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Restaurante y Hotel De la Cascada, en Tandil.

En el viaje a Tandil llegamos a destino ya pasado el mediodía, así que incluso antes de instalarnos en el alojamiento que habíamos reservado, buscamos un lugar cercano y tranquilo donde poder almorzar. Así llegamos hasta el restaurante de la Hostería y Spa La Cascada.

Aunque el restaurante pertenece al hotel, no hace falta que estés alojado para ir a comer. Tiene una galería al aire libre lindera a la pileta, que es una excelente opción para almorzar en la temporada de verano. Un poco más allá, se tiene una vista del extenso parque (unas 20 hectáreas) que lo convierten en un lugar especial.

Eso y la comida, por supuesto, que estuvo exquisita. Yo opté por el ojo de bife a la parrilla con papas, huevo y tomate (sí, livianito). Mi esposa fue con la pesca del día (que casualmente era salmón rosado) con vegetales, y tampoco quedó defraudada.

El servicio y la atención son excelentes. Eso sí, el precio es algo elevado, pero si podés darte un gusto y en una comida gastar un poco por arriba del promedio, bien vale la pena. Haciendo click acá entrás a la carta web con los precios actualizados, para que tengas una idea.

Si querés alojarte, no puedo hablarte de experiencia propia, pero por lo que recorrimos las instalaciones se ven muy lindas. Hay tanto habitaciones en la hostaría como bungalows distribuidos por el enorme parque (y que a simple vista me encantaron porque se los ve super tranquilos, ideal para un buen descanso).

El hotel y restaurante deben su nombre a estar ubicados al lado de la reserva natural La Cascada, una de las caminatas que se pueden hacer en Tandil, aunque por estar dentro de un predio de propiedad privada no cuenta con servicios ni mantenimiento municipal. Lo que sí está bien equipado es el hotel restaurante, así que es ideal para ir a comer algo y luego pasear por el parque contemplando los animales y los impresionantes paisajes de alrededor.

Para llegar, cuando se va ingresando a Tandil por la Av. Don Bosco, hay que girar a la derecha en la calle Yugoslavia y seguirla. En un punto dado, la calle gira hacia la derecha y allí se topan con el acceso al estacionamiento, así que no pueden perderse!

La Torre del Reloj de Villa General Belgrano.

En pleno centro de Villa General Belgrano hay una estructura que resalta por sobre el resto de las edificaciones de estilo alemán que le dan su carecterística distintiva a este pueblo cordobés. Se trata de la torre del reloj, que con sus 23 metros de altura culmina en un mirador desde el que se pueden obtener magníficas vistas de los 4 puntos cardinales.

La torre está ubicada en la actual oficina de turismo, y ahí mismo se abona el ticket de ingreso que en marzo 2022 era de $ 150 por persona. Subir es bastante simple y no requiere mayor esfuerzo. Nosotros lo hicimos con el bebé a upa a pesar de tener que sorterar los 98 escalones de la escalera caracol.

El mirador está ubicado en el 7° y último piso, pero previo llegar a él, en uno de los pisos intermedios, se puede apreciar el mecanismo del reloj, que se trajo desde Europa gracias al aporte de muchos vecinos de la villa. Tiene un sistema de sonería similar al del Big Ben de Londres: suena cada 15 minutos con una melodía que es acompañada por las campanadas correspondientes.

Cuando uno llega al mirador, lo primero que nota son los coloridos dibujos en las paredes, obra del artista Héctor Dexamar que buscó plasmar allí su visión del paso del tiempo.

En el suelo, por su parte, hay dibujada una rosa de los vientos que sirve para ubicar al visitante en cuanto al punto geográfico hacia el que está mirando.

Las vistas panorámicas desde allí arriba son excelentes, y dependen de hacia dónde se mire. Hacia el sur se llega a ver el pueblo de Yacanto de Calamuchita. Al oeste se divisan claramente las Sierras Grandes, donde destaca el Cerro Calchaquí que, con sus 2890 metros es el más alto de la provincia de Córdoba; mientras que al este se divisa el cordón Sierra Chica en uno de cuyos cerros se encuentra la Virgen del Valle.

Y hacia el norte se divisa la plaza principal rodeada por una frondosa arboleda.

Desde el mirador se tiene también una privilegiada vista del salón de convenciones contiguo, con su barómetro. En lo alto de su fachada, hay dos figuras vestidas con trajes típicos alemanes, que anuncian el clima. Cuando el tiempo es bueno, la mujer es la que se encarga, mientras que cuando es tiempo de malas noticias, es el hombre quién toma coraje y lo comunica.

Una forma diferente de conocer Villa General Belgrano y sus alrededores, y de disfrutar sus paisajes. Y por supuesto, a no olvidarse la cámara de fotos para unas tomas únicas!