Visita al Congreso Nacional en La Noche de los Museos.

El Congreso Nacional que hoy todos conocemos, ubicado en la manzana delineada por la Av. Entre Ríos, la Av. Yrigoyen, la Av. Rivadavia y la calle Combate de los Pozos fue inaugurado en el año 1906 por el presidente José Figueroa Alcorta a pesar de no estar finalizada la obra (cuyos trabajos de construcción culminaron 40 años después, en 1946).  Sin embargo, el proyecto se había iniciado mucho antes. Fue en 1889 que el entonces presidente Juárez Celman envío el proyecto de ley para la creación de una sede definitiva para el Poder Legislativo nacional que, hasta ese momento había sesionado en el recinto de la legislatura porteña (en la Manzana de las Luces) primero, y en la actual Academia Nacional de Historia (sobre Balcarce, a una cuadra de la Casa Rosada) después.

El imponente edificio, obra del arquitecto italiano Victor Meano, con su impresionante cúpula de 80 metros de alto que corona esa zona de la Ciudad de Buenos Aires, ha sabido ser a lo largo de la historia reciente protagonista de la vida política del país, con escándalos y manifestaciones incluidas. Un lugar que sin dudas hay que ir a conocer, y que yo tuve la oportunidad de visitar durante la Noche de los Museos de 2010, una propuesta cultural cada vez más popular y de mayor alcance, donde los museos y muchos edificios públicos abren sus puertas gratuitamente.

El palacio del congreso era una de las figuritas más deseadas esa noche de junio y por tanto la espera en la cola para ingresar se hizo larga, pero bien valió la pena. El recorrido se inició en las salas de la cámara de diputados donde pudimos recorrer el Salón de los Pasos Perdidos, que es la ante sala del recinto, al que no pudimos acceder pero sí pudimos fotografiarlo desde una de sus puertas.

En el famoso Salón de los Pasos Perdidos impresionan los enormes cuadros del presidente Roca inaugurando las sesiones legislativas y de los constituyentes del ’53. Además en aquella ocasión había una muestra de cuadros expuesta, aunque muchos se extasiaban inspeccionando el mobiliario y, quizá, pensando en qué famosa personalidad de nuestro país se habría sentado en aquellas sillas, y en qué circunstancias.

También tuve oportunidad de visitar la cámara de senadores y su antesala, el Salón Eva Perón, que fuera la sala de reuniones de las primeras seis senadoras argentinas que fueron admitidas en el cuerpo legislativo en 1952. En conmemoración a este hecho histórico es que se mantienen los tonos rosados en su decoración.

Al igual que en Diputados, al recinto de la Cámara de Senadores no pudimos acceder, pero sí pudimos apreciarlo desde una de sus puertas, desde la que queda claro a simple vista la menor cantidad de bancas con respecto a la cámara baja. Es que mientras que los diputados son representantes directos del pueblo, los senadores representan a sus provincias, por tanto la cantidad de los legisladores que la componen es mucho menor. Y como se puede apreciar a diario en los noticieros, sus discusiones son mucho más ordenadas que las de los diputados.

Ambos recintos, igualmente, cuentan con galerías y palcos desde donde tanto la prensa como los ciudadanos pueden presenciar los debates.

La Noche de los Museos fue una excelente ocasión para conocer el Palacio del Congreso por dentro, sin embargo se trató de una recorrida abreviada y muy llena de gente, por lo que en realidad sirvió a modo de «aperitivo». Amerita hacer una visita guiada más detallada, pero para eso habrá que esperar a que se levante la cuarentena.

 

 

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