Un muy lindo fin de semana de abril nos hicimos una escapada hasta San Clemente del Tuyú para visitar sus Termas Marinas, en una excursión muy buena para realizar en temporada baja como te conté en este post.

La calle principal del complejo: desierta durante una mañana de abril.
Las termas en sí están alejadas con respecto a lo que es la ciudad de San Clemente y para acceder uno deberá dirigirse en el auto hacia la zona de Punta Rasa, allí donde el Río de la Plata se junta con el Océano Atlántico, para lo cual habrá que ir siguiendo las indicaciones de los carteles hasta llegar al camino de tierra que desemboca en un predio que, en temporada baja, parecía a simple vista vacío.

Una de las tantas actividades extra a las termas: una granja para que los más chicos se diviertan.
Sin embargo, adentro hay actividad durante todo el año. Para no pifiarle habrá que chequear fechas y horarios en la web de las termas. La entrada general está en ARS 259 para los mayores de 11 años y ARS 175 para los menores, aunque nosotros conseguimos una promo de Groupon por la que entramos con un 2×1 que lo hizo super atractivo.

El acceso a las piscinas termales está señalizado hacia un costado.
El predio es realmente enorme aunque por ser temporada baja muchos de los negocios estaban cerrados y no se podían aprovechar, lo mismo que las actividades extra como el paseo en cuatriciclo, el alquiler de carritos y otras preparadas especialmente para los más chicos. El cangrejal, por su lado, que también es de acceso libre estaba vacío, y tuvimos que caminar varios metros para encontrar los cangrejos en la arena del otro lado del alambrado perimetral. Lo que sí funcionaba era el faro del que hablaremos en otro post, y el restaurant, con un exquisito menú del día que por ARS 189 te incluía una copa de vino y postre. Lo que sí no estoy seguro es si la comida es «apta» para luego ir a las piletas, pero qué buenos que estaban esos canelones de verdura!

El acceso al cangrejal estaba cerrado, y el banco de arena despejado de crustáceos.
En cuanto a las piscinas en sí, son cinco en total, dos de las cuales están bajo techo y pueden aprovecharse al máximo aún fuera de la época estival. El agua es termal y se obtiene desde un pozo que se puede ver a un costado del camino antes de entrar al predio, la cual le da diferentes temperaturas a las piletas que, además, no es constante, sino que el personal va controlando con un termómetro. Durante nuestra visita las piletas interiores estaban a 37°C la grande y a 40°C la pequeña, pero esta última cuando nos metimos había escalado 42°C y en minutos llegó a 43°C, temperatura límite superada la cual deben cortar el paso de agua para que baje. Entre las piletas exteriores están una recreativa donde los chicos tienen permitido jugar, y la de olas artificiales, pero la verdad que en abril, luego de unos minutos sin olas en ésta última, preferí quedarme en las cubiertas.

Caminando unos metros, a pesar de los dichos del cuidador sobre la marea, nos encontramos con los cangrejos.
Dentro mismo del predio uno puede alquilar toallones y batas, por $40 y $60 respectivamente, para lo cual hay que dejar un depósito en efectivo o un documento por cada unidad. También se alquilan lockers dónde guardar las cosas durante el baño, por $50. Las batas son medio pelo pero cubren su propósito, por lo que si el día está lindo es común ver a la gente caminar por el parque utilizándolas entre piletazo y piletazo. Igualmente es aconsejable llevarse una toalla propia para pegarse una ducha en los amplios y muy limpios vestuarios que tiene el complejo, comunicados directamente con la zona de piscinas.

El predio cuenta con un gran parque verde con vistas a la conjunción del río y el océano.
Además de las piletas, a las que se pueden meter niños desde los 11 años, y el servicio de salud gratuito al que se puede consultar sobre el mejor aprovechamiento de las aguas termales de forma personalizada, el complejo cuenta con un circuito aeróbico al aire libre con diferentes niveles de exigencia física. La verdad es que yo no lo terminé de entender, y me pareció medio un invento estrafalario, pero siguiéndolo hay diferentes estaciones marcadas con carteles que indican qué hacer en cada una. Lo que sí se paga aparte son los masajes y los programas de belleza facial que se dan en el salón de relax.

Por último, me queda comentarte que el estacionamiento también es pago, y cuesta $50 y una calcomanía. Sí, porque al salir del predio te vas a encontrar con que, sin ninguna consulta o advertencia previa, te van a haber pegado la calcomanía de las termas en la luneta del auto. Obviamente duró lo que tardé en acercarme y arrancarla del vidrio, mucho menos que el malhumor post-termal que me provocó.
Y un último consejo: ni se te ocurra planear una visita a las termas para volverte a Buenos Aires en el día. El agua termal te relaja de tal manera que quedás fusilado, no vas a poder manejar ni 50 km sin quedarte dormido, así que tomalo con calma y organizate un día extra post termas en San Clemente, porque la verdad que lo vale.