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Volando a Miami en Premium Business con el Boeing 787 de Lan. Tramo I: Ezeiza – Santiago.

El mes pasado me tocó viajar a Estados Unidos por trabajo. Normalmente sólo tenemos autorizado el gasto en Economy, pero este viaje tuvo una particularidad: como la empresa tenía millas acumuladas que vencen ahora a fin de año, en caso de estar disponible podía hacer upgrade. Así es que, una vez que todo estuvo autorizado entré a la web de Lan para ver las opciones de vuelo y, sin dudaro, opté por el transbordo en Santiago de Chile, con el único objetivo de volar por primera vez en el flamante B787, y mostrártelo por acá.

B787 Lan

El día del vuelo llegué casi 3 horas antes a Ezeiza. Por supuesto ya había chequeado on line mi asíento 5L por lo que sólo debía entregar mi valija. Al hacerlo, en el check-in desk me dieron dos Boarding Pass impresos. El correspondiente al primer tramo hasta Santiago me serviría para acceder al VIP, y el segundo correspondía a la conexión en Santiago y por razones obvias no tenía información del Gate que yo debería chequear en las pantallas del aeropuerto chileno.

Una vez liberado del equipaje mayor me dirigí al puesto de aduana con la intención de declarar los electrónicos que me estaba llevando, en especial la laptop del trabajo y la tablet. Para mi sorpresa no me quisieron tomar la declaración porque «con artículos de más de seis meses de comprados no hace falta». Seguí viaje con algunas dudas, pero como contaré luego en el post sobre la vuelta, no tuve ningún problema al regresar.

Los controles de migraciones y PSA estuvieron muy tranquilos. Con respecto a este último había leído varios tweets informando que ahora tenías que sacarte los zapatos como en otros lugares del mundo, por lo que me sorprendió que no fuera así. Luego de pasar airoso y con el calzado puesto por el detector de metales me acerqué a dos agentes de la PSA y les consulté. Allí me confirmaron que esa medida está vigente sólo en un horario determinado, y que había finalizado a las 15 hs. Eran pasadas las 16 así que me salvé por una hora.

Vip Lan

Ahora sí, habiendo cumplido todas las formalidades ya estaba en condiciones de dirigirme a la Puerta 10 y subir por la escalera que accede al Vip Lounge de Lan, donde aproveché a cargar el celular mientras degustaba unos sandwichitos con jugo de naranja.

Vip Snack

Había llegado muy temprano al aeropuerto y la demora que se suponía iba a tener en PSA no existió, así que tiempo sobraba. Hubo que ir a por el helado para hacer tiempo…

Vip Helado

Media hora antes del embarque me acerqué al Gate y aproveché para hacer algunas fotos del Boeing 787 que me esperaba en plataforma mientras los operadores de Intercargo abarrotaban las bodegas de lo que, a juzgar por la fecha y las mantas térmicas, estoy seguro eran arándanos.
Cargando arandanos

El que me haría cruzar la coordillera era el CC-BBC, un avión de 3 años de antigüedad que Lan recibió en leasing en diciembre de 2012, según la ficha de Airfleets. Una vez abordo, el servicio es muy cordial y personalizado. El TCP que te toca y el jefe de servicio abordo se presentan a cada uno de los pasajeros indicándoles su nombre y dándoles la bienvenida. Enseguida te ofrecen algo para tomar y te lo alcanzan con un platito de frutas secas.

Recepción Biz

El espacio de los asientos Business del B787 es enorme y de hecho a mi sentado me quedaba grande. Claro que esto se agradece a la hora de dormir donde podés reclinar el asiento hasta dejarlo horizontal, y aprovechar la almohada y el plumón que te entregan. Jugar con los botoncitos del asiento hasta encontrar la posición más cómoda es todo un pasatiempo en el aire.

Espacio

La comida es otra diferenciación importante del servicio Business. La cena constaba de roast beef con ensalada y frutas de estación para el postre, además del detalle del chocolatito. Para condimentar hay un salero y pimentero muy simáticos, y el aceite es extra virgen, de primera calidad. Lo que sí me sorprendió es que no hubo opciones, si estabas con hambre ese era el menú.

Cena

Lo que sí podés elegir es la bebida. Yo opté por un tinto francés, el La Salle de Bordeaux, y la verdad es que no me arrepentí para nada.

El vuelo hasta Santiago es mas bien cortito así que exploré un poco las opciones del sistema de entretenimiento pero no empecé ninguna película ya que no la iba a poder terminar. Además estaba expectante del cruce de la coordillera, que debería ser un espectáculo en sí mismo, aunque cuando nos acercábamos el sol ya se escondía y lo único que se veía por la ventanilla era oscuridad. Espero el año que viene tener oportunidad de fotografiar el cruce. Opté por la música entonces, que me acompañó durante lo que quedaba del vuelo, hasta aterrizar.

Una particularidad del 787, además de ser extremadamente silencioso, es que, al menos en la cabina de Business la iluminación azul violácea se atenúa un poco en vuelo, pero sigue encendida incluso durante el rodaje, despegue y aterrizaje. Es por eso que no hay fotos nocturnas, ya que sólo se veía el reflejo del interior, pero a modo de compensación les dejo este video del despegue por pista 11 de EZE.

Así pasó la experiencia de volar en el moderno Boeing 787 de Lan. Este jueves se publica la segunda parte, donde les cuento cómo fue la conexión en Santiago, y el vuelo hasta el destino final del viaje: Miami. ¡Hasta entonces!

Conocemos el Club de Pescadores en la Noche de los Museos

El sábado pasado se realizó una nueva jornada de la Noche de los Museos en la Ciudad de Buenos Aires y para esta ocasión hubo muchos planes previos, que como suele suceder con los planes, no se cumplen. Con horarios de cena atrasados y cantidad de gente yendo y viniendo por todos lados en el centro casi desistimos de visitar ningún museo, cuando vimos en la APP del evento que el Club de Pescadores participaba de la jornada cultural. Y hacia allí nos dirigimos.

Esculturas

Fue una decisión totalmente acertada, en especial si consideramos que el club en sí no está abierto al público sino que es de acceso exclusivo para sus socios, con excepción de esa noche en que abre sus puertas para todos los visitantes. Además es bien sabido que al ingresar allí uno está entrando a una pieza de historia de la Ciudad de Buenos Aires.

Fragata

El interior del club es muy confortable, con espacios amplios y altos que evocan a otras épocas. Las esculturas y la decoración hacen pensar en el buen gusto tanto de sus fundadores como de sus socios actuales. Las salas donde se reunen sus comisiones están decoradas con vitrinas que muestran partes de la historia del club, como así también diferentes implementos utilizados en la pesca, además por supuesto de los trofeos de los que se hizo la entidad a lo largo de los años, todo tal como si se tratara de un verdadero museo.

Niños de la mano

Lo que sí es un museo propiamente dicho es el Acuario que se construyó en 1942 y que tiene peceras con las más diversas especies que habitan en los ríos, incluyendo tortugas, anguilas  y la temible piraña. Este museo se mantiene abierto al público y puede visitarse pagando un bono de $20.

Acuario

Para llegar al acuario habrá que ingresar por un pasillo revestido de ambos lados por cañas de pescar, y cuando digo cañas lo digo literalmente, ya que no son de las modernas que ves en las casas de pesca, sino que dispuestas una al lado de la otra, parecen un muy pintorezco machimbre de madera.

Pasillo con cañas

Muchas de esas cañas, incluso, están firmadas con lo que supongo serán los nombres de sus dueños.

Cañas

Y otra de las cosas que puede visitar el público general todos los días es la confitería dispuesta en el primer piso del club. A la hora que estuvimos allí ya estaba cerrada, lógicamente, pero según nos dijeron los socios allí presentes es un muy lindo lugar para disfrutar de una vista privilegiada del Río de la Plata en días soleados.

Club desde el muelle

Lo que sí no se puede visitar si uno no es socio, además de las salas y demás instalaciones, es el muelle. Y que por supuesto, es la atracción principal de un club de pescadores y el motivo primordial por el que nos fuimos hasta allí aquella noche: Queríamos disfrutar del muelle y hacer algunas fotos nocturnas.

El muelle

Hoy son unas seis cuadras de internarse en el Río de la Plata, producto de la ampliación del Aeroparque Jorge Newbery, ya que con estas obras en el aeropuerto, en el 2006 el Club debió ceder el antiguo estacionamiento, y en compensación se le agregaron 100 metros más de muelle, además de la construcción del actual estacionamiento sobre pilotes, ganando terreno al río.

Muelle y la ciudad

Se trata, en definitiva, de una entidad centenaria. Surgió en el año 1903 cuando los pescadores tomaron el antiguo Muelle de los Franceses que había sido abandonado por las empresas carboneras francesas, y lo restauraron para utilizarlo en la práctica de su pasión: la pesca deportiva. Este es el motivo de que el club haya adoptado los colores de Francia como propios. Desde ese viejo muelle con una única y precaria construcción para guardar los implementos hace más de 100 años atrás, hasta las elegantes instalaciones de la actualidad, el Club de Pescadores de Buenos Aires tiene sobre sus espaldas largas jornadas de historia.

Extremo del muelle

Más recientemente, el 11 de junio de 2001, el Club de Pescadores fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Excelentísimo Sr. Presidente Fernando de la Rua. Así lo indica una placa en la fachada del club. Lo que no dice la placa es si un par de meses más tarde el club le envió al Presidente de la Nación alguno de sus implementos, como este que vemos aquí abajo y que muy bien le habría venido a Fernando. Calculamos que no, y que por eso se terminó pidiendo un helicóptero…

Salvavidas

Caminar por su muelle en una linda noche ventosa fue un extraño privilegio. Eso sí, por supuesto, hubo que hacerlo sin tacos altos…

Tacos altos no

 Un lugar distinto por donde Ahicito se dió el gusto de pasar. Si tenés oportunidad y te gusta la pesca, o bien, te gustaría un simple paseo nocturno muelle adentro, el Club de Pescadores es una opción a tener en cuenta en la próxima edición de la Noche de los Museos.