Conocida mundialmente, la del Tren a las Nubes es sin lugar a dudas una de las excursiones más famosas que la industria turística de nuestro país tiene para ofrecer, y si no fuera por su elevado costo (que la deja fuera del alcance de los bolsillos más gasoleros), podríamos decir que es uno de los puntos obligados cuando uno visita la ciudad de Salta desde la que parte.
Más allá del precio de la excursión hay que tener en cuenta que hay otras restricciones vinculadas a la salud. Si bien no hay contraindicaciones médicas puntuales, hay que considerar que buena parte de la excursión se realiza en altura, y por tanto durante el trayecto es probable que se sufran los efectos del apunamiento, para lo cual se recomienda no realizar esfuerzos físicos, llevar agua, caramelos o chicles para mascar, y comer liviano y no tomar bebidas alcohólicas la noche anterior. El asado con tinto, entonces, mejor que quede para celebrar al regreso.
Sin bien hace años atrás la excursión era enteramente en tren saliendo desde Salta, en la actualidad el estado de las vías lo hace imposible, por lo que el trayecto hasta San Antonio de los Cobres se hace en micro, y por supuesto le quita mucha de la magia que esta aventura debería tener. Una buena cantidad de viaductos y túneles por los que avanzan las vías no podrán apreciarse al tener que esquivarlos siguiendo la ruta.
Para realizar el paseo habrá que madrugar mucho. El checkin de los pasajes se lleva a cabo en la estación de trenes de Salta a las 6:15 de la mañana. Allí la organización asignará al visitante a alguno de los micros estacionados afuera, los cuales están identificados por colores. Desde allí se parte para llegar a la primer parada de la excursión cuando aún no salió el sol.
Campo Quijano es un pueblo ubicado a 30 kilómetros al oeste de Salta íntimamente vinculado con el Tren a las Nubes desde sus inicios. A pesar de que hoy en día es uno de los que yo llamo «puntos artificiales» de la excursión, (esos que están totalmente armados para que los turistas gasten plata) el pueblo en sí tiene una historia autóctona, destacándose el monolito donde descansan los restos del ingeniero Maury, uno de los creadores del ramal ferroviario C-14, como se denomina a este tendido de vías que cruzaba hasta Chile.
Luego se hace una parada en medio de la ruta para poder fotografiar una de las estructuras más impresionantes del recorrido: con sus 200 metros de extensión el viaducto El Toro es el más largo de la formación.
La última parada antes de llegar a San Antonio de los Cobres, ciudad en la que se transborda al tren propiamente dicho, es el paraje El Alfarcito, el punto más interesante del tramo en micro, no sólo porque es el lugar donde se degusta el desayuno preparado con productos regionales (incluido en el precio de la excursión), sino porque aquí el visitante se enterará de la obra de la Fundación El Alfarcito y su creador, el padre Chifri.
Este paraje es el centro de la Quebrada del Toro ya que allí se instaló el mercado de artesanos, donde se venden los productos que fabrican los pobladores de los alrededores. Es un buen lugar para comprar artesanías, porque se trata de artesanías reales, por lo que son piezas únicas que incluso tienen identificado a su creador (si se observan objetos similares se notarán diferencias entre sí, justamente por no ser producto de un proceso industrial) .
Allí funciona desde 2009 la Fundación El Alfarcito que busca darle herramientas a los vecinos para que puedan generar emprendimientos sustentables que les permitan vivir de sus capacidades sin necesidad de tener que recurrir al desarraigo que la emigración significa. Para ello las acciones de la fundación se focalizan en la capacitación y la educación.
El colegio secundario de El Alfarcito funciona también como albergue, posibilitando que los adolescentes de los alrededores lleguen y se instalen toda la semana, evitando la deserción escolar producto de la imposibilidad de ir y venir a clases todos los días.
A medida que los micros avanzan por la ruta 51 el turista tiene oportunidad de admirar el paisaje que lo rodea, a través de lo que es el Valle de Lerma y la mencionada Quebrada del Toro. Aunque a veces no se note, la vía va acompañando el camino, ya sea a un lado o al otro, hasta llegar a San Antonio de los Cobres.
El costo de la excursión en sí puede bajarse considerablemente si uno opta por contratar únicamente el tramo en tren, para lo cual deberá llegar por sus propios medios hasta la estación ferroviaria de San Antonio de los Cobres, punto en el que hay que estar antes de las 12 del mediodía, hora a la que está programada la partida del ferricarril.
Pero de esa parte de la excursión hablaremos en el post de la semana que viene.