Sobre la mítica Ruta 40, casi exactamente a la mitad del camino entre los pueblos de Molinos y Cachi de los que ya hablamos y podes acceder a los posts clickeando en los respectivos links, nos encontramos con otro interesante poblado de los Valles Calchaquíes.
Seclantás, cuyo nombre se cree que proviene de una tribu de indígenas calchaquíes, es el único pueblo de la zona que está ubicado sobre la margen derecha del río Calchaquí, mientras que todos los demás están del lado izquierdo. Para ingresar al mismo, entonces, es necesario cruzar un amplio puente que nos deposita en la calle central, que es una de las muy pocas que existen, de hecho.
El origen del pueblo se remonta a la primera mitad del Siglo XIX a partir de la construcción de la iglesia en la propiedad de Antonio Ibarguren que se diera a finales del siglo anterior. Fue alrededor de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Seclantás que a partir de 1853 se comenzó a formar el caserío.
No se trata de la única, porque aunque realmente pequeño, a falta de una el pueblo cuenta con tres iglesias. La segunda está en un terreno elevado, al final de la calle principial, y se trata ni más ni menos que de la capilla del cementerio, erigida en 1884. Ambas construcciones fueron declaradas como Monumentos Históricos Nacionales. En ese mismo punto da comienzo el Via Crucis cuyo recorrido uno puede divisar fácilmente, y en el cual se puede tener una linda vista panorámica del lugar.
Seclantás cuenta además con una particularidad histórica, como casi todo el NOA. Su plaza principal, llamada «De La Junta», en el año 1814 fue el punto de reunión de los patriotas de la zona que, constituyendo así la «Junta Vallista» partió en auxilio del general Belgrano en su retirada a Tucumán luego de las dorrotas en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma durante la Guerra por la Independencia.
Hoy pocos rastros de esos ajetreados días quedan en estas tranquilas calles coloniales donde todo se mueve con lentitud y los moradores saben hacer valer el tiempo. Aún así, Seclantás ofrece al visitante interesado mucho más de lo que se ve a simple vista. Quien viaje con tiempo suficiente para quedarse algunas horas podrá llegarse hasta la cercana Laguna Brealito, o conocer las ruinas indígenas El Churcal, el yacimiento arqueológico más extenso del norte argentino.
Ya con la necesaria ayuda de un guía y un vehículo 4×4 también podrían visitarse las Cuevas de Acsibi, nombre que en diaguita significa «Lugar de Fuego» y que hace referencia al color de las piedras en aquél lugar. Por último, al salir de nuevo a la ruta de regreso, el visitante se topará con la capilla Santiago Apostol.
Frenar el recorrido por los Valles Calchaquíes un rato y conocer este pequeño pueblo bien valdrá la pena para aquellos apasionados por la historia, los lugares coloniales y los que quieran respirar un aire puro lleno de total tranquilidad como para probar, quizá, qué se siente vivir en estos lugares, apartado del bullicio del resto del mundo que allí, parece insoportable.
Y luego de unos mates sí, estarán listos para salir a la RN40 y seguir viaje.
Una hermosura esos pueblos donde todavía existe la costumbre de dejar las casas sin llave, las bicis sin cadena y donde entras a comprar a un almacén y por ahí tardan en venir a atenderte, pero en ningún momento desconfian de que te hayas llevado alguna cosa mientras estuviste en soledad… Un viaje a los viejos buenos tiempos de la honestidad y la confianza.
Me gustaMe gusta
Gracias por tus palabras Laura! Coincido plenamente, es un viaje en el tiempo!
Me gustaMe gusta