A través de la historia y las diferentes geografías el ser humano siempre encontró la forma de expresarse a través del arte. Y es bien sabido que hay diferentes clases de arte. Uno de los lugares donde esto se hace patente y palpable es el barrio industrial de Wynwood, en la ciudad de Miami. Allí donde las calles estaban plagadas de depósitos hoy en día puede visitarse una de las «galerías de arte a cielo abierto» más importantes del mundo.
El distrito de Wynwood Walls nació en la mente de Tony Goldman, un empresario de bienes raíces dedicado a renovar y diseñar lugares, que allá por 2009 entendió que aquellas enormes paredes sin ventanas que se distribuían en esa zona de la ciudad eran el elemento ideal que haría posible la creación de una muestra de arte callejero sin precedentes. Básicamente, la idea era utilizar todos esos metros cuadrados de ladrillos como lienzos de pinturas.
La iniciativa convocó no sólo a artistas estadounidenses, sino que participaron personas de todas partes del mundo. Desde los vecinos de México hasta los lejanos Japón y Singapur, pasando por Brasil como representante sudamericano, las contribuciones para lograr que Wynwood Walls fuera lo que hoy puede verse llegaron de todo el globo.
Y lo que se logró es realmente destacable y le da definitivamente otro aspecto a la zona. Mientras uno camina por aquellas calles llenas de colores y expresiones es difícil imaginarse cómo sería el vecindario sin los graffitis que hoy lo decoran por todos lados.
Al 2500 de la NW Avenue se encuentra el epicentro de la muestra: un predio cerrado donde pueden verse varias obras concentradas en un mismo lugar, y donde hay salones con muestras de diferentes artistas, ya más allá del arte del graffiti.
Para el momento de mi visita, el espacio interior estaba reservado a Peter Tunney, un artista norteamericano autor de curiosos cuadros como el WTF, que por su vinculación con el medio aeronáutico mereció tener su foto en el blog.
Y claro, sobre los méritos de esta lámpara no tengo nada que explicarles…
Si no me la traje a Buenos Aires fue porque se me ocurrió que, a la hora de la limpieza, se me iba a complicar un poquitito…
Y allí nomás, en el parque, algo que no terminé de entender qué hace ahí ni qué representa, pero que por supuesto no podía dejar de fotografiar: un avión (o lo que queda de su estructura) y un felino encima suyo.
El distrito cuenta hoy en día con unas 70 galerías de arte en total, y como el público tiene que alimentarse hay buenas y diferentes opciones para comer y tomar algo; desde restaurantes italianos bien puestos hasta los food trucks de la feria.
Por supuesto, es lugar ideal para las selfies y las fotos pensadas. Es sólo cuestión de ser ocurrente y encontrar un hueco o momento sin gente para retratar lo que uno tiene en la mente, y por qué no, por un momento, y de alguna forma, interactuar con la obra y pasar a formar parte de ella.
Llegar a Wynwood Walls no es complicado. A unas 20 cuadras del centro de Miami lo más recomendable será optar por un Uber o taxi, aunque también se puede ir en transporte público ya que hay un colectivo que pasa por el vecindario. Si bien no es necesariamente peligroso, hay que tener en cuenta que los alrededores de la zona turística de Wynwood Walls pueden no tener el mejor aspecto. La recomendación cuando fui fue evitar ir a pie, porque mejor prevenir que curar.
Así pasamos por este pintoresco vecindario de Miami. Un lindo lugar para recorrer un par de horas, parar a almorzar o a tomar algo, y luego seguir viaje hacia otro punto de la ciudad. Pero de eso hablaremos en un próximo post.