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Volando de Ushuaia a El Calafate con Lan, y reporte de un aeropuerto colapsado.

El segundo punto de las últimas vacaciones era El Chaltén, en la provincia de Santa Cruz, pero viajar por tierra hasta allí desde Ushuaia era un verdadero trastorno ya que no hay forma de llegar en forma directa y se pierden cualquier cantidad de horas en la ruta, pasada por Chile para cruzar al continente incluída. Por eso no dudamos en volar hasta el aeropuerto más cercano: El Calafate.

Con el web check in ya hecho a través de la aplicación de Lan (que te podés bajar a tu celular), llegamos al Aeropuerto Malvinas Argentinas en un remís compartido con una viajera brasileña que volaba con escasos minutos de diferencia de nosotros. Una vez hecha con mucha rapidez la entrega del equipaje nos dispusimos a ir al sector de pre-embarque, y allí es donde advertiríamos el caos. El hall del aeropuerto estaba lleno de gente, pero no para hacer check in, sino para entrar a pre-embarque.

Check in Lan

Los mostradores de check in donde entragamos el equipaje, si bien había gente era un trámite rápido.

Luego de que, preguntando cual pagofacilero, logramos descubrir dónde finalizaba la cola, y que era única para las dos líneas que operan (Lan y Aerolíneas Argentinas), nos sumamos a la fila a escasos metros del mostrador de check in, viendo que la misma venía desde el piso de arriba.

Cola para embarque 1

La fila única para pasar a los scanners venía desde el primer piso donde está el ingreso a pre-embarque.

Al cabo de no muchos minutos ya no eramos los últimos. Si mirabas hacia atrás, la cola seguía de esta forma increíble:

Cola para embarque 2

Por detrás, el caos. La fila va, viene y vuelve a ir, y se mezcla con las de check in.

Los minutos pasaban, la gente avanzaba a paso de tortuga y la hora de los despegues se acercaba provocando natural nerviosismo en la gente. Las consultas al personal de tierra eran constantes, y la respuesta era siempre la misma: el ingreso a pre-embarque corresponde al aeropuerto, no a la línea aérea; y la cola era la misma para todos, pero ningún avión iba a dejar gente abajo ya que cuando se acercara el momento el personal de tierra nos avisaría para darnos prioridad.

Dos colas

Dos filas para ingresar a pre-embarque. La hilera simple de la izquierda: Lan. El resto: Aerolíneas.

La confusión se desató cuando Aerolíneas Argentinas comenzó a pedir que algunos de sus pasajeros salieran de la cola y los llevaron por otro lado, sin subir al primer piso. Desde abajo se veían movimientos raros en la planta superior, y personal de Lan que iba y venía, y acomodaba gente a un costado. En realidad, estaban dividiendo la cola por aerolínea, pero eso recién se supo cuando varios subieron a preguntar si había que adelantarse para no perder el vuelo. ¿Comunicación oficial por altoparlante? Bien, gracias.

Finalmente supimos por medio de personal de tierra de Lan que el problema era que se habían programado 3 vuelos de Aerolíneas Argentinas más el de Lan casi en simultáneo, y el aeropuerto estaba literalmente colapsado. La puerta que da ingreso al área de scanners es una común y corriente, donde entra una persona por vez, y con la fila dividida los pasajeros de ambas compañías se iban alternando. Hasta que se hizo la hora del embarque y nos hicieron pasar a todos los de Lan de una.

Virando sobre el Beagle

Apenas se despega del suelo, el A320 de Lan comienza el viraje en 180° sobre el Canal de Beagle.

Increíblemente, a pesar de todo esto, el vuelo no se demoró. Lo que sí, al llegar al gate no había posibilidad de pagofacilearla: llegabas y abordabas de inmediato, casi no había fila. El despegue fue muy tranquilo, y el piloto enseguida viró en 180° hacia la izquierda, lo que nos permitió a los que estábamos de ese lado una vista increíble de la ciudad y el aeropuerto desde el aire, momento que se puede apreciar claramente en este video:

El vuelo hasta El Calafate es de apenas una hora, motivo por el cuál el servicio de abordo no incluye comida, sino que únicamente pasan con el carrito de bebidas. Personalmente debo decir que no lo disfruté; es más, la pasé bastante mal. En mi estadía en Ushuaia me había ligado un resfrío que no llegué a curar para el vuelo, y las gotas que me recomendaron para destapar la nariz no las pude conseguir. La conclusión fue que volé algo congestionado; lo suficiente para que se me taparan los oídos y que el descenso sobre El Calafate fuera una experiencia desagradable que me dejaría sordo del lado derecho por los tres días siguientes.

Sobre las nubes

Ya en altura y velocidad crucero, volamos sobre las nubes hasta El Calafate.

Las conclusiones son obvias. Para los viajeros, evitar como sea volar congestionados, aún cuando sea un viaje corto. Y para la administración del Aeropuerto Malvinas Argentinas organizar mejor los vuelos, al menos hasta poder ampliar las instalaciones y que se pueda atender a cuatro aeronaves a la vez y a sus respectivos pasajeros como corresponde.

Fe de Erratas: En el video aparece como hora de despegue las 17 hs, pero eso es erróneo. El LA4483 despegó a las 2:24 con escasos 3 minutos de demora, según Trip Advisor.

Reporte de Vuelo: Regreso a AEP desde MDZ con Lan.

El vuelo de regreso a Buenos Aires fue el LA 4249 con horario de despegue para las 20:30 hs. del domingo 22 de marzo, por lo que dos horas antes estaba en El Plumerillo listo para pasar raudamente todos los controles y aprovechar el sol del atardecer para spottear un poco desde la sala de preembarque. Sin embargo, hubo un problema.

Dos horas antes del despegue sólo había un operador de Lan chequeando el vuelo, por lo cual, tanto los que teníamos hecho el web check in (y sólo debíamos entregar el equipaje) como aquellos que tenían que hacer el proceso de cero en el mostrador, terminamos todos haciendo la misma cola.  No sólo eso, sino que la familia que se estaba chequando cuando llegué, evidentemente algún problema tenía, porque 20 minutos después, el solitario operador la seguía chequeando… Por supuesto que la cola comenzó a crecer, empezó la confusión y se armó otra cola paralela, con un común denominador con la nuestra: las caras largas y la creciente impaciencia.

El BFY en plataforma AEP

El LV-BFY ya arribado a Aeroparque y desembarcando al pasaje.

Dudo que mi twitt de queja arrobando a Lan Argentina haya tenido que ver (ya que hasta el ahora no ha tenido respuesta), pero momentos después apareció un ejército de empleados que comenzaron a intentar ordenar el proceso (no de la mejor forma posible, por cierto) y finalmente lograron agilizarlo para el resto de los pasajeros. Realmente me llamó poderosamente la atención la ineficiencia del personal de tierra de Lan, ya que nunca me había pasado, pero está claro que, al menos en Mendoza, es un punto a mejorar por parte de la aerolínea.

Lan en el celu

Lan publicita su aplicación para celulares en la cabida de sus aviones.

Yo ya había chequeado a través de la aplicación para celular de Lan y por ese motivo no me imprimieron un boarding pass en papel, y en este punto me quiero detener. La app de Lan resultó muy buena, chequear el vuelo es un proceso muy simple y te deja en el mismo celular una «boarding screen» que incluye un código QR (creo que se llama así), el cual es leído por el personal de embarque con una pistola scanner. Además ya te queda en el celular toda la información sobre el vuelo y el asiento. Muy práctico y ágil, recomiendo plenamente bajarla y utilizarla.

Una vez pasado los controles de PSA me encaminé a preembarque con toda la intención de sacarle fotos a los aviones en plataforma. Pero me encontré con esto…

LV-BFY tras la reja

El ventanal de la sala de preembarque de MDZ está surcado por esta tremenda reja.

La tremenda reja anti-spotters me amedrentó un momento, pero luego de un rato de frustración puse todo mi empeño en pasar un buen rato fotográfico y, si no se podían evitar los fierros, incorporarlos a la foto. Todo esto hasta que descubrí un ventanal libre de reja en una punta, desde donde se ve claramente la cabecera 18 y algunas calles de rodaje. Desde ahí sí se pudo aprovechar.

LV-BFY rodando recien aterrizado

El LV-BFY procedente de AEP rodando hasta la manga asignada.

Considerando que quién llega en horario tiene más de una hora de espera en el aeropuerto, la sala de preembarque de Mendoza resulta «poco feliz». Al menos la sala de puertas 1 y 2 donde embarqué. Hacía mucho que no pisaba este aeropuerto, del que tengo malos recuerdos esperando hacinado en una sala atestada de gente y sin asientos. En ese aspecto ha mejorado mucho, como se puede ver en la foto, pero simplemente no puede ser que no haya ni un kiosko dónde comprar un agua mineral. Como se ve en la ilustración, lo único que hay es una Tienda de Café cerrada… Esto se suma a lo que les comentaba en el post del vuelo de ida, donde se ve que MDZ, siendo un aeropuerto internacional no tiene cartelería en inglés en la zona de cintas. Muy poca cosa para un aeropuerto alternativa a Ezeiza.

Preembarque MDZ

Si querés comer o tomar algo en MDZ, mejor comprá antes de pasar a preembarque.

El vuelo embarcó en horario y estuvo a cargo del A320 LV-BFY comandado por el capitán Gorosito (si mal no recuerdo), quién fue muy cordial y correcto en sus comunicaciones con el pasaje. Lo mismo para los TCP que se manejaron muy bien en un vuelo que, sorprendentemente (por ser domingo de un fin de semana largo) estaba según mis cálculos con por lo menos un 80% de ocupación.

El catering fue idéntico al del vuelo de ida, por supuesto, con la única variante de que, además del jugo de naranja tomé un café negro para combatir el cansancio de 15 días de andanzas. Por lo demás todo igual, así que no valió la pena tomarle foto. Lo que sí valía la pena fotografiar (a pesar de la mugre que tenía la ventanilla) es Buenos Aires de noche, desde el cielo. Un espectáculo de luces impresionante que nunca me cansaré de contemplar.

BUE desde el cielo de noche

Impresionante vista de mi Buenos Aires querido desde el avión, versión nocturna.

El vuelo aterrizó unos 12 minutos adelantado con respecto al schedule y nos depositó en una plataforma de Aeroparque bastante más fresca que la que habíamos dejado hacía dos semanas atrás, por lo que agradecí haberme dejado un buzo a mano. El recupero de equipaje fue muy rápido, aunque en mi caso quedé para lo último y me frenaron la cinta bastante antes de que mi mochila llegara hasta donde la estaba esperando, así que tuve que caminar un poco. Nada a lo que no me haya acostumbrado en estas vacaciones, como ya verán en los próximos posts.