Mi última estadía en Miami fue en el hotel Spring Hills, ubicado en la zona del aeropuerto y en una zona bastante solitaria, sin centros comerciales cercanos, por lo que al alojarse aquí es casi mandatorio contar con movilidad propia.
La habitación es bastante amplia. Cuenta ni bien entramos con un primer ambiente donde por un lado se encuentra el living hacia la derecha (un cómodo y amplio sillón con una mesita ratona de proporciones), y una cocina – escritorio a la izquierda.
Debajo de la mesada están la heladera y el microondas. Para aprovisionar la heladera una opción será comprar en la tienda de insumos que está justo detrás de la recepción, donde se pueden encontrar snacks, bebidas y golosinas, incluyendo helados. Eso sí, comida nada (pensando en el microondas, claro).
La habitación completa está diseñada para aprovechar al máximo los espacios, este rincón cocina-escritorio es buena muestra de esto, a lo que se suma la posición de la TV colgada de la pared sin más, y el baño del que ya hablaremos. El problema acá se da en la luminosidad, ya que el escritorio queda escondido en un rincón donde la luz del sol no llega, y entonces termina siendo oscuro a toda hora del día, obligándote a trabajar con la lámpara prendida.
El segundo ambiente es el cuarto en sí donde la cama (de por sí grande) entra con lo justo. El gran punto en contra es que el enorme aire acondicionado está ubicado casi pegado a la misma, con lo cual por la noche tuve que apagarlo directamente.
Frente a la cama está la bacha que cuenta con una mesada que es bastante amplia, todo fuera del baño y al lado del armario, dentro del cual está la tabla de planchar. Una gran solución para lograr mayor comodidad ya que el baño en sí es diminuto, tanto que la puerta es corrediza como única opción para poder moverse en ese ambiente donde están el inodoro y la ducha (con mampara también corrediza, por supuesto).
Para darles una mejor idea, en esta foto muestro bien la distribución de la habitación, vista desde el living.
Los puntos en contra del hotel, además de la ubicación para quienes no pasan una noche entre vuelo y vuelo y entonces necesiten estar cerca del aeropuerto, son que no hay caja fuerte ni agua de cortesía, y en cuanto a comfort, no hay tomas en las mesitas de luz por lo que quienes estén habituados a usar el celular como despertador y cargarlo por la noche, tendrán que dejarlo alejado y saltar de la cama para poder silenciar la alarma.
En la planta baja frente a los ascensores hay una especie de sala de estar con algunas mesas y un mostrador con café y té, donde uno puede servirse a gusto. Más allá el bar, que aunque estuve alojado cuatro noches no llegué a probar.
El hotel esta ubicado sobre la laguna frente al aeropuerto, por lo que en la parte de atrás cuenta con una galería techada donde se puede pasar un buen rato a la tarde. Eso sí, si deciden salir a matear estén atentos y tengan cuidado con los cocodrilos y las serpientes…
Lógicamente, por su ubicación el Spring Hills trabaja mucho con el aeropuerto, y por supuesto tiene un servicio de shuttle gratuito. En el caso de los arribos hay que llamar por teléfono para coordinar un punto de encuentro, mientras que cuando uno debe ir para tomar un vuelo no hay un schedule fijo, sino que también debe coordinarse con la recepción.
Se agrega entonces una opción más cuando tengas que viajar vía Miami y quieras alojarte cerca de la terminal aérea.