Archivo por meses: octubre 2016

Volando a Amsterdam en el B777 de KLM.

Mis últimas vacaciones comenzaron a bordo del vuelo KL702 que, operado por el B777-300 matrícula PH-BVP, me hizo cruzar el Atlántico hasta el viejo continente. Con apenas 6 meses de antigüedad, este avión es de los más nuevos de la flota y eso se nota porque el interior está impecable.

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Llegué a Ezeiza con tiempo y me acerqué a las terminales de autoservicio de la Termical C donde opera KLM para imprimir mi boarding pass. Ya había hecho el check in online en casa, pero me había quedado pendiente el vuelo de conexión a Madrid, que era operado por Air Europa. Desde la máquina pude imprimir ambos boardings, y enseguida me dirigí hacia los mostradores para despachar el equipaje, donde el personal de la aerolínea me confirmó la buena noticia de que mi valija la retiraba en Madrid directamente.

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Antes de entrar al área de embarque pasé por el mostrador de aduana para declarar la cámara réflex y el lente que me estaba llevando al viaje. Esta declaración es necesaria para no tener problemas luego al regreso, comprobando así que nos la llevamos desde Argentina y que no es un artículo nuevo por el que debamos pagar el arancel de importación al regreso. Normalmente adelanto el trámite por internet, pero esta vez la web de AFIP no estaba funcionando así que el guarda de aduana tuvo que hacer todo a mano.

El abordaje fue por el gate «antispotter» 18, donde el avión queda estacionado detrás del free shop por lo que conseguir una foto potable de su fuselaje completo resulta prácticamente imposible. Igualmente no tuve mucho tiempo para quejarme porque siendo que volaba en uno de los últimos asientos del avión, fui uno de los primeros en subir.

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El B777-300 PH-BVP de KLM en el Gate 18, ubicado atrás del free shop.

El vuelo iba lleno, pero eso no impidió que disfrutara de volar en ventanilla con el asiento del medio vacío. Mi vecino de asiento aparentemente era muy amigo del jefe de abordo y pasaron buena parte del embarque charlando en un idioma que no reconocí. Una vez que el abordaje finalizó, el TCP lo hizo cambiar de asiento a uno libre que había en la fila central sobre el pasillo, y en consecuencia me di el lujo de volar mucho más cómodo.

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Los hangares de Aerolíneas Argentinas y el sector de Chivatos, vistos desde el aire.

Minutos después despegamos por pista 35, lo que me permitió tener algunas vistas privilegiadas de la Autopista Ricchieri, el aeropuerto y los hangares de Aerolíneas y Chivatos desde el aire.

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Barrio Uno y Autopista Ricchieri, vistos desde el aire. Más atrás, el Aeropuerto de Ezeiza con sus dos pistas.

Durante los primeros minutos del vuelo me dediqué a disfrutar de la vista, y luego comencé a explorar el sistema de entretenimiento, donde me encontré con una serie de videos «desde el cockpit». Los mismos pilotos de KLM te muestran allí diferentes cuestiones relativas al vuelo, como ser el funcionamiento del piloto automático, o un aterrizaje en el inmenso Jumbo B747 en el pequeño y famoso aeropuerto de Saint Martin. Obviamente me los devoré uno atrás de otro hasta terminarlos.

cockpit-videosComo siempre, el menú de KLM vino super completo. Para la cena pedí la opción de carne, que venía con puré y una ensalada de aceitunas a modo de entrada.

comidaLuego de la cena, y teniendo en mente este post de Floxie sobre el síndrome de la clase turista (que recomiendo leer atentamente), le pedí permiso a mi compañero de fila y salí a estirar las piernas caminando un poco por la cabina del avión. En el galley del medio, donde ya estaba todo listo para que uno se sirviera algo dulce o para tomar, me crucé con los TCP que iban ofreciendo el duty free en vuelo, y que por supuesto con el muy buen humor que caracteriza a la gente de KLM quisieron venderme algo; lo que fuera. Quedé en que si estaban en mi vuelo de regreso a Buenos Aires les compraba algo, pero ellos estimaron que volver a Argentina tan pronto era bastante improbable.

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Durante la noche, en el galley la tripulación deja listos dulces y bebidas para que los pasajeros se sirvan.

En el galley trasero del B777, al final del avión, hay un buen espacio donde uno puede quedarse estirando las piernas sin molestar. Eran varios los que estábamos allí, incluyendo una pareja de alemanes que hablaban con los tripulantes, charla a la que no tardé en sumarme. La conversación se extendió bastante, hasta que las luces de la cabina se setearon en modo nocturno, momento de volver a los asientos para dormir un poco.

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Llegando a Ámsterdam.

Durante la noche la tripulación pasó ofreciendo un sándwich de jamón y queso y la tradicional galletita holandesa; y luego de eso el siguiente servicio sería el del desayuno: huevos revueltos con papas y tocino y una ensalada de frutas. Estaba claro: en ese vuelo, hambre no íbamos a pasar.

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La sombra del B777-300 de KLM sobre el campo holandés, mientras aproxima hacia el aeropuerto para aterrizar.

Llegando ya a Amsterdam KLM ofrece un servicio a los pasajeros que realizan conexión a través del sistema de entretenmimento, donde se puede acceder a la información del gate de conexión. Revisé mi caso y allí encontré que el vuelo UX1098 que debía tomar yo partía de la puerta C24.

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Antes de llegar uno accede a la información sobre puertas de conexión a través del sistema de entretenimiento.

El aterrizaje fue muy suave y tuvimos un buen rato de carreteo hasta la posición asignada. Así finalizó un excelente vuelo con KLM. A partir de allí debería correr para llegar a mi vuelo de conexión, pero eso es tema de otro post.

Visitamos el Museo Marítimo Nacional de Chile, en Valparaíso.

En el Paseo 21 de Mayo, allí donde los puestos de artesanías se amontonan en cuanto salís del ascensor, y desde donde se tiene una increíble vista del puerto, y de la ciudad de Valparaíso creciendo desde la orilla del Pacífico hacia lo alto de la montaña, allí mismo está el ingreso al Museo Marítimo Nacional, uno de los lugares que todo visitante que quiera conocer de la historia chilena tiene que visitar.

Timon Torpedero Tte Rodriguez

El timón del torpedero Teniente Rodriguez es una de las piezas de colección del museo.

El museo que en sí comenzara su historia a bordo del mítico Huáscar, el buque peruano que fuera capturado por los chilenos durante la Guerra del Pacífico, y que sirviera a la armada trasandina hasta que fuera anclado en el puerto de Talcahuano como museo, hoy en día funciona en la ex Escuela Naval, en Valparaíso, siendo el primer museo nacional de Chile en encontrase fuera de Santiago, la ciudad capital.

Busto

Arturo Prat Chacon tiene su sala dedicada en el Museo Nacional.

La recorrida se puede hacer de forma individual, sin guías, siguiendo simplemente los aclaraciones en las distintas salas que se van visitando. En general cada sala tiene una temática particular, destacándose al comenzar la sala Bernardo O’Higgins, dedicada al nacimiento de la armada, y en cuyo centro la estatua del prócer controla la situación.

O'Higgins señala

O’Higgins señala la pintura que retrata el triunfo argentino-chileno en la Batalla de Chacabuco, frente a los realistas.

Otra sala particular es la Cripta al Loor de Chile, donde con un llamativo y solemne diseño semicircular, se le rinde homenaje a los héroes chilenos de la Guerra del Pacífico, cada uno con su respectivo retrato.

Sala de retratos

En la cripta se respira un aire particular que obliga a bajar la voz frente a los retratos de los combatientes.

Es un museo donde la historia tiene ocupa un lugar central, y por supuesto, predomina todo lo que tenga que ver con el costado marítimo de los hechos, pero esto no quita que haya también reliquias de otros ámbitos, como la bandera del Ejército Libertador del Perú, que ya en ese entonces llevaba los colores de la actual insignia de Chile.

Bandera Ejercito Libertador Peru

La bandera del Ejército Libertador del Perú, donde las estrellas representan a Argentina, Chile y Perú.

Otro objeto en exhibición que merece especial atención es el reloj del edificio de la Intendencia de Valparaíso, colgado en la pared y en el cual se puede ver claramente la marca de una bala de cañón que lo impactó el 31 de marzo de 1866 durante el bombardeo de los españoles a la ciudad.

Reloj baleado por cañon

El reloj de la Intendencia de Valparaíso, bombardeado por los españoles durante la Guerra de la Independencia.

El Museo Marítimo tiene una particularidad digna de destacar especialmente: el «Ver sin Mirar». Es un servicio que permite que los discapacitados visuales interactúen con las exposiciones y, de alguna manera, puedan disfrutar ellos también del museo. Las típicas láminas informativas tiene su copia en lenguaje braile, y además, en algunos puntos de la exhibición, hay réplicas de las piezas de colección para que los ciegos las puedan tocar, y «ver con sus manos». Una gran iniciativa que debería tomarse como ejemplo a replicar.

Ver sin mirar

El sistema Ver sin Mirar está señalado allí donde está disponible, haciendo el museo accesible a más personas.

Donde sí vas a necesitar mirar es en la Sala Cochrane, ya que allí hay una enorme maqueta que representa la Bahía del Corral y donde se indican sus defensas. En un panel al costado de la maqueta están fechadas las fechas y horas en que se tomaron cada una de esas defensas, y presionando el botón correspondiente una luz que se enciende en la maqueta marca el punto exacto dónde se produjeron los hechos.

Bahia del Corral 1820

La maqueta de la Bahía del Corral, tal como era en 1820.

Aca apretando varios botones a la vez, intentando que lo veas mejor…

Maqueta iluminada

El museo tiene dos pisos, aunque cuando fuimos nosotros sólo la planta baja estaba habilitada, motivo por el cual no nos cobraron la entrada, y además de las salas tiene un patio central donde también se exhiben cañones, mascarones de proa de buques históricos, y otro tipo de piezas.

Mascaron Proa Esmeralda

El mascarón de proa de la corbeta Esmeralda, una de las protagonistas de la Guerra del Pacífico.

Alguna de ellas son un poco más modernas que el resto…

Estamos bien los 33

«Estamos bien los 33» también tiene su lugar en el Museo Marítimo Nacional.

En definitiva, si estás con tiempo por Valaparaíso, te gustan los museos, la historia y los barcos, el Museo Marítimo Nacional es una excelente opción.  Está abierto de martes a domingo de 10 a 17.30 hs, como así también los lunes feriados.

Patio del museo

¡Hasta la próxima publicación!