En el extremo sureste de Canadá, a orillas del lago Ontario justo allí donde este se divide virtualmente para separar la porción estadounidense de la canadiense, se enclava este tranquilo pueblo cuya arquitectura parece digna de película.
Niagara on the Lake tiene una población de unos 17600 habitantes según el censo de 2016, y si bien en la actualidad es más bien una localidad turística, en el pasado supo tener gran relevancia, al punto tal de haber ostentado el título de capital de Canadá bajo su antigua denominación de Newark, privilegio que tuvo que ceder en 1812 a causa de su ubicación geográfica.
La importancia del pueblo radica no tanto en ser una localidad fronteriza, sino en el valor estratégico que presentaba al estar en la desembocadura del Río Niágara, importante vía de acceso acuático hacia el interior de Estados Unidos. A través de navegar el río primero, y el lago después, los vapores lograban salir al Atlántico y por tanto Niagara on the Lake se convertía en el punto de control ideal para semejante tráfico comercial.
Así las cosas, no es de extrañar que este fuera el epicentro de la guerra entre Estados Unidos y Canadá, de la cual los mejores registros son los fuertes levantados a una y otra orilla del río, y desde los cuales ambos bandos se dedicaban a cañonear la ciudad enemiga. Esto mismo motivó la mudanza de la capital nacional a la actual Toronto (en aquellas épocas llamada York). De hecho la ciudad fue atacada y destruida por los norteamericanos durante la guerra, por lo que debió levantarse de nuevo, casi desde cero.
Hoy solo quedan los recuerdos de aquellos días, vivos aún dentro del Fort George que fue el escenario de aquellas operaciones, y Niagara on the Lake es un destino turístico por excelencia en Canadá, y casi un paso obligado cuando se va a visitar las Cataratas del Niágara, a solo unos minutos en auto. Y como tal, la oferta de actividades para el turista es amplia y variada.
Caminar por el casco histórico del pueblo.
Insisto, y no me canso de repetirlo. La única forma de conocer bien un lugar, es caminarlo. Y este pueblo es ideal para eso. Amplios espacios verdes, calles muy tranquilas, vistosas casas e iglesias, el campo de golf y la costa del espléndido lago Ontario desde la que se llega a divisar la urbe de Toronto, en la lejana orilla opuesta. Todo invita a una relajada caminata.
Running e Historia en las Barracas de Butler.
Ideal para caminar o correr al aire libre, este parque es un sitio histórico que funcionó largo tiempo como emplazamiento militar de vital importancia, y que hoy puede recorrerse a pie o en bicicleta. En este link vas al post con todos los detalles.
El Fuerte George.
Por lejos, el Fuerte George es el plato fuerte del pueblo, y por supuesto, que valga la redundancia. A nivel histórico es seguramente el lugar más importante porque fue el centro de la guerra de 1812. A nivel cultural hoy es un museo donde puede entenderse un poco más aquella guerra, y cómo era la vida militar en el siglo XIX. A nivel atracción es un lugar que seguro les va a encantar a los chicos. Por supuesto, el Fort George tuvo su post exclusivo en el blog, al que accedés desde acá.
El Museo de Niagara on the Lake.
Si hablamos de cultura tenemos que hablar de museos. Y Niagara on the Lake tiene el suyo propio que busca preservar elementos y documentos del pasado del pueblo. De hecho posee una de las más importantes colecciones históricas de Ontario, incluida una muestra sobre la Primera Guerra Mundial, entre otras que dan testimonio de cómo fue la vida en esta región del planeta a través de los años. Para más datos se puede visitar la web del museo.
Visitar las Cataratas del Niágara.
Famosas y bien conocidas a través de la publicidad y las películas, las Cataratas del Niágara están a menos de 25 km. del pueblo y son un excursión más que obligada. Son varias las actividades que se pueden realizar aquí, como navegar el río para acercarse a los saltos de agua, o incluso caminar por detrás de la cortina. Por supuesto, también se las puede apreciar desde la mismísima calle costanera, sin pagar un solo dolar canadiense por eso.
Visitar Bodegas y probar vino de hielo.
Esta zona del país es propicia para la producción vitivinícola, por lo que no es de extrañar la gran cantidad de opciones que hay para visitar bodegas. Esto incluye desde vinos a base de cepas clásicas, como también whisky. Y por supuesto, algo que sólo se encuentra aquí y en Alemania: el icewine, la especialidad canadiense de la que te cuento en este otro post al que accedés desde acá.
Ir al Teatro: El Shaw Festival
Dentro de la oferta cultural que Niagara on the Lake ofrece, el teatro es de gran relevancia. Con tres teatros a lo largo del pueblo, el Shaw Festival se realiza desde 1962, y en la actualidad tiene gran prestigio por las obras que pone en escena.
Probablemente si solo se quiere conocer el pueblo, donde recomiendo caminarlo y visitar su fuerte, con una estadía de un fin de semana será más que suficiente. Por supuesto, hay que guardarse al menos medio día para hacerse una escapada hasta Niagara Falls y conocer las cataratas. Luego, todo dependerá del gusto del visitante, y el programa que quieran llevar adelante.