Anillaco es parte de la Costa Riojana, nombre con el que se conoce al conjunto de pueblos emplazados a la vera de la ruta nacional 75 que sale hacia el norte desde la ciudad de La Rioja y costea (justamente) la Sierra de Velazco. Son unos 90 kilómetros a recorrer desde la capital provincial hasta llegar a este lugar donde, quizá por ser argentino y conocer la historia de los ’90, se siente una marcada sensación de que supo ser un pueblo importante, pero que perdió definitivamente su momento de esplendor.

Ingresando a la zona poblada la calle principal presenta esta frondosa arboleda que da un respiro del sol riojano
Es que, para quién no conozca, Anillaco es la localidad natal de Carlos Menem, presidente argentino en dos períodos durante la década del ’90, años marcados por un jefe de estado muy farandulero, la paridad 1 – 1 (peso – dolar), y por la corrupción. Aún hoy, más de 20 años después, casi todo en este pequeño pueblo de 1573 habitantes (según el censo de 2010) remite a él y su familia.

La iglesia es obra de Casimiro Godoy fue dañada por un terremoto. El campanario no es el original.
Por supuesto, la infaltable calle que lleva su nombre, pero también la iglesia, en el centro del pueblo, que fue reconstruida con la ayuda del senador Eduardo Menem (hermano de Carlos), luego de un terremoto. El edificio original data del año 1862 y en su frente presenta un reloj pintado en la pared, mientras que en su interior destaca el altar con dos figuras de ángeles realizadas por Páez Vilaró.

El interior de la Iglesia de San Antonio cuenta con un altar un tanto particular.
La iglesia se levanta frente a la plaza principal que con sus colores pasteles, provoca una sensación de abandono. Frente a ella, en una esquina, se encuentra el CRILAR, el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja, dependiente del CONICET, donde se desarrollan distintos estudios y, según hemos podido saber, se pueden observar huevos reales de dinosaurios, aunque por la hora a la que llegamos no pudimos verlos por nosotros mismos (así que si algún lector pudo, lo invito a dejar su comentario).

La plaza tiene una arquitectura un tanto extraña. Frente a ella están la iglesia del pueblo y el CRILAR.
Pero claro, sin lugar a dudas lo más destacado del pueblo, y lo que más da la sensación de un pasado glamoroso y lleno de esplendor del que solo quedan los recuerdos, está sobre la ruta misma, y es ni más ni menos que la pista de aterrizaje que Menem hizo construir durante su mandato, y que en la actualidad está absolutamente abandonada. A ella se puede acceder sin problemas a través del pórtico que permanece abierto.

La pista estaba habilitada para operaciones nocturnas con un balizamiento donado por AA2000.
Se trata de una cinta asfáltica de 2400 metros de largo y 40 de ancho que se asemeja en su extensión a la del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. En ella eran capaces de operar aviones de mediano porte, como ser el B757 presidencial, el famoso Tango-01, aunque ahora únicamente la sobrevuelan las avispas, y algún que otro turista fanático de los aviones aprovecha su soledad para recorrerla de punta a punta con el auto, como si en realidad fuera a despegar.
Lo que sí funciona es la bodega San Huberto, originalmente llamada «Menem». Es que Anillaco es parte del Camino del Vino, una zona privilegiada por un microclima en el que abundan los viñedos, por lo que frenar a probar algunas de las variedades que se producen desde que se abrió la empresa, en 1929, será una buena idea. Frente a ella se levanta La Rosadita, la finca que perteneciera al ex presidente argentino y que con sus colores y nombre emulara (pero en chiquito) a la sede del gobierno nacional: la Casa Rosada. Recientemente se conoció que La Rosadita abrirá sus puestas a los turistas que quieran conocer por dentro donde vivió quién fuera el líder del país durante 10 años, aunque no se podrá visitar el interior, sino que solo se accederá al parque y el quincho.

La pista 18-36 cuenta con 2400 mts. asfaltados en los que aterrizaba el avión presidencial T-01
Para conocer más de la historia de Menem y su paso por el sillón de Rivadavia, a la entrada del pueblo se inauguró hace unos años el Paseo Presidente Carlos Saúl Menem, que incluye un museo que expone distintos elementos que recuerdan su presidencia, incluyendo una maqueta en tamaño natural para que puedas tomarte una foto sentado al escritorio con el caudillo riojano.
Así, hacer un alto en Anillaco será como volver a vivir la historia, pero sin el glamour que marcó a la década del ’90. Y por supuesto, una excelente excusa para degustar un buen vino riojano.