orando por la paz entre ambos paises, en medio del conflicto bélico que nos marcaría a fuego: la guerra de Malvinas. Unos días más tarde de la visita, Mario Benjamín Menéndez, gobernador de las Islas, firmaba la capitulación poniéndole fin a una locura militar que se cobraría la vida de casi 650 argentinos, en su mayoría jóvenes conscriptos que nunca deberían haber estado allí.

Juan Pablo II orando en junio del ’82.

Quizá cuando el actual Papa Francisco visite nuestro país se tome un tiempo para pasar por la Basílica que tan bien conoce. Si es así, dudo que planifique una visita fugaz como hicimos nosotros, pero de lo que sí estoy seguro, es que también como a nosotros, le va a llevar al menos toda una tarde.

Próximamente, y con itinerario un poco más confirmado, volveremos a Luján para seguir buscando historias e imágenes de esta ciudad y sus alrededores.

 Nota del Autor: Este post fue publicado originalmente el 1/06/14