Archivo por meses: septiembre 2020

El Reloj Astronómico de Praga: Dando la hora desde el Siglo XV.

Desde su construcción, en el año 1410, la pared sur del ayuntamiento de la capital checa alberga uno de los símbolos más famosos de la ciudad. Ubicado en la Plaza de la Ciudad Vieja, el reloj astronómico de Praga es un complejo artefacto que data de la Edad Media y consta de 3 partes que le permiten medir el tiempo de 5 formas diferentes, en simultáneo.

En la parte central se ubica la así llamada esfera astronómica, que tiene la particularidad de mostrar la hora del día en 3 formas diferentes, además de indicar la posición del sol con respecto a los signos del zodiaco, y la posición de la luna.

El diseño del reloj emula a un astrolabio, antiguo instrumento de navegación.

Por un lado tenemos la mano dorada que marca las horas del día en números romanos, tal como la expresamos habitualmente. En segundo término está el anillo externo que expresa los números en tipografía Schwabacher y mide el tiempo según el sistema que se utilizaba antiguamente en la región de Bohemia. Por último, los números arábigos de la cara interna muestran el transcurso del día entre el amanecer y el atardecer en «horas desiguales», es decir que tiene en cuenta que los días son más largos en verano que en invierno.

La Plaza de la Ciudad Vieja, coronada por la torre del Ayuntamiento. En su cara sur se encuentra el reloj astronómico.

La parte inferior del reloj es más moderna y data del siglo XIX. Este anillo dorado es un calendario que muestra los meses y las estaciones, donde cada uno cuenta con una pintura de un artista checo. Por su parte, el extremo superior del reloj tiene dos ventanas que se abren cada vez que da una hora exacta, momento en que el reloj suena y por estas aberturas aparecen las figuras de los 12 apóstoles (6 de ellos en cada una), que bailan ante la vista del público que se concentra en la calle.

El panel principal con sus anillos superpuestos muestra la hora en 3 formas diferentes rodeado de figuras simbólicas.

Además de una maquinaria de relojería única, el reloj astronómico es una verdadera obra de arte cargada de simbolismo. A las de los apóstoles se agregan 4 figuras más que cobran vida a cada hora, mientras suenan las campanadas. Así encontramos en el flanco izquierdo del cuadrante astronómico una figura llevando una bolsa llena que representa a un comerciante, y a un hombre mirándose al espejo. Avaricia y vanidad son dos de los pecados en los que el reloj les recuerda a los habitantes de Praga que no deben caer. Misma suerte corre para el turco con la mandolina que, desde el lado derecho del reloj representa a la lujuria. Pero sin lugar a dudas la figura que más llama la atención es la más tenebrosa: al lado del turco un esqueleto toca la campana que marca el paso de las horas. El mensaje es evidente: cada serie de campanadas que escuchás es una hora más cerca que estás de lo inevitable: tu propia muerte.

Vista nocturna vertical del reloj astronómico de Praga, el más famoso de toda Europa.

Como no podía ser de otra manera, el reloj astronómico de Praga es un artefacto tan maravilloso y antiguo que cuenta con su propias leyendas. Así, a pesar de que ahora se sabe que no es cierto, por mucho tiempo se creyó que su inventor fue el maestro relojero Hanus, y que a fin de que no pudiera repetir una obra tan perfecta en otra ciudad del mundo, los consejales del ayuntamiento decidieron dejarlo ciego. Mientras que una creencia que sigue vigente hasta hoy en día es la que dice que, cada vez que el reloj sufre alguna avería y se para, la ciudad vive alguna desgracia.

Los turistas se agolpan a toda hora frente al reloj. La aglomeración crece a medida que se acerca cada hora exacta.

Así que ya sabés, si estás por Praga no podés dejar de pasar por la Plaza de la Ciudad Vieja para apreciar su magnífico reloj, que marca todas las horas entre las 9:00 y las 21:00. Además se puede visitar el ayuntamiento y subir a la torre del reloj para conocer su mecanismo por adentro, aunque en este caso hay que abonar la entrada y, al menos en el momento de nuestra visita, no contaba con guiadas en español. Sea como sea, tendrás que armarte de paciencia porque, no importa la hora a la que vayas, la calle frente al reloj está permanentemente abarrotada de turistas que esperan por ver el movimiento de las figuras. Y por supuesto, más que aconsejable mirar que el reloj esté funcionando, porque de lo contrario algo terrible podría estar por pasar en la ciudad.

Para que vayas tomando el ritmo de la fascinante Praga, dejo el video del reloj dando la hora, mientras los apóstoles bailan.

Alejandro I: Alojamiento 5 estrellas en Salta.

Luego de la recorrida por los pueblos del NOA debíamos volver a hacer base en la ciudad de Salta para tomar el vuelo de regreso hasta Buenos Aires. Para esas fechas, en el invierno de 2019, los colegios provinciales ya habían comenzado las vacaciones, y el precio medio de los alojamientos aumentaba considerablemente. En ese contexto, hubo un valor que se mantuvo. Se trataba de la habitación en el excelente hotel 5 estrellas Alejandro I, que para ese fin de semana costaba apenas unos pesos más que alojamientos de mucha menor categoría, así que no lo dudé y reservé.

Y definitivamente fue una buena elección.

Arranquemos por lo más importante en un hotel: las habitaciones donde descansaremos para hacer frente a una nueva jornada. En el Alejandro I los cuartos son realmente amplios, y el que nos tocó a nosotros estaba dotado de una enorme y muy cómoda cama king size con dos almohadas para cada uno: una más firme y la otra más blanda.

El escritorio, ubicado hacia la ventana desde la que se tiene una vista panorámica de la ciudad, permite trabajar cómodamente y está equipado con toma corrientes para mantener la laptop cargada sin tener que hacer malabares con los cables. Como se ve en la foto, la habitación es bastante luminosa, con lo cual durante el día no hará falta la luz artificial para trabajar.

Para el guardado cuenta con armarios de puertas espejadas, donde está ubicada la caja fuerte con tamaño suficiente para guardar la laptop.

Y por supuesto, hay también frigobar bien equipado, aunque claro, como siempre sucede los precios de las bebidas y los snacks no son convenientes.

El otro punto clave en todo alojamiento es el baño. En este caso es de un tamaño más que considerable. Amplio, permite manejarse con total comodidad, y hasta cuenta con ducha y bañera por separado. Todo en perfecto orden y muy pulcro, como corresponde.

Obviamente un establecimiento de esta categoría no es solo alojamiento, sino que cuenta con una serie de servicios incluidos en el precio de la estadía. Entre ellos están la piscina, el gimnasio (que no es exclusivo para los huéspedes sino que el público en general tiene acceso pagando su respectiva cuota mensual) y sauna. Claro que, lamentablemente, al haber pasado solamente una noche, no pude probar ninguna de estas comodidades extra.

Lo que sí probé fue el restaurante. Si bien los platos son algo más caros que en otros lados, la verdad que no me pareció algo inalcanzable. No es para todos los días, pero perfectamente uno puede darse el gusto de cenar al menos una noche dentro del hotel. Y la verdad que tanto la comida como el servicio lo ameritan. En este caso probé el lomo a la pimienta con papines y espinaca, y como a las palabras se las lleva el viento, les dejo las imágenes.

Un espectáculo.

Y si hablamos de la cena, tenemos que hablar también del desayuno, que se sirve en el mismo restaurante. Super completo, hay mucha variedad para elegir, y está organizado de forma lógica para que la tarea de encontrar lo que te gusta sea lo más amena posible. Así están los panificados con los dulces por un lado, los fiambres y lácteos por otro, y finalmente las frutas y jugos naturales. En otra isla esperan el café y las infusiones. Todo de muy buena calidad, y quién quiera repetir solo tiene que volver a levantarse, así que no hay forma de quedarse con hambre.

El Alejandro I es una excelente opción para alojarse en la ciudad de Salta. Por supuesto que el costo es bastante más alto que el de otros hoteles, pero se nota claramente el salto de categoría que bien lo vale.