Visitamos la histórica Casa de Casco, en Chascomús.

En la calle Sarmiento, justo frente a la plaza principal de la ciudad, se levanta la casa que don Casco construyó en 1833 y que hoy en día es considerada como uno de los lugares históricos más relevantes de Chascomús. De estilo colonial, levantada con ladrillos revocados con adobe y caracterizada por no tener ochavas en las esquinas, esta vivienda es de las primeras construcciones de material que hubo en la ciudad, y entre sus paredes guarda historias realmente trágicas.

La primera de ellas tiene que ver directamente con los motivos de su construcción, algo que de por sí ya dice mucho. Vicente Casco nació en Asunción del Paraguay en 1776 donde se dedicó al negocio de la yerba mate y las maderas, pero en abril de 1809 se afincó en el sur de Buenos Aires donde conoció a Francisca Girado, con la que se casó en 1811. A partir de este casamiento Casco se hizo de una cuantiosa fortuna y de una familia de 16 hijos. Eran épocas difíciles en la frontera sur donde los malones eran cosa corriente, y en uno de ellos su casa fue atacada y uno de sus hijos, Domingo, raptado. Nunca más se lo volvió a ver.

A consecuencia de estos sucesos fue que los Casco decidieron construir su casa de material, con la particularidad además de tener dos pisos, accediéndose a la planta superior a través de una escalera desmontable desde arriba. El objetivo era la seguridad familiar, y que en caso de un malón pudieran subir arriba y remover la escalera, cuestión que los invasores no pudieran llegar hasta ellos.

Otra particularidad arquitectónica es que la casa tiene dos patios. El principal estaba conectado con el zaguán y rodeado de las habitaciones principales funcionaba como el lugar de encuentro para la familia. El patio de servicio por su parte era el espacio del servicio doméstico que estaba compuesto por esclavos.

El lugar de reunión cuando había visitas y fiestas (llamadas tertulias) era la sala, ambientada con un juego de sillones que se utilizaron en el Honorable Consejo Deliberante de la ciudad, un mueble de roble del Siglo XIX y un pianoforte, entre otras reliquias. La vistosa lámpara de cristal de vidrio también es del mismo siglo y hoy en día sigue llamando la atención.

Pero si hablamos de la sala y sus tertulias tenemos que hablar también de la más macabra de las que allí se celebraron. En aquella época Juan Manuel de Rosas gobernaba la provincia de Buenos Aires con mano férrea, en medio de la guerra civil que enfrentaba a federales y unitarios. Fue en este contexto en que se dio la Batalla de Chascomús, en la que las fuerzas rosistas aplastaron el levantamiento de los Hacendados al que Casco ayudó con armas y ganado. La fiesta por la victoria federal se celebró en esta misma sala, mientras que su dueño fue fusilado en Santos Lugares acusado de alta traición a la Patria.

La cocina depara una sorpresa. Más allá de la puesta en escena representando cómo se habría visto aquella habitación en la época en que la casa estaba habitada, en una de las paredes hay un enorme árbol genealógico que muestra las derivaciones de la familia Girado. Toda una obra de arte, así que cuando estén por ahí no se olviden de abrir sus dos hojas para poder contemplarla.

Otro atractivo de la Casa de Casco radica en haber sido el escenario en el que se filmó la famosa película Camila, con Imanol Arias y Susú Pecoraro. Un film que retrata a la sociedad de aquella época y su reacción ante una relación prohibida.

Mucha historia entre estas paredes la hacen merecedoras de una visita. La casa permanece abierta al público de lunes a viernes entre las 8 y las 15 hs; y los fines de semana  de 10 a 14 y de 18 a 20 hs.

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