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Alojamiento en Los Reartes: Cabañas Ecos del Valle

Durante nuestras últimas vacaciones en las sierras cordobesas hicimos base en Los Reartes. Para alojarnos buscábamos unas cabañas cerca del río, con un buen parque para aprovechar el verde y donde pudiéramos cocinar, cosa de no atarnos a horarios de restaurantes que podían interferir con la rutina del bebé. Así dimos con Ecos del Valle, que además, trabaja con Pre Viaje y me devolvía en crédito el 50% del precio de la estadía.

Se trata de un complejo de 5 cabañas (aunque Javier, el dueño, tiene proyectado mudar el salón de juegos y aprovechar ese espacio para instalar una más) con capacidad para entre 2 y 4 personas. Salvo una, que tiene 2 pisos, el resto es en planta baja, algo que para nosotros era fundamental por una cuestión de seguridad del bebé.

La cabaña que nos tocó a nosotros (preparada para 4 personas) estaba muy bien organizada. Se accede a un ambiente amplio donde están la cocina y 2 camas de una plaza. Luego el dormitorio, equipado con cama matrimonial, está en una habitación aparte. Y por supuesto el baño, que si bien como en toda cabaña vacacional es pequeño, está dispuesto a lo largo, por lo cual resulta muy cómodo. La ducha, super amplia para lo normal en una cabaña, es uno de los puntos fuertes del alojamiento.

La cocina está equipada con los implementos básicos, y tanto el horno como el microondas funcionaron sin problemas. En el cuarto hay un armario de buen tamaño que te permite organizar la ropa prolijamente (y al que nosotros, como nos quedamos 10 días, le dimos buen uso). Además, en nuestro caso habíamos pedido algunos implementos extras para el bebé: cuna, sillita y bañera estaban diespuestos cuando llegamos, tal como habíamos pedido en la reserva, casi 3 meses antes.

Un detalle no menor: la cabaña tiene una buena cantidad de toma corrientes. Yo siempre llevo una zapatilla para enchufar celulares y baterías de las cámaras, todo junto. En Ecos del Valle no hizo falta sacarla de la mochila: los tomas sobraban.

Nuestra estadía a mediados de marzo empezó con calor (aunque se la veía linda no usamos la pileta porque preferimos ir al río), pero luego refrescó un poco. La cabaña se ambienta con aire acondicionado frío/calor que está pre seteado por Javier. Ese no lo usamos, pero sí tuvimos que prender el tiro balanceado del cuarto para pasar las últimas noches, y hay que decir que la estufa, así chica como se ve, calefaccionó de diez.

El predio es lo suficientemente amplio para albergar una cancha de voley y otra de futvóley, un espacio con juegos para niños, y bancos diseminados por aquí y allá. Además cuenta con un salón de juegos con mesa de ping pong y metegol. Allí mismo se guardan varias pelotas de diferentes disciplinas que los huéspedes pueden utilizar durante la estadía. Y por supuesto, la pileta que ya nombré.

Cada cabaña tiene un espacio de galería – cochera donde se puede guardar el auto bajo techo, y dond está la parrilla. Además cuenta con Direct TV prepago, y wifi que funciona aceptablemente bien.

La limpieza, tanto del predio como de la cabaña, resultó muy buena. Las toallas se recambian día por medio, y la estadía incluye una primera provisión de elementos de limpieza. Mención especial para el jabón de tocador, en pan como me gusta, y nada de esos chiquitos de hotel que desaparecen después del primer lavado de manos.

¿Cosas para mejorar? Sí, por supuesto. Por la noche el predio en general queda algo oscuro ya que las luces de las galerías no llegan a iluminarlo bien y, además, que se enciendan depende de que haya huéspedes en esa cabaña. Y yendo a los detalles, como la estadía no incluye desayuno, no estaría mal que la cocina estuviera equipada también con una pava eléctrica y una tostadora, por ejemplo.

En conclusión, nos encontramos con un muy buen alojamiento, donde disfrutamos de cada uno de los días que estuvimos. El bebé pudo correr y jugar a sus anchas y de forma segura, y nosotros (cuando no teníamos que correr detrás de él) nos relajamos y descansamos.

Ecos del Valle resulta un lugar a tener en cuenta cuando busques dónde dormir en Los Reartes. Por mi parte, muy recomendable. Para saber más, podes contactar con Javier y Mariana a través de su Instagram, o bien a través de su página web.

Los Reartes: El Pueblo Patrio de Córdoba.

Emplazada en pleno Valle de Calamuchita, la localidad de Los Reartes fue declarada pueblo patrio en el año 2006. Tan solo caminar por su casco histórico da una buena idea del por qué de esta declaración.

Las casonas de Los Reartes con su característica arquitectura colonial.

El centro concentra la mayor parte de la actividad comercial e histórica del pueblo en sus apenas 3 o 4 cuadras de extensión, en donde destacan viejas casonas coloniales que datan del 1700. La primera de ellas fue levantada precisamente en el año 1727 por Francisco Iriarte, hijo del propietario de la estancia Nuestra Señora de Copacabana que se hallaba en aquél lugar antes de que el pueblo fuera pueblo. Hoy en día funciona allí el restaurante Lo de Acevedo, uno de los tantos lugares donde se puede comer cuando se visita Los Reartes, y de los cuales ya les hablaré en otro post.

El jardín de infantes lleva el nombre de la directora de la primera escuela infantil mixta: Zoraida Lamas.

En la calle de enfrente se encuentra la tradicional pulpería abierta en 1962 y a donde los vecinos siguen concurriendo. El edificio fue originalmente construido por el señor Luján en 1929, quién instaló allí un bar, antes de que se vendiera varias veces hasta llegar a la inauguración del Almacén de Ramos Generales – Bar «Pulpería Don Segundo Sombra» que hoy sigue funcionando.

La Pulpería Don Segundo Sombra funciona desde 1962.

Pero sin lugar a dudas, lo que más resalta en el casco histórico es la capilla Inmaculada Concepción, aunque caminando por la Av. San Martín (calle principal del pueblo) solo veremos una gran pared identificada con una cruz en medio. Es que la capilla tiene una particularidad especial: «le da la espalda» al centro del pueblo, estando su fachada sobre Belgrano, la calle paralela.

La Capilla fue construída por los feligreses. Es de adobe y tiene techo de tejas.

Esta no es la primera iglesia del lugar, ya que en lo que hoy se conoce como «Capilla Vieja» antiguamente existía un oratorio que, con el tiempo, se fue deteriorando hasta quedar prácticamente a punto de derrumbarse. Se hacía necesario entonces tomar una decisión: o se lo refaccionaba, o se construía una nueva capilla. Así fue que, por votación popular, se definió levantar un nuevo edificio en el lugar donde hoy podemos apreciarlo.

Así se ve la capilla desde la Av. San Martín. Para acceder a ella hay que pasar por un pasadizo al costado.

Con su cuidada iluminación, apreciarla también de noche es más que recomendable.

La capilla iluminada.

Sobre la misma Belgrano, en la cuadra siguiente a la capilla, se ubica la Escuela Fiscal Pedro B. Palacios, construída en 1927 en el terreno donado a tales efectos por Santiago Menvielle.

Fachada de la Escuela Pedro B. Palacios.

El circuito del casco histórico cierra justo frente al vado, donde se ubican los morteros indígenas tallados en la roca por los comechingones, y que eran utilizados para moler frutos y sustancias colorantes.

Los morteros indígenas se encuentran en un predio cerrado, justo frente al vado.

Caminar por el casco histórico de Los Reartes con su aire colonial invita a imaginar cómo sería la vida en otros tiempos donde aquellas calles eran surcadas por caballos y carretas. Una linda pausa que podemos darnos cuando visitamos las sierras cordobesas.

¿Vos ya conocés Los Reartes? ¿Cuál fue tu experiencia?