Aerolíneas Argentinas se fusiona con Austral y… abre una Unidad de Cargas.

En el día de ayer se conoció oficialmente la noticia sobre la fusión de Aerolíneas Argentinas con Austral, dos líneas aéreas que si bien pertenecían al mismo grupo de empresas estatales (y a las que solía nombrarse genéricamente como «Aerolíneas») en realidad eran dos empresas separadas.

La decisión llega derivada de la crisis en que el Coronavirus ha inmerso a la industria aeronáutica mundial, y a la cual nuestro país y su línea de bandera por supuesto no son ajenos. En este contexto es que finalmente se toman medidas con objetivos que a todas luces son sanos: buscar la eficiencia y con ello el ahorro de costos y la maximización de los ingresos. A estos puntos me permito agregarle algo presente en toda fusión: la búsqueda y aprovechamiento de sinergias.

En eso hizo justamente hincapié el presidente del grupo, Pablo Ceriani, cuando en una carta al personal recalcó que el año pasado se registraron pérdidas por USD 680 millones, y que este año, sin ingresos durante varios meses al no poder operar vuelos regulares, el déficit será aún mayor, y el esfuerzo del Estado Nacional para sostener la situación está «al borde de ser imposible». En palabras de Ceriani, eso hace imperioso que la compañía opere con su máxima eficiencia, y por tanto la duplicación de estructuras y procesos no tiene razón de ser.

En honor a la verdad, que la duplicación de estructuras y procesos no tenga sentido no es algo relativo a la situación generada por la pandemia, y en general cuando un grupo empresario mantiene compañias separadas se debe a que cada una se dedica o especializa en cuestiones diferentes. De lo contrario la tendencia natural es la fusión para eliminar esas ineficiencias que ahora el Grupo Aerolíneas pretende atacar, cuestión en la que si no avanzó hasta ahora tiene más que ver con decisiones políticas que con razones económicas o empresarias.

Seguramente la empresa como tal saldrá beneficiada (y con ello también el Estado Nacional que la financia y los contribuyentes argentinos que aportamos a ese financiamiento con nuestros impuestos). Pero sin dudas será un proceso difícil, y como en cualquier fusión habrá ganadores y perdedores. Si bien Ceriani habla de que en el proceso se preserven los derechos de los trabajadores, hay una realidad que no se le escapa a nadie: La eliminación de la duplicación de estructuras implica o poner esos trabajadores «duplicados» en otra función, o bien eliminar el puesto de trabajo.

En ese sentido la dirección de la línea de bandera se propone avanzar en dos proyectos que aportarán a generar mayores ingresos y que, seguramente, deberían además crear nuevos puestos, aunque al ser tan específicos habrá que ver cuántos de los que pertenecen a estructuras duplicadas estarán capacitados para tomar otros roles. Esas dos medidas son crear una unidad de negocios de mantenimiento, algo muy interesante y que le permitiría a Aerolíneas brindar servicios a otras compañías aéreas que operen en el país, y crear una unidad de negocios de carga que aproveche las experiencias adquiridas en las operaciones especiales a Shanghai, cuya viabilidad económica ya analizamos en este post al que accedés desde este link.

Y acá paro la pelota para destacar lo extraño de este último anuncio, porque Aerolíneas Argentinas ya tiene (siempre tuvo, al menos desde que tengo memoria) una división de cargas. Es verdad que la empresa no tiene flota carguera, pero como ya expliqué en un post anterior, los aviones de pasajeros transportan también carga, y son los empleados de la división cargo de Aerolíneas, con los que trabajo desde hace más de una década, los que se encargan de vender y organizar el espacio en las bodegas de sus aviones. Ni hablar del trabajo que tienen cada año durante la temporada de arándanos, cuando sus vuelos, además de ir llenos de pasajeros que van a vacacionar a Miami, salen atestados de fruta.

Habrá que esperar un poco para tener mayores precisiones al respecto de a qué se refieren los directivos cuando hablan de crear una unidad de negocios de carga. Evidentemente tienen pensado reestructurar la ya existente, seguramente potenciarla. Incluso quizá estén pensando en dotar a la línea de bandera con aviones cargueros, lo cual ya es palabra mayor y habrá que analizar en detalle la conveniencia o no, siendo que el mercado argentino hasta el momento tenía una alta sobreoferta de bodega aérea, lo cual durante los últimos años provocó que las tarifas de salida desde Argentina cayeran cada vez más y que a los operadores que traían cargueros a Ezeiza se les hiciera muy difícil llenarlos.

Claro que todo esto tenía lugar antes del Coronavirus. Ahora es incluso incierto qué líneas aéreas sobrevivirán la crisis, y de ellas, cuáles operarán en Argentina y con qué frecuencia. Una cosa es segura: al menos en el mediano plazo la oferta de bodega aérea disminuirá con respecto a lo que estábamos acostumbrados, el factor de ocupación en las bodegas será más elevado y con ello, las tarifas se irán al alza. Las líneas, tanto Aerolíneas como cualquier otra, deberán monitorear de cerca la situación, hacer sus mejores estimaciones y, llegado el momento, tomar las decisiones adecuadas. Porque si de algo no hay dudas, es que una vez pasado el COVID-19 todos deberemos adaptarnos a un mundo nuevo.

 

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