Emplazado en los bosques de Chapultepec, el Museo Nacional de Antropología es definitivamente uno de los imperdibles para todo aquel amante de la historia y la arqueología que esté de visita por Ciudad de México.
Se trata de un predio realmente enorme, por lo que aconsejo ir con mucho tiempo y tranquilidad, en el que el visitante podrá apreciar piezas históricas y conocer detalles sobre las diferentes culturas que habitaron México a través del tiempo, de forma muy clara y didáctica; y con un grado de detalle importante.
Tan importante, diría yo, que el recorrer el museo íntegro en una sola visita será prácticamente imposible si queremos profundizar en absolutamente toda la muestra. Quienes quieran entrar en todos los detalles, deberán elegir la temática que les interese y enfocarse en ella, para lo cual de seguro tendrán material más que de sobra en el museo.
Por nuestro lado hicimos una visita rápida a todas las salas para tener una idea general de las muestras, deteniéndonos un poco más en aquellos puntos que nos llamaban la atención, como ser por ejemplo la famosa Piedra del Sol de los mexicas, a la que por contener los nombres de los días se la conocer erróneamente como Calendario Azteca, siendo que en realidad se trata de un altar de sacrificio que finalmente nunca fue concluído.
Como cada sala tiene su temática propia, es fácil dirigirse a la que uno más le interesa. Incluso hay salas que tienen parte de su exposición al aire libre, como ser la de Teotihuacán donde se muestra una maqueta de gran tamaño de lo que es esta ciudadela, o la de los mayas donde el visitante puede apreciar réplicas de las construcciones que levantaba esta antigua cultura.
También hay representaciones de las deidades, como ser el Dios de la Muerte.
Sin embargo, sabiendo que durante nuestro viaje íbamos a visitar ruinas de diferentes de estas culturas y a ver tales edificios con nuestros propios ojos, estas réplicas en algún punto perdían un poco de interés. Lo que sí se convertía en un capítulo aparte y apasionante, era el Inframundo de los mayas.
Para los mayas la vida después de la muerte transcurría en un mundo paralelo, que se unía con el terrenal a través de las aguas y las cuevas. Al morir un hombre, su alma iniciaba su camino hacia el Inframundo, el cual está poblado por seres tenebrosos que aterrorizan a los difuntos, por lo que sus familiares solían quemar incienso para alejar los malos espíritus. Además durante el trayecto es necesario satisfacer las necesidades básicas del muerto, para lo cual en las tumbas se depositaban diversas clases de alimentos.
Otro punto alto de la muestra es el dedicado a la ciudad de Aztlán, donde los relatos mitológicos ubican el origen de los mexicas. Cercana a Chicomóztoc, sitio de las siete cuevas donde se habría formado la humanidad, Aztlán sería el lugar desde el cual las tribus iniciaron una peregrinación de más de 200 años para poblar el resto del mundo.
Y por supuesto, en una muestra arqueológica mexicana no pueden nunca faltar las serpientes emplumadas. Quetzalcóatl está presente en la religión de casi todas las culturas de Mesoamérica, y tuvo su mayor esplendor en Teotihuacán. Para los mexicas, por ejemplo, la serpiente emplumada desempeñó un papel fundamental en la creación del universo y del hombre, siendo uno de los hijos de la pareja creadora, y habiendo penetrado en el Inframundo para obtener los huesos de la humanidad antigua y mezclarlos con su sangre, mezcla con la cual luego poblaría el universo.
No todo es cultura e historia en el Museo de Antropología. En algún momento hay que hacer una pausa para comer algo, y si bien el ingreso a las salas con alimentos y bebidas no está permitido, el museo cuenta dentro de sus instalaciones con un restaurante absolutamente recomendable, con precios módicos y gran variedad de platos que incluye comida no mexicana, para aquellos que quieran evitar el picante.
Las visitas se realizan de martes a domingo, de 9 a 19 horas, permaneciendo cerrado los lunes. Igualmente, para mayor información, les dejo el link a la página web donde encontrarán todo lo que necesitan para organizar su visita.
El Museo de Antropología será una excursión larga, pero que bien vale la pena, ya que realmente no tiene desperdicio. La organización de las salas lo hace dinámico e interesante, ya que uno puede seguir un hilo durante la muestra e ir entiendo un poco más cada una de estas fascinantes culturas prehispánicas.
Una visita más que recomendada cuando estés en CDMX. ¡A no perderselá!