Las Cataratas del Iguazú, desde el lado brasileño.

Cuando se visitan las Cataratas del Iguzú es necesario hacerlo de ambos lados. Siendo parte de la frontera entre ambos países, la lado argentino de las cataratas es más intenso en cuanto a la cantidad de saltos y su cercanía a las pasarelas, pero el lado brasileño tiene las mejores vistas panorámicas de esta maravilla natural. En ese sentido, del lado de Brasil el trayecto es más corto y fácil de recorrer (aunque hay que sortear varias escaleras), pero las postales disponibles lo hacen tan imprescindible como el lado argentino.

Para acceder al Parque Nacional brasileño es necesario comprar el ticket correspondiente. Nosotros lo hicimos en ventanilla (en realidad en las máquinas autoexpendedoras) sin problemas: no hubo colas y pudimos usar la tarjeta de crédito emitida en Argentina (previa declaración del viaje al baco) sin inconvenientes. Sin embargo, fuimos en temporada baja. De lo contrario es conveniente hacer la compra con anticipación en la web para evitar perder tiempo al ingreso, aunque para eso es necesario saber en qué horario vamos a ir.

Una vez compradas las entradas, nos encaramamos en los buses turísticos que te llevan desde el Centro de Visitantes hasta el comienzo del sendero. Se trata de buses de 2 pisos, el segundo de ellos descubierto, que te permiten tener vistas panorámicas mientras atraviesan la selva.

Como nosotros íbamos con un bebé de brazos, decidimos viajar en el bus hasta la última parada, cuestión de evitar subir y bajar por las numerosas escaleras del sendero, aunque por supuesto el precio que pagamos fue el de perdernos parte del espectáculo. Esto también es lo aconsajado para personas con movilidad reducida.

Quienes quieran hacer el sendero completo deberán bajar del bus en la parada del Hotel Belmond, una ampulosa construcción en medio de la selva que ya de por si merece una foto.

Desde allí se toma la única pasarela existente para recorrer a pie su kilómetro y medio. Lo bueno de hacer este sendero, además de las vistas panorámicas, es que desde aquí se pueden apreciar saltos que, si bien están del lado argentino, en los circuitos del Parque Nacional Iguazú quedan escondidos y no llegan a verse.

Ya sea en bus como nosotros, o por la pasarela, desembocaremos en la última parada, la más cercana a la Garganta del Diablo, y cuyo mirador está apostado justo al lado de un enorme salto. En la plataforma superior se lo aprecia desde arriba, pero bajando por el ascensor la experiencia es imponente y no mojarse será un desafío casi imposible.

La pasarela inferior se adentra en el río hasta el punto donde se puede apreciar la impresionante Gargarta del Diablo. Aún estando a lo lejos, el viento hace que la nube de agua que levanta la caída del agua llegue hasta nosotros, con lo cual es aconsejable llevar impermeable.

Para recorrer las cataratas del lado brasileño estando alojado en Puerto Iguazú habrá que hacer migraciones, para lo cual es requerido el DNI. Desde la terminal de ómnibus se puede tomar el Río Uruguay que te deja en el Centro de Visitantes, con una parada previa en el Parque Das Aves (también, una visita imperdible cuyo post podes visitar haciendo click en el link), que está justo en frente por lo que luego se puede cubrir el trayecto caminando.

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