Archivo por meses: diciembre 2018

Alojado en el Hotel Hilton Miami Airport: Ideal para spotters.

Si uno viaja a Miami y quiere alojarse en las cercanías del aeropuerto (no dentro de él donde también hay un hotel), son muchas las opciones de calidad con las que cuenta. Una de ellas es el Hilton Miami Aiport Hotel, ubicado literalmente en la Blue Lagoon: El hotel está emplazado en una especie de península en el lago que está justo frente al aeropuerto, con lo cual la vista de los aviones (algunos de ellos pasan prácticamente por arriba de tu cabeza) es genial. Si te vas a alojar aquí, y te gustan los pájaros de metal, no te olvides la cámara con el tele.

 

La ubicación del hotel en sí, alejado del resto del mundo, puede llegar a resultar un tanto incómoda porque se necesitará auto o contratar un Uber para trasladarse; pero esto es algo habitual en todo Miami en verdad. Sin embargo este punto en contra está más que compensado por la calidad del alojamiento y sus servicios (incluyendo el estacionamiento donde podés dejar el auto alquilado por un fee adicional).

Las habitaciones son enormes. Super amplias y cómodas, te pueden tocar con vista al lago, o al aeropuerto (adivinen cuál elegí yo). Están equipadas con TV y wifi (la internet funcionó excelente, aunque había que renovar el login de forma diaria) y tienen también frigobar bien completo, incluyendo distinto tipos de bebidas (con y sin alcohol) y snacks.

Eso sí, está prohibido usarlo para enfriar otra cosa. Si uno quiere traer algo de afuera y mantenerlo a temperatura el hotel da la opción de pedir un refrigerador adicional (claro que está sujeto a disponibilidad al momento del pedido).

Aunque por su ubicación podría esperarse que se trata de un hotel de paso, el Hilton Miami Airport está preparado para que tengas una estancia cómoda en caso de que te quedes varios días. Así, para organizarte, hay cantidad de cajones para guardado de ropa, y un armario dentro del cual se encuentran la tabla y la plancha (por si alguna camisa se te arrugó en el viaje). También está allí la caja fuerte, pero es algo incómoda,  ya que empotrada en la pared interior del armario tiene forma vertical y entonces resulta complicada para guardar la laptop, a la que hay que poner a su vez en vertical, cuidando que no se caiga ni golpee.

Cargar las baterías puede ser un tanto complicado ya que los toma corrientes están ubicados en la base de las lámparas del escritorio, cuyo forma de gota hace que un adaptador internacional grande no pueda conectarse. La solución fue llevar la lampara hasta el mismo borde del escritorio para que el adaptador tuviera espacio disponible hacia abajo, sin que el escritorio estorbara.

El baño, amplio también, es muy cómodo y cuenta con todos los amenities que corresponden, incluyendo por supuesto el jabón en pan tanto para la ducha como para el lavabo. La limpieza es, simplemente, excelente.

El bar y el comedor del hotel donde se sirve el desayuno están contiguos y son amplios, tienen una buena capacidad de gente. Allí también se puede almorzar o cenar, para lo cual recomiendo que se lleven un sweater o camperita porque, por más calor que haga afuera, allí el aire acondicionado funciona a full y el ambiente se pone helado.

El desayuno me gustó mucho. Es muy variado y no se cierra al típico desayuno americano que vemos en las películas con huevos revueltos, panceta y salchichas. También cuenta con panificados entre los que encontré unos sacramentos que me hicieron sentir como en casa. Pan para tostar (o no), frutas y yogurt son también de la partida.

Pero quizá lo más atractivo del hotel esté en el exterior. Separado del aeropuerto por el lago y la autopista detrás, el edificio está rodeado por un camino que muchos usan para salir a correr temprano a la mañana (aunque también hay gimnasio cerrado), y de mucho verde.

Un patio amplio tiene varias reposeras con vista al aeropuerto, y a un costado está la piscina y junto a ella, un bar al aire libre ideal para degustar una cerveza bien fría. Más allá, donde parece que el hotel termina, hay una puerta de acceso a un camino que se adentra en el lago. La cartelería indica que se puede observar fauna y flora autóctona, y a juzgar por las iguanas con las que me crucé, seguramente sea verdad. El camino finaliza en un mirador estratégicamente ubicado en el extremo de la península, el punto más adentrado en el agua, y casi en línea con una de las pistas del aeropuerto. En cuanto haya un despegue por allí, el avión pasará casi encima tuyo.

Atentos spotters de todas las edades: se pueden pasar horas y horas en este lugar.

En todo sentido, tanto por instalaciones, servicio y limpieza, el Hilton Miami Airport es una buena opción para alojarse. Si es con un teleobjetivo en la mano, mucho mejor!

El Museo Güemes: Historia argentina a plena experiencia sensorial.

Durante décadas la figura de Martín Miguel de Güemes quedó relegada en las crónicas de nuestra historia nacional, situación que se mantuvo hasta que en el año 2016, con la instauración del feriado que lo recuerda cada 17 de junio, el defensor de la frontera norte comenzó a tener el protagonismo histórico que le correspondía. Sin lugar a dudas, la mejor forma de acercarse a su figura, valores y obra, es visitar el Museo Güemes en la ciudad de Salta, un lugar que se destaca de cualquier otro por la forma didáctica en que aborda el tema, haciéndolo no sólo apto para grandes y chicos, sino también atrapante.

El museo se estableció en el edificio donde funcionó la Tesorería Real de la Intendencia de Salta del Tucumán, allá por fines del siglo XVIII, de la que el padre del prócer estuvo a cargo durante largo tiempo. Así es que Martín de Güemes vivió en este lugar con su familia, ya que era también la residencia del tesorero. El edificio, declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1971, fue restaurado por el gobierno de Salta, quién además lo dotó de tecnología puesta al servicio de la cultura, logrando de esta forma un museo diferente.

Si el hecho de entrar a un recinto oscuro y que un cofre se ilumine y te cuente cómo era la vida de Martín durante su infancia es algo novedoso, el seguir el recorrido para encontrarte con los retratos de sus padres que cobran vida para darte la bienvenida y contarte algo más sobre la familia (incluso dialogando entre ellos) aparece como una idea genial. Y alrededor de este concepto gira todo el museo, donde habrá que acercarse a los puntos amarillos pintados en el suelo para que algo en la sala despierte y te acerque un poco más a la historia de este salteño ilustre.

Videos presentados de forma ingeniosa, maquetas en tamaño real que cobran vida para representar una determinada escena, o cuadros que de repente comienzan a tener movimiento para transformarse en una película corta que te convierte en expectador directo de un hecho histórico son una constante en el Museo Güemes.

Logrando entrelazar de forma perfecta la tecnología multimedia y los hechos históricos, el video donde se cuenta la emboscada en la que Miguel de Güemes fue herido de muerte se proyecta en el mismísimo lugar donde estaba la puerta por la que el prócer salió de la casa justo antes de ser atacado.

Por supuesto que el museo tiene su lugar también para los «gauchos» de Güemes y da detalles sobre cómo se desarrollaba la «Guerra Gaucha», fundamental para la independencia argentina al posibilitar primero la reunión del Congreso de Tucumán que finalmente declararía nuestra independencia de España el 9 de julio de 1816, como al defender férreamente luego la frontera norte del territorio nacional, logrando que San Martín se pudiera despreocupar de la integridad del mismo para enfocarse en la campaña del cruce de los Andes y así libertar a Chile primero y a Perú después, arrasando con ello la presencia realista que significaba un peligro para el gobierno patrio de Buenos Aires.

La única desventaja que presenta la temática del museo es que el grupo deberá mantenerse unido todo el tiempo, a fin de accionar los sistemas multimedia de a uno y que los audios no se superpongan  para que la recorrida se entienda, lo que implica que habrá que llevar un ritmo común y probablemente no se pueda leer toda la información que hay disponible en la cartelería. Aún así, esto no empaña la idea ni el sistema, que es sencillamente genial. Un museo diferente, que atrapa y crea interés por la historia, incluso en los más chicos, tan sólo con cambiar y modernizar la forma en que se la cuenta.

¡Un aplauso para el Museo Güemes! ¡Bien hecho!

Y cuando ustedes estén de visita por la ciudad de Salta, ni se les ocurra perdérselo. Toda la información que necesiten para visitarlo lo encontrarán en la web oficial, haciendo click aquí.