El día de la excursión arrancó temprano (por no decir que ya había arrancado la noche anterior cuando dejamos listas las mochilas con la vianda), pues nos pasaban a buscar por nuestro alojamiento a las 8:30 hs. Sería una larga jornada donde recorreríamos unos 200 km (ida y vuelta) para retornar a Chilecito pasadas las 18 hs.
Unos minutos después de la hora pactada escuchamos el bocinazo y nos encaramamos en la 4×4 de Cacho junto con una pareja de franceses con la que compartiríamos las siguientes 10 horas de excursión. Ir 4 personas en la camioneta obviamente no es lo más cómodo del mundo (especialmente para los 3 que viajan en el asiento de atrás) pero es una buena forma de economizar y dividir el costo total de la travesía.

De Chilecito salimos con rumbo norte y a buena velocidad por la Ruta 40 para luego tomar la bifurcación que lleva a la ciudad de Famatina, donde pueden apreciarse las plantaciones de nogales que, para los que amamos las nueces, son toda una tentación. Si están en época, bien valdrá la pena pedir al guía hacer un alto en algún lugar que él pueda indicarnos, y comprar un puñado de buenas nueces recién cosechadas.

Hasta aquí es todo asfalto así que se avanza a buena velocidad. Pero saliendo de Famatina, y una vez ya pagado el ticket de ingreso a la zona minera (que normalmente no está incluido en el precio de la excursión, así que conviene consultarlo bien antes), el camino se convierte en un ripio cada vez más pedregoso y que en un momento se vuelve intransitable para un vehículo común. Es hora de cambiar a la tracción 4×4, ahora el ascenso se hará lento y estará caracterizado por vaivenes constantes a medida que la camioneta avanza por el escabroso terreno.

El Río Amarillo nos acompañará durante prácticamente toda la travesía de acá en más, lo cruzaremos infinidad de veces y hasta en más de una ocasión directamente «lo transitaremos» a bordo de la 4×4. A la aventura de avanzar por un terreno tan inhóspito se agrega la belleza del entorno, donde se destaca la formación geológica El Pesebre, con sus colores rojizos, y el impresionante Cañón del Ocre, del que podés leer en este otro post.

Más allá de las paradas obligadas para tomar fotos aquí y allá, es en el Cañón del Ocre donde realizamos una más extendida para disfrutar de un desayuno rodeados de plena naturaleza. Luego de calmar el hambre seguimos adelante con el último tramo de la excursión, avanzando entre los cerros y observando tanto los paisajes como la fauna autóctona. De lo que no se tienen vestigios hasta llegar a la mina, es del cablecarril.

A medida que vamos llegando al destino comienzan a verse las antiguas excavaciones desde las que se extraía tanto plata como cobre. Luego de haber recorrido el camino caemos en la cuenta de lo que habrá sido bajar la producción a lomo de mula, y la motivación real que habrán tenido los dueños de la mina para construir una de las estructuras de ingeniería más modernas de su época. Una vez con el cablecarril en funcionamiento, el tramo a recorrer en mula era desde estos huecos que vemos en la montaña hasta la cercana Estación 9, de la cual estamos a un paso.

El material que comienza a aparecer abandonado en el terreno (en especial las vagonetas tiradas por ahí) delatan que ya estamos en el destino. Es obvio que las estructuras que se levantan un poco más allá pertenecen a la famosa última estación del cablecarril, y la camioneta de Cacho sigue un poco más allá para acercarnos al socavón, posición desde la que podemos observar las ruinas desde arriba.

Es el final del camino y allí pasaremos un buen rato explorando. La mina en sí está cerrada, así que adentrarse en las entrañas de la Tierra no es una opción, pero eso no importa porque ya caminar entre los fierros oxidados de la Estación 9 e imaginarse cómo sería aquél lugar en plena actividad hace que el esfuerzo de llegar valga la pena. Luego solo queda emprender el regreso por el mismo camino por el que vinimos, en el que haremos un alto prolongado en un claro al borde de un pequeño arroyo para disfrutar de los sándwiches que preparamos la noche anterior y llevamos en las mochilas.

Si bien no es obligatorio hacer la travesía con un guía de turismo, hay que tener en cuenta que el terreno es complicado y (eso sí) solamente apto para 4×4. Por otro lado no hay señalización alguna, así que hay que conocer la montaña para saber con seguridad qué bifurcación tomar y no perderse. En nuestro caso, contratamos la excursión con la gente de Salir del Cráter, a cuyo facebook accedés desde acá.

Sin lugar a dudas, la travesía hasta la Mina La Mejicana es la excursión más interesante que puedas hacer en Chilecito. No importa cómo ni con quién la hagas, fundamental no olvidarse cargar la mochila con agua, galletitas y una vianda para el almuerzo. Mate y lentes de sol son recomendables. Y gorro, protector solar y abrigo (porque a 4600 m.s.n.m. la cosa se pone fresca) son fundamentales. Y por supuesto, las ganas de explorar y disfrutar!
Hermoso experiencia la excursión a la mejicana con @salir del cráter
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Muy bueno! Una consulta ¿tenés información del guía de la 4×4, cómo contactarlo? Gracias.
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Hola Fernando.
Nosotros la hicimos con la agencia Salir del Crater, de Chilecito. Si los buscas en Google Maps encontrás más opiniones y los datos de contacto.
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Buenísimo! muchas gracias por la data. Lo voy a buscar. Saludos!
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Excelente, que disfrutes de esos paisajes maravillosos!
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Al cañon del ocre se puede llegar en auto, yo llegue en un vw up!! Fui despacio y cuidando el vehiculo, pero llegar se llega. Informen bien por favor!! Tengo fotos y videos de prueba y lo hice este sabado!!
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Gracias por tu comentario Rocio.
Quizá hayas ido por otro camino, la verdad no conozco bien la zona. Por donde fuimos nosotros yo no aconsejaría ir en un auto normal, porque por más lento que vayas, el camino es muy pedregoso y además atraviesa el río varias veces, incluso por tramos tenes que transitar por el mismo río. Al menos yo, no es un lugar donde metería mi auto.
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Una pregunta!, ¿en qué país esta este lugar?, ¡parece un paisaje de otro planeta!, he amado tus fotos definitivamente. Y, sabes porque esa mina se llama “La Mejicana”, al ser una persona de México me ha entrado de pronto la curiosidad, jeje, en fin, un abrazo desde tierras Chihuahuenses.
Alba
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Está en Argentina, puntualmente en la provincia de La Rioja.
Se llama así porque si bien el yacimiento ya era explotado antiguamente por los pueblos originarios, fue justamente un compatriota tuyo quien la redescubrió. En honor a él, el nombre.
Y sí, los paisajes son hermosos, y bien valen el cansancio de la excursión!
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Me ha encantado!!!!
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