La ciudad de Belén, en Catamarca, es conocida por la excelente calidad de sus tejidos, tanto que también es llamada «la cuna del poncho», prenda típica de la zona y que las tejedoras crean con paciencia infinita y con técnicas ancestrales que fueron traspasadas de generación en generación. No es de extrañar, entonces, que hayamos aprovechado nuestra estadía para visitar alguno de los talleres artesanales donde esa magia tiene lugar.

Así llegamos hasta la Cooperativa Arañitas Hilanderas, ubicada a escasos pasos de la Posada Las Cardas donde nos habíamos alojado. Se trata de un grupo de mujeres artesanas belichas-catamarqueñas que comenzaron con esta iniciativa en el año 2001 como una forma de salir adelante en medio de la crisis económica más grave que azotó a nuestro país hasta la fecha. En aquél momento el proyecto se llamó «Volver a hilar», en referencia a las antiguas técnicas de hilado que ponían en práctica.

Allí nos recibieron y nos explicaron en detalle y con paciencia el método artesanal que utilizan para la producción de los tejidos. Desde el momento de la separación de las lanas (aprendimos que la de oveja es más gruesa y dura; mientras que la de llama es más suave), hasta el momento de pasar al telar.

Me resultó muy interesante también apreciar cómo tiñen la lana, y cómo se diferencia cuando se utilizaron tinturas artificiales (como la anilina) de cuando se usaron elementos naturales, como ser el caso de la yerba mate y la cáscara de cebolla. Y por supuesto, ver funcionar los diferentes tipos de telares con los que cuentan las Arañitas: tanto el telar manual, como el telar criollo o bien, la máquina de tejer. En el caso del criollo, suelen tejer de a dos.

Luego de haber descubierto el proceso de producción de la mano de una de las integrantes de la asociación pasamos al salón de ventas donde exponen los diferentes artículos que están disponibles para el público. Hay de todo, desde caminitos y pies de cama hasta los tan famosos ponchos, con unos colores y diseños que, además de ser atractivos a la vista, dan clara cuenta de las horas en trabajo manual que cada uno tiene encima. Y un detalle, todo 100% artesanal, y por tanto, es imposible encontrar dos prendas exactamente iguales.

No por ser trabajadoras artesanales las Arañitas no están modernizadas. A la hora de cobrar por su trabajo aceptan tarjetas de crédito, pero se aplica un pequeño recargo sobre el precio al contado.

Habrá que tomarse un momento para mirar y elegir, porque sinceramente no será tarea fácil. Es que a primera vista, uno quisiera llevarse todo.