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Visitamos el Museo Oceanográfico de Puerto Madryn.

Una excelente opción cultural para tener en cuenta durante tus vacaciones en Puerto Madryn es visitar la muestra «El Hombre y El Mar» del Museo Oceanográfico de la ciudad. Es un paseo super interesante e instructivo donde se pueden apreciar animales disecados, esqueletos y hasta un enorme calamar gigante que es la estrella del lugar, con lo cual seguramente le guste hasta a los chicos. A los grandes les va a gustar el hecho de que la entrada sea gratuita, sólo hay que registrarse al ingreso.

El museo consta de tres pisos que pueden recorrerse, en los cuales las salas están numeradas como guía para la visita, de forma tal que el recorrido tenga un sentido. El arranque me resultó muy interesante ya que muestra los comienzos del hombre y su relación con el mar, y cómo se creaban fábulas para explicar lo que no se entendía, al punto que al mismo océano se lo creía un ser vivo.

Allí se encuentra el principal protagonista de la muestra: el calamar gigante Architeuthis Sp. de un año  y medio de edad, que mide 5 metros de largo y pesa unos 220 kg. Como dato de color (además de la foto que merece, por supuesto) los ojos de esta especie son los más grandes del reino animal y pueden llegar a tener el tamaño de una cabeza humana. Aquí te lo presento.

Pero no seas maleducado, saludalo de frente!

Aprovechemos que se lo ve medio dormido para seguir recorriendo la muestra con algunos protagonistas menos intimidantes como estos pingüinos.

Las aves tienen un lugar en especial, y dentro de ellas destaca un enorme choique disecado.

Que te vigila atentamente a medida que recorrés su sala.

A medida que uno avanza por las salas la muestra comienza a reflejar el avance del hombre en cuanto a su conocimiento: se adopta el método científico y los fenómenos desconocidos comienzan a explicarse con fundamentos en vez de inventos imaginados.

Normalmente esto debería alegrarnos porque nos permitirá avanzar y evolucionar, pero a este pulpito no parece interesarle porque se lo ve muy triste.

El museo se adentra en profundidad explicando las investigaciones que se realizan con respecto a las ballenas, lo cual no llama para nada la atención por el lugar donde estamos: se sabe que Puerto Madryn es famoso por los avistajes de Ballenas Francas, o Right Whale como se la denomina en inglés, a causa de que era considerada como la ballena correcta para cazar, lo que la llevó al borde de la extinción.

Algo que me llamó mucho la atención son estas notas manuscritas ilustradas a mano alzada con un nivel de detalle y calidad impresionantes. Claramente no soy capaz de acercarme ni un poquito a esta calidad de dibujo. Créditos (y mis más sinceros respetos) al autor de estos estudios que, en mi opinión, son además una obra de arte.

La última parte de la exposición está dedicada a cuestiones históricas, y a sobre cómo el hombre blanco avanzó contra la población indígena en pos del progreso y el ideal de «ser argentino» que se tenía en el siglo XIX.

El museo está montado en la propiedad conocida como Chalet Pujol, construida a todo lujo por Agustín Pujol en 1915 con materiales mayormente importados. Fue un edificio de mucho prestigio en aquella época, no sólo por su construcción sino porque está ubicado en una loma que era visible desde lejos por los barcos que ingresaban al golfo. Desde su torre (hoy en día el mirador del museo) se tiene una vista panorámica de la ciudad y del mar.

En los tiempos de Agustín no, pero hoy en día se puede divisar también desde allí los cruceros que amarran en el muelle de Puerto Madryn trayendo viajeros de todo el mundo.

El Museo Oceanográfico es una excelente opción en Puerto Madryn. Su horario es de 10 a 16 horas, ideal para visitar en horas de mediodía durante las cuales hacer playa no es recomendable. Cuando vayas por el sur, acordate de este post y date una vuelta por el Chalet Pujol.

Un par de noches en el Hostel «El Gualicho», de Puerto Madryn.

A diferencia de lo que sucedió en Rawson, donde las opciones de alojamiento para turistas no abundan, en Puerto Madryn me encontré con una importante variedad de oferta. Había para todos los gustos y mucho, con lo cual la elección se hizo un poco difícil. Por suerte ahora puedo decir que tomé una decisión correcta, y reservé en el Hostel El Gualicho.

Se trata de un alojamiento correcto y muy céntrico. Para tratarse de un hostel tiene un muy buen servicio, tanto que el taxista se animó a hacer el comentario de que «era el mejor de la ciudad». No sabemos si es para tanto, ya que no tengo punto de comparación, pero sí puedo recomendártelo para tu próxima estadía en las playas del sur.

La infraestructura general es muy buena. Las habitaciones son amplias, cuestión fundamental si son compartidas porque estar encimado a la cama de otro es algo que me molesta mucho. Cuentan con lockers que son realmente enormes: entra la mochila grande de 80 litros sin ningún inconveniente. Los baños también son amplios y la ducha tira con una presión que dan ganas de quedarse un buen rato ahí abajo.

Además está la cocina, que es enorme y está bien equipada, con lo cual si querés quedarte y cocinar algo casero no vas a tener problemas. El living cuenta con tele, unos cómodos sillones y una biblioteca donde encontras también juegos de mesa. Hacia el otro extremo están las computadoras que probamos para hacer el web checkin de vuelta y podemos decir que funcionan muy bien, al igual que el wifi.

En el exterior hay un hermoso patio para disfrutar de los días soleados, incluidas dos hamacas paraguayas en las que no tuve tiempo de dormirme una buena siesta, así que quedará para la próxima visita. Si estás viajando en auto (o si alquilaste uno para moverte allá) tenés estacionamiento cerrado sin costo adicional, algo que suma puntos porque en esa zona de la ciudad dejar el auto en la calle es arancelado.

Sólo hay dos sugerencias de mejora que se me ocurren para El Gualicho. En primer lugar, agregar una o dos sillas en las habitaciones compartidas, ya que no hay nada y para los que duermen arriba resulta incómodo. Espacio sobra, así que perfectamente se puede hacer. El otro es distribuir mejor los tomas: hoy en día todos viajamos con cantidad de aparatos electrónicos y vivimos cargando baterías. Mi habitación tenía un toma por cama, pero todos juntos, lo cual implica que si alguien enchufa un transformador un poco más grande, te inhabilita el toma de al lado. No estaría mal poner uno en cada cabecera, así cada quién tiene el suyo a mano.

Un tercer punto mejorable si se quiere, sería el desayuno, ya que sólo cuenta con pan y tostadas, por lo que se le puede agregar algo más de variedad. En cuanto a cantidad no vas a tener problemas, porque se puede repetir todo lo que quieras. Para acompañar tenés manteca, queso, dulce de leche y mermelada; y de beber té, café, leche para echarle a los cereales y agua.

El personal del hostel es muy cálido y está siempre dispuesto a ayudarte y aconsejarte sobre las excursiones y qué visitar. La limpieza, cuestión fundamental en todo alojamiento, es un diez. Y el servicio también: hasta hay mucamas que te hacen la cama. En caso de que duermas en habitaciones privadas, la tarifa es conveniente con respecto a la de los hoteles, y te incluye toallas y jabón, cosa poco habitual en los hostels.

Así encontramos una opción para dormir en Puerto Madryn que nos conformó con creces, con una excelente relación precio – calidad, para tener en cuenta incluso si viajás en pareja.