Maimará, Jujuy: Un hermoso pueblo «escondido» en la Quebrada de Humahuaca.

«Los turistas pasan por la ruta desde Purmamarca hasta Tilcara y no se detienen» era la queja constante que se podía escuchar en Maimará durante mi primer visita al NOA. Los habitantes del pueblo cuyo nombre en lengua indígena significa «estrella que cae» tenían razón: Por la RN9 que recorre la Quebrada de Humahuaca en aquella zona del país, los autos pasaban por el costado del pueblo a gran velocidad, en dirección hacia la vecina (y super promocionada) Tilcara, a sólo 7 km de distancia; o quizá hacia la también hiper conocida Humahuaca, sin prestar ninguna atención al desvío que se abre hacia la derecha.

La verdad es que yo tampoco hubiera reparado en esta localidad de no ser por una eventualidad de aquél viaje, en el que terminé intoxicado durante mi estadía en Purmamarca, pueblo que apenas cuenta con una sala de primeros auxilios. Hubo que agarrar el auto y trasladarme varios kilómetros hasta Maimará, donde se encuentra el hospital público que da servicios en la zona y que, hay que decirlo, al menos en aquellos tiempos tenía una atención excelente. Así descubrí este lugar que me sorprendió no sólo por su excelente centro de salud, sino por la belleza que escondía. Era claro que tendría que volver.

Maimará es un pueblo que no goza de los beneficios del marketing que tienen sus vecinos pero que bien merece una visita. Es opción para pasar unas horas conociendo el pueblo y quizá realizando alguna caminata, pero también puede ser una alternativa para alojarse con precios más económicos que en Tilcara, como hicimos nosotros. Eso sí, en ese caso hay que tener en cuenta que, si bien tiene fuertes aspiraciones, aún no es una localidad turística en sí misma, y que todavía depende de su vecina en cuanto a infraestructura: desde llevar la ropa a la lavandería hasta salir a comer afuera requerirán agarrar el auto y salir a la ruta.

Sin embargo, dejando estos detalles de lado, Maimará es un punto ideal para todo aquél que quiera algo de paz. Es un pueblo tranquilo y muy silencioso, donde todo parece darse en cámara lenta, y que invita a recorrerlo a pie para admirar su arquitectura colonial, y por supuesto, los asombrosos colores de la montaña que tiene justo en frente.

El mirador del Monolito, al que se accede desde la ruta 9 en las afueras del pueblo, es un punto ideal desde el que se puede apreciar la «Paleta del Pintor», como se le llama localmente a este tramo de la ladera que parece pintado a mano. Pero la belleza de estos colores también puede apreciarse desde la vieja ruta (que hoy es la avenida principal del pueblo) y es el mayor atractivo del lugar.

Quienes quieran algo de aventura podrán realizar una caminata por los alrededores hasta llegar al Puente Natural, una formación geológica con forma de puente creada por años de erosión. O bien si se animan a cruzar al Río Grande podrán tener una hermosa imagen panorámica del pueblo.

Un atractivo diferente se levanta al costado de uno de los tres accesos al pueblo, rodeando un cerro. Se trata ni más ni menos que del cementerio de Maimará, que llama la atención incluso desde la ruta por sus bóvedas y su curiosa arquitectura de comienzos del siglo XX. Según dicen, es una de las necrópolis más interesantes de la Quebrada, donde destacan también las coloridas flores que le pelean al paso del tiempo y parecen siempre nuevas gracias a un proceso de desecación.

Un pueblo pequeño y sereno, rodeado de unos paisajes impresionantes, que bien vale la pena para realizar una parada en nuestro recorrido por la majestuosa Quebrada de Humahuaca.

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