Archivo por meses: febrero 2019

Trekking a las Cascadas del Río Colorado, en Cafayate.

La actividad más atractiva de la ciudad de Cafayate para los aventureros y los amantes de la naturaleza es, sin lugar a dudas, la caminata por las siete cascadas del Río Colorado. Claro que conocerlas en su totalidad será por demás difícil, en general se llega hasta la segunda o tercer cascada únicamente.

Antes de aventurarse en esta excursión hay que tener en cuenta que es un trekking con alguna dificultad, y además la complejidad aumenta a medida que el recorrido avanza y las cascadas van quedando atrás. El lanzarse en su búsqueda implica cruzar el curso del río varias veces, ida y vuelta, pasar por recovecos y pasadizos estrechos y resbalosos en las rocas, y hasta caminar por la cornisa con la montaña de un lado y el precipicio del otro. No es una excursión apta para niños, ni ancianos, ni personas con alguna dificultad física. Personas con vértigo, abstenerse.

Más allá de estas advertencias, tampoco es necesario ser un profesional o tener un estado físico de atleta, al menos para llegar hasta las primeras caídas de agua. Pero sepan sí que habrá tramos difíciles y peligrosos. Eso sí, si están en condiciones de sortear estos obstáculos, las vistas (y si van en verano, el chapuzón bajo el agua helada) bien valen la pena.

Para comenzar a caminar hacia las cascadas habrá que salirse de los límites de la ciudad y llegarse hasta el paraje conocido como «Divisadero», desde donde se puede tener una linda vista panorámica de Cafayate. Allí será necesario contratar a alguno de los guías de turismo campesino, que conocen bien la zona, porque hacerlo por cuenta propia no es para nada recomendable. El precio de la excursión no es fijo: depende de la época del año, el tamaño del grupo (en general ponen un precio por persona) y, sobre todo, hasta dónde realmente se llegue, ya que en cualquier momento uno puede decidir que hasta ahí llego y pegarse la media vuelta. Recomendación: intentar llegar a la segunda cascada, si se está en buena condición física, intentar la tercera.

Los guías son lugareños (incluso en algunos casos son niños) que no sólo conocen el camino por llevar a pastar a las cabras (varias de las cuales nos cruzamos nosotros en el camino), sino que además te pueden contar sobre la cultura, la historia y la forma de vida del lugar. Así nos enteramos, por ejemplo, que aquí se da el cruce de dos ríos, uno de los cuales está seco ya que se desvió para el riego de los viñedos cercanos. De hecho, nos cuenta cómo los antiguos dueños de estas tierras fueron engañados, por no tener la cultura suficiente para darse cuenta de lo que valían esas hectáreas, las cuales les fueron compradas por muy poco dinero y hoy son fundamentales para la industria vitivinícola y por lo tanto valen varias veces más que el precio pagado.

En casi todo el recorrido se va siguiendo el curso del río, lo cual suena lógico si lo que uno busca son justamente cascadas, pero a pesar de que el agua es potable nosotros no la podemos tomar. Eso se debe a la gran cantidad de minerales que contiene, lo que provocaría que nos caiga mal. Así que ya saben, lleven consigo agua mineral para la caminata.

No importa la época del año que vayas, las recomendaciones en cuanto al equipo a llevar son las mismas: gorro y protector solar, anteojos oscuros, ropa cómoda incluyendo de ser posible calzado de trekking (si es impermeable mejor) aunque no es excluyente, pero sí asegurate de que sean unas buenas zapatillas que no resbalen. Al hombro mochila con agua, algo de comer (nunca viene mal y hacer un picnic en la olla de una de las cascadas será un recuerdo memorable) y por supuesto, cámara de fotos.

Hasta dónde quieras llegar queda enteramente por tu cuenta. Lo importante es que lo disfrutes, porque el paisaje y la naturaleza de aquél lugar lo ameritan. Yo que vos, no lo dejaría de intentar!

Freedom Tower: La Torre de la libertad (cubana) en Miami.

Ubicada en pleno centro de la ciudad de Miami, frente al American Airlines Arena de los Miami Heats y a pocos metros del centro comercial y turístico Bayside, le elegante Freedom Tower se levanta solemne con su antigua y vistosa arquitectura de comienzos del siglo pasado, haciéndole frente a los altos y vidriados rascacielos que tiene alrededor. Se trata de un lugar icónico en la historia de Miami, y en particular, de la migración cubana hacia Estados Unidos a la llegada del régimen comunista de Fidel Castro en la isla caribeña.

Construida en el año 1925 como sede del periódico The Miami News la cariñosamente llamada «Torre de la Libertad» pasó por varios estadíos antes de convertirse hoy en día en el hogar de Museo de Artes y Diseño (MDC Museum of Art and Design), el más importante de los cuales le valió ser incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

Cuando Fidel Castro toma el poder en la vecina Cuba en el año 1959 coronando el triunfo de la Revolución Cubana e instaurando el régimen comunista que prácticamente llegó hasta nuestros días, gran cantidad de cubanos se vieron obligados a huir del país y encontrar otras alternativas de vida. Una gran parte de aquél éxodo, si no todo, fue a parar a Estados Unidos, ingresando a través de Miami luego de cruzar el mar. Entre los años 1962 y 1974 el gobierno americano tomó este edificio para convertirlo en el centro de refugiados donde se les dio el primer hospedaje y asistencia a los exiliados.

Así queda patente y palpable en la muestra The Cuban Exile Experience que da testimonios principalmente gráficos de lo que ocurrió durante aquellos años, en aquél mismo lugar. Al momento de mi visita, también podía verse la íntima relación del edificio con la comunidad cubana norteamericana a través de la muestra Cuban Streams: 1855 – 1965, una interesante muestra de fotografías proyectadas que retratan la cultura cubana durante más de 100 años, incluyendo daguerreotipos, convirtiéndola en una exposición fascinante no sólo para cubanos y entusiastas de la historia, sino también para los amantes de la fotografía.

Cuando visité la torre tuve la «suerte» de que no  hubiera ninguna exposición de arte en ella, por lo que pude apreciar sus salones vacíos, llenos de columnas que sostienen los arcos del techo, y todo el esplendor de su arquitectura. Pero además, en una de las paredes, resaltaba solitario el imponente mural del «Nuevo Mundo», recreación de un tapiz de los años ’20 que fue recreado en 1987 durante las obras de restauración del edificio.

El mural muestra la imagen de Ponce de León y el jefe Tequesta frente a un mapa del nuevo mundo. Ambas figuras están flanqueadas por una cantidad de símbolos de conquista, poder militar, mito y aventura.

Otro punto alto de la Freedom Tower (y no hablo en sí de la altura del edificio) puede encontrarse en Kislak Center que alberga justo en la punta contraria al mural. En un ambiente separado y vidriado para mantener las condiciones de humedad y temperatura, la colección que allí se exhibe incluye manuscritos, libros, mapas y artefactos de las épocas más remotas, testimonios aún vivos de lo que fue la llegada de los españoles a América y la vida de las culturas precolombinas de nuestro continente en aquellos agitados días. Los documentos de puño y letra del conquistador Pizzarro son ejemplo de lo que digo:

La Torre de la Libertad, bautizada así por los exiliados cubanos que encontraron en ese edificio el apoyo que necesitaban para rehacer sus vidas, es una mezcla perfecta de historia y cultura, enclavada en el medio de la ciudad que quizá, (al menos para los argentinos) podría considerarse como la capital por excelencia del consumismo. Porque, sépanlo, Miami no es solamente shopping, bien vale la pena una visita.