Visitamos la Finca Sala Vive para probar sus espumosos.

La excursión en sí se llama «La Ruta del Vino y del Queso» así que si había algo que estaba claro era que íbamos a probar algo de todo eso. Así salimos a la ruta desde la ciudad de Querétaro para llegarnos hasta la Finca Sala Vive, famosa en todo el mundo por sus espumosos.

De propiedad de la familia Freixenet, esta bodega cercana a San Sebastián Bernal cuenta con 50 hectáreas plantadas en su Viña Doña Dolores donde producen la uva tanto para las variedades blancas como para las tintas. Además cuenta con una enorme cava a 25 metros de profundidad que mantiene las condiciones ideales de temperatura y humedad.

Se trata de una empresa familiar de origen catalán que nació a fines del Siglo XIX por la unión de dos familias íntimamente ligadas a la industria vitivinícola. El casamiento de Pere Ferrer y Dolores Sala marcó el inicio de este emprendimiento que hoy tiene reconocimiento mundial, especialmente por sus espumosos elaborados bajo el método tradicional de la champaña francesa.

La bodega que pudimos visitar en México es una de las 18 que la familia tiene distribuida en 7 países diferentes, y aquí además de los espumantes se producen variedades de vino tinto y blanco.

El establecimiento maneja también diferentes tipos de vinos, como ser los más jóvenes, los que se añejan en barricas y, por supuesto, los espumosos. Lo que se llama la «crianza» de estos vinos se da en la cava subterránea a la que se tiene acceso por una larga y delicadamente iluminada escalera.

Allí abajo, en un ambiente especialmente cuidado, se podrán encontrar tanto barricas como botellas cuidadosamente dispuestas en posición horizontal y alejadas de la cualquier fuente de luz que pudiera influenciarlas nocivamente.

Bajo tierra también se ubica la cava privada de la familia Ferrer que contiene botellas de vinos seleccionados guardadas desde 1996, una por cada año de cosecha. Así como se los ven, cubiertos de polvo y casi abandonados, estos recipientes contienen litros del mejor líquido que la finca haya producido, esperando quizá para ser abiertos en alguna ocasión más que especial.

Vedado tras las rejas, el recinto puede utilizarse también para algún evento de gran importancia.

Pero como decíamos antes, la estrella del lugar es el vino espumoso, elaborado bajo los más estrictos y tradicionales estándares. En realidad no se trata ni más ni menos que de un vino común al que, una vez embotellado, se le agregan levadura y azúcar para lograr una segunda fermentación y la producción de las tan ansiadas burbujas.

Quienes gusten de este tipo de bebidas tendrán que pasar por la Finca Sale Vive casi obligadamente. Si van por su cuenta las visitas pueden agendarse a través de la página web de la bodega, e incluso hay varias opciones de tours para realizar, según el gusto e interés de cada uno, que hasta incluyen la posibilidad de pasear en carruaje por los viñedos.

Y claro que si sólo quieren probar, pueden optar por una degustación. Eso sí, tengan en cuenta que el precio de la visita guiada ya la incluye, y que además te llevás la copa de recuerdo.

Así que, sin mucho más que agregar, ¡Salud!

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