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Navegando el Canal de Beagle con una cerveza artesanal en la mano.

Uno de los lugares que más me gustan en este mundo es la ciudad de Ushuaia. Los paisajes con el Beagle delante y la coordillera de los Andes detrás son impresionantes y dentro de ese contexto, como podés ver en los diferentes posts reunidos bajo la etiqueta USHUAIA, hay un montón de cosas por hacer y conocer. Pero de todas ellas, la mejor (al menos hasta ahora) fue la navegación por el Canal de Beagle.

containero

Se trata de una excursión cara. Esta travesía que te voy a contar en este post la hice hace ya varios años atrás, cuando aún no escribía este blog, y por lo tanto estoy apelando a los recuerdos que me disparan las fotos, pero una corresponsal de Ahicito que estuvo en el sur este verano (gracias Emi!!!) hizo esta misma excursión, con la misma compañia, y me informó que el valor en esta temporada era de $1200. Incluso había otros que salían un poco más. Por aquellos que no hice no puedo hablar, pero la navegación en los yates Tango te garantizo que vale la pena.

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Algo a tener en cuenta es que hay que pagar una tasa de embarque adicional en el puerto para lo cual hay que llegar más temprano. Igualmente, cuando contrates el paseo esto te lo van a explicar con detalles actualizados. Una vez ya pasadas las formalidades, el capitán está en condiciones de acelerar los motores y comenzar la navegación dejando atrás la hermosa cuidad de Ushuaia.

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En aquella ocasión Maxi fue nuestro guía. Tengo un gran recuerdo de él porque era muy claro al explicar y se le notaba la pasión que sentía por lo que hacía y que realmente sabía de lo que hablaba. Siempre atento para responder cualquier pregunta que tuvieras, fue realmente un guía de lujo. Además entre él y el capitán (de quién lamentablemente no recuerdo el nombre) desprendían una tremenda buena onda que se contagió enseguida al resto del grupo.

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La primer parada de la excursión fue en la Isla de los Pájaros, donde se podía ver gran cantidad de cormoranes. Si mal no recuerdo, hacían un escándalo bastante memorable.

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La cantidad de aves que se encuentran allí es realmente impresionante, el islote, si bien pequeño, está plagado de pájaros que descansan.

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Claro que no sólo se los ve posando en tierra, sino que también hay gran cantidad de pájaros revoloteando sobre el mar. Hay que considerar que su alimento son los peces que cazan en el canal, con lo cual es común verlos sobrevolando al ras y zambulléndose en las frías aguas.

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Por otro lado, están tambíen los skúas, un ave de la que Maxi es un enamorado y consiguió contagiarnos su pasión a nosotros. La pregunta era evidente: ¿Qué pájaro es ese que va ahí? y así comenzó todo. El señalado destacaba del resto por su gran velocidad, volando a la par del yate a todo motor o incluso más rápido, y por la agilidad que demostraba en el vuelo. No era un cormorán, era un skúa.

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Se trata de un predador inteligentísimo que se alimenta de productos del mar principalmente, pero que también lo hace de huevos y pequeñas crías de otros pájaros. Son aves peligrosas, ya que en defensa de su nido no dudarán en atacar a un ser humano, e incluso son capaces de comerse las crías de  su propia especie. Pero más allá de estos detalles canibalísticos, es un placer verlo volar con tanta agilidad (siempre y cuando no le haya llamado la atención tu sombrero, claro).

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La segunda parada es la isla de los lobos marinos, donde se los puede observar retozando como suelen hacer. La embarcación logra acercarse bastante, así que se puede tener una muy buena vista de estos animales en su hábitat natural.

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Luego el viaje sigue rumbo al faro Les Éclaireurs, enclavado en un islote solitario en medio del Canal de Beagle. Si bien se lo suele nombrar como «el faro del fin del mundo» este es un error producto del marketing que algunas agencias en Ushuaia buscan corregir al momento en que te explican cómo es la excursión. El faro del fin del mundo, aquél que inspiró a Julio Verne, está en la Isla de los Estados, y podes ver una réplica en el Museo de la Cárcel de Ushuaia. Igualmente, llegar hasta el faro Les Éclaireurs es toda una aventura  y vale la pena hacerlo y sacarse la foto pertinente para el recuerdo.

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Finalmente llegará el momento del trekking, para lo cual desembarcamos en las Islas Bridges, en una especie de muelle provisorio armado para la ocasión.

amarrados

La caminata debe hacerse estrictamente por los senderos marcados y siguiendo las indicaciones del guía, ya que las Bridges son islas vírgenes. Allí Maxi se explayará a su gusto sobre la vegetación y la fauna del lugar, y sobre la importancia de mantener la isla tal como está.

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Un claro ejemplo de esto es la vegetación tan particular que crece allí, y de la cual no recuerdo el nombre. Lo que sí aprendí es a reconocerla y a no tocarla. No por peligro hacia mi, sino porque una pequeña lastimadura en ella, provocada por ejemplo al pisarla, abre un conducto por el que el aire entra y comienza un proceso de oxidación desde adentro que termina matándola.

vegetacion

Ese parece ser el final de la excursión y luego de un rato se emprende el regreso hacia el barco, cuyo abordaje será toda una aventura. Si bajar costó un poquito, volver a subir es algo más difícil, pero por supuesto allí están Maxi y el Capi para darte una mano.

abordando

Por supuesto que si el clima acompañó (lease que no estaba demasiado nublando y se veía) antes de volver a abordar tenés que haber aprovechado para sacar una foto panorámica de Ushuaia vista de las islas Bridges.

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Ahora sí, sólo queda el regreso a todo motor hacia el puerto. Pero ya relajados y habiendo entrado en confianza, es hora también de aplacar el frío sureño degustando un poco de chocolate caliente que el capitán tenía reservado para ese momento. Y si no te gusta el chocolate (o si preferís otra cosa) también tenés disponible una buena cerveza artesanal Beagle tirada.

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La navegación por el Beagle es realmente un imperdible de Ushuaia. Es una experiencia de la que difícilmente te arrepientas, y mi recomendación es hacerla. Hay que considerar que las salidas dependen del clima, así que mejor si se lo organiza con anticipación, así si el día no ayuda uno puede reprogramar la excursión, pero tener esta vista de la ciudad más austral del mundo no es cosa de todos los días.

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La semana que viene te estaré contando otra versión de navegación, a bordo de un velero, algo que hice más recientemente. Así que aquí te espero, para seguir disfrutando del sur argentino juntos!

Navegación en el Lago Argentino descubriendo cuatro glaciares.

Normalmente uno llega hasta El Calafate, y más específicamente al Parque Nacional Los Glaciares con la idea de conocer el más famoso de ellos, el Perito Moreno. Sin embargo hay que destacar que el parque no sólo protege al más popular de sus protagonistas, sino que hay otros glaciares tan imponentes como éste para conocer. Para ello será necesario tomar una excursión por demás recomendable: la navegación de día completo por el Lago Argentino.

A pleno motor

Comienza la navegación por el Lago Argentino a pleno motor.

En este otro post te contaba sobre la navegación de una hora que podés contratar para ver otra perspectiva del Perito Moreno, pero la del post de hoy es una experiencia totalmente diferente; y obviamente si tenés que optar entre las dos y llegás con el presupuesto, no dudes en tomar la opción de día entero.

El capitan, el P Moreno y los reflejos

Acceso restringido al puente de mando desde donde el capitán dirige en catamarán frente a las paredes de hielo.

Se trata de una excursión que tenés que contratar en alguna de las agencias, antes de ir al parque, que consta de siete horas de navegación sin desperdicio por el Lago Argentino en búsqueda de sus diferentes glaciares. Yo la hice en el 2013 y el costo era similar a la caminata sobre el glaciar, pero en nuestro caso veníamos de tres semanas a puro trekking así que dicidimos tomarnos un descanso y disfrutar del catamarán, y la verdad no defraudó.

En la proa

El viento helado es más intenso en la proa cuando el catamarán avanza a toda velocidad.

Comenzamos temprano por la mañana con el traslado hasta el parque donde, si mal no recuerdo, embarcamos en un puerto diferente al de la navegación en el Perito Moreno. Se trataba de un catamarán bastante más grande, que tuvo que sortear una impresionante cantidad de témpanos de hielo en pleno enero, algunos de los cuales eran bastante más grandes que el propio barco.

Spegazzini - tempanos

El tamaño de los témpanos de hielo sueltos por el lago impone respeto y obliga la foto.

Luego de un buen rato de navegación llegamos al glaciar Upsala, que con una longitud de unos 53 km es el más largo de toda Sudamérica. No tiene paredes muy altas, por lo que se pueden ver claramente las montañas detrás del campo de hielo, en una espectacular vista panorámica del paisaje.

Upsala - Panoramica

Vista panorámica del Glaciar Upsala mientras nos acercamos con el catamarán.

En ese momento el hielo estaba bastante complicado, por lo que el catamarán no pudo acercarse mucho al glaciar. Manteníendose un rato a una importante distancia aprovechamos para hacer unas fotos, pero quedar tan lejos terminaba siendo casi decepcionante, ya que uno imaginaba que iba casi a tocar el glaciar con sólo estirar la mano por sobre la borda.

Upsala - Llegando

Lo más cerca que el hielo suelto nos permitió llegar del Glaciar Upsala.

Sin embargo cuando nos alejábamos del lugar #sevivieronmomentosdepánico. La emoción extrema volvió a bordo cuando el catamarán encalló con un fuerte ruido debajo del casco, en medio del lago que tiene aguas a una temperatura tan baja que un ser humano sólo podría soportar menos de cinco minutos antes de morir congelado. El capitán aceleraba y frenaba los motores tratando de librar el buque del hielo que lo oprimía por debajo, sin más resultado que el tremendo ruido que hacía el roce del casco. Fue entonces cuando la tripulación tomó los arpones y comenzó «a picar el hielo» colgados de la borda en el área de proa, hasta que rompieron el trozo que nos aprisionaba, e incluso con una soga lo subieron a bordo, a modo de recuerdo.

Upsala - Alejandonos a todo motor

Nos alejamos del Upsala a todo motor para dirigirnos al próximo bloque de hielo.

Seguimos viaje, navegando algunas horas sin más novedad que un poco de hielo que bajaba desde las montañas hasta el valle, pero que en un punto dado terminaba para darle paso al gris de la roca desnuda. Se trataba del Glaciar Seco, bautizado así por su marcado retroceso año tras año, al punto ya de haber dejado al descubierto la roca sobre la que reposaba.

Seco

El Glaciar Seco. La roca desnuda solía ser parte de su lengua de hielo.

El buque sigue navegando sin descanso y finalmente, luego de tomar una curva por el lago, apareció a lo lejos el impresionante Glarciar Spegazzini, que con sus imponentes paredes de 130 metros, es el más alto del parque.

Spegazzini - Lengua

La enorme lengua de hielo del imponente Glaciar Spegazzini baja desde las alturas hasta el agua del lago.

El Spegazzini es también sumamente importante de por sí, ya que desde el tratado de 1988 es el límite entre Argentina y Chile, ubicándose su nacimiento del lado chileno, y bajando su lengua de hielo hasta desembocar en el Lago Argentino, justo donde estábamos nosotros.

Spegazzini - pared de hielo

Con paredes de 130 metros, el Spegazzini es el más alto de los glaciares del parque.

Luego de un buen rato frente al glaciar, durante el cual el catamarán se acercó bastante a la pared de hielo, comenzamos a desandar el recorrido. Se vendría el tramo de navegación más largo para volver hacia el puerto y llegar hasta el glaciar más famoso del mundo: el Perito Moreno.

Perito Moreno - llegando

El Perito Moreno, visto desde lejos mientras nos vamos acercando con el catamarán.

Esta parte de la excursión es casi una repetición de la navegación que te conté en este post, por lo que si pensas hacer la de los cuatro glaciares es recomendable que no gastes en la otra; pero igualmente se disfruta, y uno no deja de sacar fotos, casi como hipnotizado por los diferentes azules del hielo.

Perito Moreno a traves del parabrisas

Vista de la pared de hielo del Perito Moreno a través del parabrisas del puente de mando.

La navegación por el Lago Argentino es una excursión tremenda. Realmente, si disfrutás de la fotografía y de contemplar la belleza de la naturaleza, no dejes de hacerla. Definitivamente no te va a defraudar. Proximamente, te invito a degustar la galería de fotos del Parque Nacional Los Glaciares, con todas las imágenes que se quedaron afuera de los posts. ¡No te la pierdas!