Recientemente la Organización Mundial del Comercio (WTO por sus siglas en inglés) ha publicado su último pronóstico sobre el comercio internacional de mercaderías para lo que resta del año y el que viene; y IATA se ha hecho eco de ese informe para evaluar el impacto que tienen tales estimaciones en lo que al mercado de carga aérea concierne.
Spoiler alert: las espectativas no son alentadoras…
Obviamente la cantidad de mercaderías que se muevan de un lado a otro tiene siempre un fuerte correlato con el nivel de actividad económica. En ese sentido, según analiza IATA en su «Gráfico de la semana», las perspectivas para el 2020 han mejorado ya que se prevé que el PBI mundial caiga menos que lo que se pensaba al comienzo de la pandemia de COVID-19, allá por abril. Sin embargo, las malas noticias vienen de mano del 2021 ya que la OMC estima ahora que la economía mundial crecerá bastante menos que lo que se pensaba hace unos meses atrás. A la hora de hablar de cómo repercute esto en los índices de comercio mundial, para la OMS la caída es fuerte: de un 24% de crecimiento estimado en Abril-20, el pronóstico de este mes indica que el comercio mundial sólo crecerá un 7.2%.
Lo que comúnmente pasa cuando se dan crisis económicas fuertes, es que pasada la tormenta la economía experimenta un fuerte rebote que la hace crecer a pasos agigantados, buscando recuperar el terreno perdido. Esto es lo que inicialmente estimaba la OMC, pero en el último reporte han ajustado estos números a la baja. Si bien la crisis es grande, los expertos del organismo están considerando que el año que viene aún no estarán dadas las condiciones necesarias para una fuerte recuperación de la economía.
La del COVID-19 no es una crisis cualquiera, y ha impactado con fuerza en cuestiones como el empleo y los ingresos (y poder adquisitivo) de los consumidores, a la vez que ha obligado a los estados a realizar grandes desembolsos y endeudarse para mitigar la situación y evitar, en la medida de lo posible, el colapso. Sin tracción privada y con las finanzas del sector público comprometidas, el mundo se queda sin un motor potente que empuje la economía. Si a eso se agrega la posibilidad de tensiones entre países, en un mundo que se adivina más proteccionista que el previo al Coronavirus, la economía se recuperará, pero no con la velocidad de otras ocasiones.
Son malas noticias para las divisiones cargo de las líneas aéreas. Normalmente, la industria de carga aérea crece mucho más rápidamente que los otros modos de transporte en estos contextos de recuperación económica. La explicación es lógica: la producción y la demanda de bienes crecen y las empresas necesitan reponer stocks rápidamente, tanto de productos terminados en las góndolas, como de materias primas e insumos para la producción. Los buques resultan demasiado lentos, aparecen las urgencias de abastecimiento y el volar pasa de ser un lujo a convertirse en una necesidad para evitar perder cuota de mercado.
Pero si la recuperación económica se ralentiza, este efecto se ve seriamente comprometido. Con una economía mundial que se amolda más lentamente a la nueva realidad, las empresas también pueden adaptarse con más tiempo a la evolución de la demanda, planificar más y evitar corridas y urgencias para así aprovechar mejor los medios de transporte más económicos, como el marítimo y el terrestre.
De esta forma, es probable que esta vez la industria aérea no goce de los beneficios de un rebote de la economía, como está acostumbrada, aunque sí enfrentará el desafío de distribuir mundialmente una eventual vacuna contra el COVID-19, en caso de que finalmente se den las aprobaciones sanitarias y gubernamentales para algunas de las que están en fase de prueba.