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Fotografía en general.

Los personajes de Amsterdam. Galería de Imágenes.

Hace unas semanas atrás, cuando les conté que al hacer escala en Schiphol tuve la oportunidad de salir del aeropuerto y conocer la ciudad, se las mostré lo mejor que pude en el post «Postales de Amsterdam». Allí hablamos de sus callecitas, sus canales, su arquitectura y por supuesto, de sus bicicletas, pero nada dijimos sobre sus gentes.

Y su gente es lo que le da vida a toda localidad, ya sea un pueblo pequeño o una gran ciudad, así que no podíamos dejar de mostrarlas, aunque en algún punto nos de un poco de miedito…

En la Plaza Dam se ven caras, pero también se ven caretas. ¡Y disfraces completos!

Ya hablamos anteriormente de los museos, y si uno mira hacia arriba puede llegar a encontrarse con gente recorriendo el de cera, Madame Tussauds.

Pero si no quieren pagar una entrada, también hay artistas callejeros.

Y donde hay un dibujante que hace retratos, tiene que haber modelos que posen.

En bicicleta, obvio, las chicas en bicicleta, sean de la edad que sean.

Las pocas que no estén sobre dos ruedas, pueden pedirle a los chicos que las lleven.

Y sino ya fue, se toman el Solar Taxi!

Pero bueno, no siempre se consiguen clientes…

Eso sí, aún en Amsterdam están los que prefieren el colectivo a la bicicleta. La particularidad: la chofer es mujer.

Y capaz no sea mala idea, porque en bici capaz te mandás una y te para la policía.

Por eso quizá, los personajes que parecen salidos de Hollywood deciden caminar.

Lo mismo que un padre de familia.

Ahora, recorras como recorras la ciudad, es importante hacerlo acompañado de música. No hace falta que te vuelvas loco buscando los auriculares, en esta plaza de Amsterdam te lo solucionan fácil.

Y si tenés algo de suerte, cuando se te haga hora de regresar a Schiphol para abordar tu vuelo de conexión, quizá en el hall central de Amsterdaam Central te encuentres con una sorpresa con ritmo.

Ahora sí podemos que conocer a la ciudad de su gentes. Podemos partir tranquilos, para conocer otros lugares del mundo, pero siempre quedará la añoranza por volver.

Muestra fotográfica de Dorothea Lange en el Centro Cultural Borges.

«La fotografía como testigo incuestionable» es el título de la muestra que hasta el 30 de agosto puede verse en el Centro Cultural Borges de la Ciudad de Buenos Aires. La exposición exhibe más de 100 fotos documentales en blanco y negro tomadas por Dorothea Lange, considerada como una de las fotógrafas más influyentes del siglo pasado.

Nacida en New Jersey en mayo de 1895, Lange comenzó a migrar hacia la fotografía documental durante la Gran Depresión que azotó a su país a partir de 1929 y dejó a gran cantidad de empresas en la quiebra, y a miles de personas sin trabajo. A modo de denuncia Lange comenzó a retratar lo que sucedía en las calles.

Su fotografía más famosa la tomó cuando el estado la contrató junto a un grupo de otros prestigiosos fotógrafos para realizar un relevamiento en imágenes de la situación de la población rural norteamericana. Gran parte de la muestra gira en torno a su trabajo encargado por la Farm Security Administration, e incluye por supuesto la serie Madre Migrante, fotos  tomadas a Florence Thompson y sus hijos, en el momento en que estaban inmersos en la más profunda pobreza.

Pero al menos lo que más me impactó a mi es la serie de fotos que muestran los efectos de la Executive Order 9066 del presidente Roosevelt, cuando luego del ataque a Pearl Harbor, el gobierno americano determinó el traslado de todos los ciudadanos con descendencia japonesa a centros de detención, que fueron ni más ni menos que la versión americana de los campos de concentración. Alli los norteamericanos descendientes de japoneses vivieron hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, y Lange registró esa situación desde el momento mismo en que comenzó el proceso de deportaciones.

Y un concepto muy particular de Lange, que grafica perfectamente su labor como fotógrafa documentalista.

La muestra hace honor a su nombre y traslada al visitante hacia el pasado, convirtiéndolo en un testigo eterno del paso de la historia por la sociedad estadounidense. El valor de la entrada es de $150 ($100 para jubilados y estudiantes), pero aunque sea un precio algo alto para quién se interese en la temática valdrá la pena hacer el gasto.

De lunes a sábados en el horario de 10 a 21, y los domingos a partir de las 12 del mediodía, hasta el 30 de agosto en el Borges.