La ciudad de Iguazú tiene la particularidad de ser zona fronteriza no con uno, sino con dos países limítrofes. Allí, en el punto donde confluyen los ríos Paraná e Iguazú, en cada uno de los 3 países se levantó un obelisco, pintado en cada caso con los colores del país que lo alberga. Se trata del Hito 3 Fronteras.
Lo peculiar de la triple frontera del Mercosur es que, desde cada uno de los países puede divisarse sin dificultades y a simple vista, los otros dos. Apenas habrá que aguzar un poco la vista para identificar los otros dos obeliscos, en las márgenes de en frente, rodeados por el intenso follaje del paisaje mosopotámico.
Del lado argentino el visitante se encontrará con puestos de feria donde comprar recuerdos y artesanías. Además por las noches hay un show de aguas danzantes. Es un buen lugar para tomarse un descanso contemplando el paisaje, donde se distingue con claridad el punto donde se unen ambos cauces, debido a la diferencia de color de sus aguas.
No olvidar bajar por la pasarela que comienza a ambos lados del hito para poder obterner mejores vistas panorámicas del lugar. Si tenés suerte podés encontrarte por allí al fotógrafo de la frontera y pedirle que te saque un retrato familiar o con los amigos, así te llevás un buen recuerdo de la visita.
Si bien por su nombre parece un lugar remoto, el hito se encuentra muy cerca del centro. Se llega hasta él recorriendo la Av. Tres Fronteras, aunque yo recomiendo hacerlo bajando por la Av. Costanera para ir disfrutando de las vistas que ofrece el río Iguazú, además de poder ver edificios históricos de la ciudad, como el de la Aduana. También recomiendo evitar las horas del mediodía, tanto por la intensidad del calor como porque a esa hora el sol mata todas la fotos.
Con más de 800.000 visitantes al año, el Parque Das Aves es la atracción turística más visitada de Foz do Iguazú luego de las cataratas. Y tiene con qué.
Se trata de 16 hectáreas de terreno enclavadas en medio del bosque de Iguazú, a apenas 150 metros del ingreso a las Cataratas. En ellas, viven más de 1300 aves de unas 130 especies diferentes, muchas de ellas rescatadas. Aquellas que no se encuentran aptas para volver a la naturaleza encuentran en el Parque un hábitat ideal para vivir. Además, la institución se centra en tareas de conservación, en especial de especies en extinción de la Mata Atlántica, y en la concientización de los visitantes.
El recorrido dura aproximadamente una hora, aunque dependerá del ritmo que le ponga cada uno. Lo que impresiona de este lugar son dos cosas. En primer lugar, está emplazado en el ámbito natural en el que viven estas aves, y para construirlo se cuidó de no tirar abajo ningún árbol autóctono. En segundo lugar, el Parque cuenta con cinco aviarios: ambientes enormes pero cerrados, donde las aves están libres dentro de esos límites dispuestos. Y uno puede ingresar a los mismos a través de un sistema de doble puerta (para que las aves no se escapen) y verlas allí sueltas, bien de cerca y sin alambrados de por medio. Un contacto con la naturaleza difícil de encontrar y que es el gran diferencial.
Para mi gusto, destacan el aviario de las cotorras y el de los guacamayos. Ambos son muy pintorescos y coloridos. Las cotorras son de por sí simpáticas, e interactuar tan de cerca es una expericiencia buenísima, especialmente para los más chicos. El Parque Das Aves, por un pago adicional, da la posibilidad de alimentarlas, cosa que a los peques les fascina. Para ello tienen un sector particular, o bien también hay una seria de bandejas repartidas a lo largo del recorrido donde se les puede dejar el alimento.
El aviario de los guacamayos es impresionante. Ya de por sí estas aves de colores tan vistosos son una delicia para los ojos. Pero además en el aviario impresiona la cantidad que hay, y cuando te vuelan en bandada por encima de tu cabeza es algo que difícilmente vayas a poder vivir en otro sitio.
El recorrido incluye además un sector de aves de ríos y manglares, otro de aves rapaces, lechuzas e incluso hay un mariposario, con la particularidad de que, al menos cuando fuimos nosotros, vimos más mariposas fuera de él que adentro. Además, durante el paseo uno se entera de las actividades de conservación y rescate que hace la gente del parque.
Pero no solo de aves se trata. También se pueden avistar reptiles, como ser la iguana, algunas serpientes, los caimanes y las tortugas.
Hay una zona de refrigerio, y además contiguo a la salida está el restaurante y la tienda de recuerdos, con artículos de muy buena calidad.
El parque está abierto de martes a domingo de 8:30 a 16:30 hs. y la entrada cuesta 70 reales por persona (menores de 8 años no pagan), todo esto en septiembre de 2022. Para precios actualizados les dejo el link a la web del parque. Se puede pagar con tarjetas o en efectivo (incluso en pesos argentinos según nos dijeron, aunque no creo que el cambio sea conveniente). Y la entrada se saca allí mismo en la ventanilla, o también podés comprarla anticipadamente por internet.
Para llegar desde Puerto Iguazú hay que, obviamente, cruzar la frontera y hacer los trámites migratorios. Pero es todo bastante simple. La empresa Rio Uruguay tiene micros que salen desde la terminal hacia las cataratas lado brasileño y te dejan en la puerta del parque. La recomendación es visitar el Parque Das Aves antes que las cataratas. El motivo es que la mayoría de la gente va primero a las cataratas, entonces haciéndolo a la inversa podés recorrer ambos atractivos con más tranquilidad y disfrutarlos a pleno.
No hay duda de que es un lugar fabuloso. El mejor parque de animales que conozco hasta ahora. Por eso, cuando vayas al lado brasileño de las cataratas, no podés dejar de visitarlo.